El guionista de cómics británico Mark Miller ha logrado alcanzar un gran reconocimiento dentro del particular mundo de las historias de superhéroes. Comenzó a trabajar para la compañía DC Cómics a mediados de los años noventa colaborando en las, por aquel entonces, nuevas aventuras de Superman, Flash y La Liga de la Justicia. Su éxito fue tal que finalmente fue contratado por la competencia, la productora Marvel, y participó en la creación de las aventuras más recientes de Spiderman, X-Men o Los Cuatro Fantásticos. La proximidad que Miller ha mantenido con la industria del cine a través de todos estos personajes, unida a su popularidad en los últimos años, hacía casi inevitable que terminara embarcándose en un proyecto cinematográfico. Así que, cuando ideó Wanted sobre el papel, la decisión de adaptarla a la gran pantalla estaba tomada.
El director ruso Timur Bakmambetov, con diez años de experiencia en la cinematografía de su país aunque novato en el mercado norteamericano, fue el elegido para realizar la cinta. El film narra las peripecias de un contable aburrido de carácter débil y vida depresiva que termina convirtiéndose en el más hábil asesino a sueldo de una organización secreta cuyo objetivo es eliminar a las personas más peligrosas del mundo. Pero el resultado final es difícil calificarlo como “cine”. Con una estética a medio camino entre el videoclip y los juegos de videoconsolas, gustará exclusivamente a quienes se desgastan los dedos en la tarea de apretar las teclas de la play station o a quienes gustan de repetir a cámara lenta las escenas de esos juegos macabros con el único fin de apreciar hasta dónde salpica la última gota de sangre producto de sus disparos. Fuera de ambos grupos –que, sospecho, numerosos- es dudoso que pueda despertar interés, a pesar de que la fama mediática de su protagonista consiga que un considerable número de espectadores acuda a las salas de proyección. Por lo tanto, resulta innegable que no es una película para niños ya que el modo de recrearse en la violencia, sobre todo en su tramo final, la hace muy desaconsejable para los más pequeños.
El resultado final se puede tachar de decepcionante, no tanto porque la historia sea poco creíble (cuestión perdonable en este tipo de género) como porque el guión resulta ridículo. No es la imagen la que se sitúa al servicio de la trama sino al revés, con lo que el director se esfuerza sin éxito en mostrar imágenes espectaculares pero carentes de sentido, de modo que peca del peor defecto de una cinta de acción: el aburrimiento.
Angelina Jolie, Oscar a la mejor actriz secundaria por Inocencia interrumpida e intérprete de títulos destacables como El buen pastor o Un corazón invencible, encabeza el reparto. Le acompañan el joven James McAvoy, muy reconocido por sus trabajos en Expiación y El último rey de Escocia y el veterano Morgan Freeman –Paseando a Miss Daisy, Sin perdón-, cuya amplísima trayectoria profesional es de sobra conocida. Cabe concluir que ninguno de ellos debiera embarcarse en este tipo de filmes para adornar su curriculum.
Ahora que se comenta que Mark Miller baraja la posibilidad de llevar de nuevo a las salas a Superman, el superhéroe por excelencia, confiemos en que cambie de estilo. De lo contrario, es más que probable que la fama ganada con los cómics la pierda con el séptimo arte.
El director ruso Timur Bakmambetov, con diez años de experiencia en la cinematografía de su país aunque novato en el mercado norteamericano, fue el elegido para realizar la cinta. El film narra las peripecias de un contable aburrido de carácter débil y vida depresiva que termina convirtiéndose en el más hábil asesino a sueldo de una organización secreta cuyo objetivo es eliminar a las personas más peligrosas del mundo. Pero el resultado final es difícil calificarlo como “cine”. Con una estética a medio camino entre el videoclip y los juegos de videoconsolas, gustará exclusivamente a quienes se desgastan los dedos en la tarea de apretar las teclas de la play station o a quienes gustan de repetir a cámara lenta las escenas de esos juegos macabros con el único fin de apreciar hasta dónde salpica la última gota de sangre producto de sus disparos. Fuera de ambos grupos –que, sospecho, numerosos- es dudoso que pueda despertar interés, a pesar de que la fama mediática de su protagonista consiga que un considerable número de espectadores acuda a las salas de proyección. Por lo tanto, resulta innegable que no es una película para niños ya que el modo de recrearse en la violencia, sobre todo en su tramo final, la hace muy desaconsejable para los más pequeños.
El resultado final se puede tachar de decepcionante, no tanto porque la historia sea poco creíble (cuestión perdonable en este tipo de género) como porque el guión resulta ridículo. No es la imagen la que se sitúa al servicio de la trama sino al revés, con lo que el director se esfuerza sin éxito en mostrar imágenes espectaculares pero carentes de sentido, de modo que peca del peor defecto de una cinta de acción: el aburrimiento.
Angelina Jolie, Oscar a la mejor actriz secundaria por Inocencia interrumpida e intérprete de títulos destacables como El buen pastor o Un corazón invencible, encabeza el reparto. Le acompañan el joven James McAvoy, muy reconocido por sus trabajos en Expiación y El último rey de Escocia y el veterano Morgan Freeman –Paseando a Miss Daisy, Sin perdón-, cuya amplísima trayectoria profesional es de sobra conocida. Cabe concluir que ninguno de ellos debiera embarcarse en este tipo de filmes para adornar su curriculum.
Ahora que se comenta que Mark Miller baraja la posibilidad de llevar de nuevo a las salas a Superman, el superhéroe por excelencia, confiemos en que cambie de estilo. De lo contrario, es más que probable que la fama ganada con los cómics la pierda con el séptimo arte.
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