viernes, 28 de mayo de 2021

UNO DE NOSOTROS (Let Him Go)



La sociedad norteamericana se halla profundamente marcada por su Historia y, entre las señas de identidad que condicionan su forma de vivir y entender la realidad, se encuentra su pasado vinculado a la denominada “Conquista del Oeste”. Hasta podría afirmarse que se trata de un pueblo violento, si no fuera porque lo cierto es que toda la Humanidad lo es.  No obstante, dentro de esa violencia que marca su peculiar forma de ser, los estadounidenses reflejan una idiosincrasia propia, influida por los “western” y los duelos en “O.K. Corral”, que incluye esa estética de sombreros de cowboy y un personal modo de organizarse, con figuras como las de los “Sheriffs” con estrellas de puntas en sus chalecos. Este escenario no ha sido creado por el cine, ni tampoco hace referencia a tiempos pasados. Las películas se limitan a reflejar una realidad que perdura a día de hoy en muchas partes de Estados Unidos y, si algún aspecto hay que reconocerle, es que su industria cinematográfica sabe exponer sus conflictos y exorcizar sus demonios a través de largometrajes que ponen el dedo en la llaga.

“Uno de nosotros” es una cinta ambientada en la actualidad, pero que responde en muchas de sus premisas a un tradicional film del Oeste. La lucha entre el bien y el mal y la resolución de un conflicto por la vía del enfrentamiento hunden sus raíces en la esencia de un género que tan bien define a la sociedad en la que se inserta. Da igual que los ciudadanos ya no monten a caballo ni transiten por caminos polvorientos, porque la esencia sigue siendo la misma. En ese sentido, lo mejor de esta producción es que ofrece una trama honesta, bien narrada y apoyada en solventes interpretaciones, aunque casi en cada plano rezuma esa dosis de ADN que configura la denominada “Segunda Enmienda a la Constitución de Estados Unidos”, al reconocer el derecho de su ciudadanía a poseer y portar armas.

Un maduro matrimonio ha sufrido la pérdida de su hijo. El esposo, un sheriff ya jubilado, vive con su mujer en un rancho de Montana. Sin embargo, deciden dar un giro a su vida para rescatar a su nieto, que ahora reside en Dakota. El niño se encuentra bajo la tutela de la poderosa familia Weboy, dado que su nuera se ha vuelto a casar con otro hombre. La matriarca de ese influyente clan, tras descubrir las intenciones de los abuelos paternos, decide hacer todo lo posible para impedir que el niño regrese con ellos.

El realizador Thomas Bezucha se sitúa detrás de las cámaras y he de reconocer que su evolución me ha sorprendido gratamente. Hasta ahora lo había asociado a comedias mediocres de dudosa carga sentimental, como “La joya de la familia”, con Sarah Jessica Parker y Diane Keaton o “Monte Carlo”, con la cantante Selena Gómez, títulos que nada tienen que ver con el que nos ocupa, cuya intensidad y dramatismo marcan la diferencia con sus anteriores obras. Sin llegar a calificarse de  sobresaliente, logra entretener y ofrecer con solvencia una interesante combinación entre “thriller” y “western”. En cualquier caso, se aleja de los meros tópicos de los relatos de venganzas para ofrecer una narración más elaborada y compleja.

Uno de los puntos más reseñables es, sin duda alguna, su elenco de actores, encabezado por dos estrellas a las que admiro y que, además, han sabido adaptar sus papeles al paso del tiempo sin caer en el ridículo. Por una parte, Kevin Costner, excelente actor con una magnífica trayectoria artística, plena de destacadas interpretaciones que le han reportado dos Oscars por “Bailando con lobos” y de la que ha dado cumplida muestra en, entre otras, la imprescindible “J.F.K. Caso abierto” y las muy recomendables “Los intocables de Eliot Ness”, “Campo de sueños”, “Un mundo perfecto”, “Entre el amor y el juego” u “Open Range”. Aquí lleva a cabo un solvente trabajo.  Y por otra, Diane Lane, que me hechiza cada vez que veo “Cotton Club”. Debutó nada menos que de la mano de Sir Laurence Olivier y George Roy Hill en “Un pequeño romance” (1979) y sostiene con arrojo un gran porcentaje del peso del filme. Está francamente estupenda en su papel. Les acompaña Lesley Manville, candidata a la estatuilla dorada de Hollywood por su actuación en “El hilo invisible”.



miércoles, 26 de mayo de 2021

TREINTA AÑOS DEL ESTRENO DE "THELMA & LOUISE"

 


Se cumplen treinta años del estreno de la película “Thelma & Louise”, que el 20 de mayo de 1991 ya se pudo ver en el Festival de Cannes y pocos días después llegó a las carteleras de Estados Unidos y Canadá. Con un presupuesto de dieciséis millones de dólares, recaudó más de cuarenta y cinco solamente en Norteamérica.

Se trata de una cinta estadounidense del género "road movie", ideada y escrita por Callie Khouri, dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Geena Davis en el papel de Thelma y Susan Sarandon asumiendo el personaje de Louise. 

Otros de sus intérpretes son Harvey Keitel -que da vida al detective que investiga los crímenes de las dos fugitivas-, Michael Madsen -el novio de Louise-, Christopher McDonald -como el marido de Thelma- y Brad Pitt en su primer papel importante en Hollywood -el ladrón que engaña a las dos mujeres-.

El film obtuvo el Oscar y el Globo de Oro al mejor guion original, y fue candidato en las categorías de mejor dirección y mejor actriz para ambas protagonistas.




martes, 25 de mayo de 2021

CILLIAN MURPHY


Cillian Murphy nació en Cork el 25 de mayo de 1976. Actor irlandés de cine, teatro y televisión, es muy conocido por dar vida al personaje de Thomas Shelby en la serie televisiva inglesa “Peaky Blinders, que comenzó a emitirse en 2013. También ha participado en varias películas dirigidas por Danny Boyle y Christopher Nolan, dos de los realizadores británicos con mayor proyección internacional.

Debutó en el cine en “The Tale of Sweety Barrett” (1998). Actuó después a las órdenes de John Carney en “Al límite” (2001) y posteriormente obtuvo un notable éxito con “28 días después” (2002) de Danny Boyle. A partir de ese momento comenzó a destacar en importantes títulos como “La joven de la perla” (2003), “Cold Mountain” (2003) o “Batman Begins” (2005), su primera colaboración con Christopher Nolan.

Le hemos visto asimismo en “Vuelo nocturno” (2005) de Wes Craven, “Desayuno en Plutón” (2005) de Neil Jordan, “El viento que agita la cebada” (2006) de Ken Loach, “Sunshine” (2007) de nuevo con Boyle, o “En el límite del amor” (2008), de John Maybury.

Ha colaborado nuevamente con Nolan en “El caballero oscuro” (2008), “Origen” (2010), “El caballero oscuro: La leyenda renace” (2012) y “Dunkerque” (2017) y ha intervenido en “En el corazón del mar” (2015) de Ron Howard.





viernes, 21 de mayo de 2021

LA MUJER EN LA VENTANA (The Woman in the Window)



Comenzó la película con la tradicional fanfarria de la Twentieth Century-Fox y, durante aquellos escasos segundos, todo iba bien. Pero fue terminar la vigorosa y mítica composición musical de Alfred Newman e iniciarse un declive ininterrumpido que no concluyó hasta los títulos de crédito finales. Definitivamente, “La mujer en la ventana” es una mala película. Pésima, en realidad. Configurada como una especie de homenaje al maestro Alfred Hitchcock (las referencias a sus obras, trama incluida, son continuas), toma prestadas del gran mago del suspense algunas de sus señas de identidad, aunque sin la habilidad ni el ingenio necesarios para hacer buen uso de ellas y, sobre todo, sin un guion ni unos personajes sólidos sobre quienes poner en práctica las enseñanzas de célebre cineasta británico.

Confieso que me ha resultado especialmente doloroso ver esta propuesta, pues admiro profundamente a muchos de los profesionales que participan en semejante desastre. Para empezar, su director, Joe Wright,  responsable de uno de mis largometrajes fetiche, “Expiación”, que reviso con frecuencia porque me proporciona esa clase de felicidad que sólo el arte puede dar. “Orgullo y prejuicio”, la versión de “Anna Karenina” (2012) o “El instante más oscuro” constituyen otras muestras de su capacidad. Por ello, me resulta  de todo punto incomprensible que haya rodado una cinta construida sobre una narración tan absurda y cargada de clichés fallidos. En ocasiones sucede. Basta recordar a Francis Ford Coppola con “Jack” (1996) y a Ridley Scott con “La teniente O'Neil” (1997), que sumieron al público en la perplejidad al rodar tales calamidades en pleno uso de sus facultades.

Sea como fuere, “La mujer en la ventana” se acaba de estrenar en Netflix ofreciendo un plantel de estrellas impresionante y, en consecuencia, generando unas altas expectativas que, tristemente, degeneran en un batacazo monumental. El modo en que los personajes entran en escena es chapucera y hasta irritante. Las secuencias de pretendido terror representan una mala copia de la más casposa producción de serie “B” (por no decir “Z”). Pero, por encima de todo, es el constante tufillo a medio camino entre el citado homenaje y el revisionismo hitchconiano el que termina cabreando al verdadero admirador de su legado. A Alfred Hitchcock no hay que readaptarlo al cine moderno, y en pleno siglo XXI es posible revisionar sus mejores trabajos sin que pierdan un ápice de calidad.

Una psicóloga infantil que padece agorafobia deja transcurrir el tiempo encerrada en su domicilio de Nueva York bebiendo vino, mientras ve viejas películas y espía a sus vecinos. Un día, mirando por la ventana, se convierte en testigo de un crimen cometido en la casa de enfrente, iniciándose a partir de ese momento su desesperado intento por aclarar lo sucedido.

Me decepciona que todo un Gary Oldman se haya involucrado en este proyecto, si bien entiendo que le debe al realizador su más que merecido Oscar por interpretar a Winston Churchill, por lo que se habrá visto obligado en cierto modo a darle el sí, teniendo en cuenta el agradecimiento que le profesará. Pero, que yo sepa, Amy Adams no mantiene con Wright ninguna cuenta pendiente. Esta fantástica actriz, seis veces nominada a la estatuilla dorada de Hollywood y con una filmografía plagada de brillantes actuaciones, no merecía este borrón en su trayectoria. Similar sensación provocan las participaciones de Julianne Moore (con un Oscar y dos Globos de Oro en su haber), la otrora famosa Jennifer Jason Leigh o la popular pareja de la serie “Falcon y el Soldado de Invierno”, Wyatt Russell y Anthony Mackie. Mayor singularidad entraña el caso de Tracy Letts, habitual actor secundario en films destacados como “La gran apuesta”, “Los archivos del Pentágono”, “Lady Bird” o “Le Mans '66”, y que, pese a interpretar un papel, no figura en los créditos como actor. Probablemente haya tratado de desvincularse de una catástrofe que, en gran medida, es responsabilidad suya, habida cuenta que es el autor del guion. Lo dicho: una situación incomprensible.



miércoles, 19 de mayo de 2021

JAMES FOX




El actor británico James Fox nació en Londres el 19 de mayo de 1939. Debutó en el cine con “La historia de los Miniver” (1950) y, tras un cameo sin acreditar en “La soledad del corredor de fondo” (1962), ha actuado en varias películas, como “Aquellos chalados en sus locos cacharros” (1965) o “La jauría humana” (1966).

En los años ochenta participó en cintas como “Pasaje a la India” (1984) del gran David Lean, o “Adiós al rey” (1989), y ya en la década de los noventa disfrutó de su mejor momento profesional, gracias a títulos como “La casa Rusia” (1990), “Juego de patriotas” (1992) o la magnífica “Lo que queda del día” (1993).

Entre sus últimas interpretaciones figuran las de “El misterio de la villa” (2000), “La copa dorada” (2000), “El príncipe y yo” (2004), “Charlie y la fábrica de chocolate” (2005) y “Sherlock Holmes” (2009).



lunes, 17 de mayo de 2021

20 ANIVERSARIO DEL ESTRENO DE MOULIN ROUGE

Este mes se cumplen veinte años del estreno de la película musical “Moulin Rouge”, dirigida por el australiano Baz Luhrmann​ y protagonizada por Nicole Kidman y Ewan McGregor. La cinta participó en la selección oficial del Festival de Cannes de 2001.

Ganó dos Oscars (vestuario y dirección artística) de ocho candidaturas, entre ellas las de mejor película, actriz principal y fotografía. Se alzó también con los Globos de Oro en las categorías de comedia o musical, interpretación femenina protagonista y banda sonora. Asimismo, en los BAFTA británicos obtuvo los galardones de sonido y actor secundario, junto con un reconocimiento al compositor de la banda sonora.

París, año 1900. El bohemio Christian (Ewan McGregor) se enamora de la estrella del Moulin Rouge, Satine (Nicole Kidman). Una noche, tras un malentendido, sus caminos terminan por cruzarse. Él la enamora con su poesía y ella lo hechiza con su belleza. Sin embargo, todo cambiará cuando ella descubra que Christian no es el millonario duque al que está dispuesta a convencer para que le financie una obra teatral. Desde entonces, se debatirá entre el amor que siente hacia el humilde artista o el interés hacia el acaudalado noble (Richard Roxburgh), que puede convertirla en una gran actriz.



viernes, 14 de mayo de 2021

AQUELLOS QUE DESEAN MI MUERTE (Those Who Wish Me Dead)



Hace ya muchos años que los personajes de Angelina Jolie en el cine son engullidos por la imagen icónica y publicitaria de la actriz. Resulta imposible dar verosimilitud a sus papeles, ya que se ven afectados por  la frecuencia con la que aparece en las portadas de las revistas y los anuncios de televisión. La estrella eclipsa a dichos personajes, lo que constituye un grave lastre para cualquier intérprete. Esta realidad pasa más desapercibida en el género de comedias de acción, donde la vertiente gamberra de las tramas disculpa la ausencia de realismo. Por ejemplo, en “Sr. y Sra. Smith” el tono desvergonzado y chistoso tornaba innecesaria toda dosis de credibilidad sobre el conjunto del trabajo. A Jolie, ganadora de un Oscar por su interpretación con apenas veinticinco años en “Inocencia interrumpida”, no ha sido posible distinguirle desde entonces cuándo está actuando y cuándo no. En numerosos momentos dramáticos en la gran pantalla refleja el mismo gesto con el que promociona un perfume de marca y así es muy complicado que una película que pretende asentar su historia sobre el drama y la intriga pueda convencer y enganchar al espectador.  

Pese a ello, “Aquellos que desean mi muerte” se alza como una aceptable cinta de acción en la que Taylor Sheridan ejerce de director y guionista. Brillante y respetado escritor cinematográfico, suyo son los guiones de la fantástica “Sicario” (en mi opinión, uno de los mejores largometrajes de la última década), “Comanchería” (por el que fue nominado a la estatuilla dorada de Hollywood) y “Sin remordimientos” (mi crítica de la semana pasada). Su currículum como realizador resulta más breve, aunque interesante. Responsable de “Wind River” -protagonizada por Jeremy Renner y Elizabeth Olsen- y de la serie de televisión “Yellowstone” -con Kevin Costner al frente del reparto-, posee pulso y visión a la hora de plasmar la tensión en imágenes. Sin alcanzar los elevados niveles de sus relatos dirigidos por el gran Denis Villeneuve o por David Mackenzie, consigue elaborar un argumento atrayente y ofrecer una recreación visual competente, algo repetitiva pero, en todo caso, eficaz.

Un adolescente, testigo de un asesinato, es perseguido por dos criminales a través de las tierras salvajes de Montana. En su huida termina recibiendo la ayuda de una experta en supervivencia de montaña pero, para colmo de males, un voraz incendio amenaza con acabar con la vida de todos los implicados. Quienes buscan un entretenimiento intenso pueden hallar aquí una buena opción, gracias a un montaje ágil, una amena puesta en escena y un ritmo trepidante. Desde luego no está a la altura de “Sicario”, cuya brillantez, emoción, envergadura e intensidad la convierten en una joya imprescindible, pero consigue sobradamente los objetivos básicos de un film de acción. Deja algún cabo suelto y desentona con ciertos recursos reiterados en exceso, pero lo compensa con creces gracias a un compás veloz con el que se dota casi a cada plano. Su principal hándicap radica, precisamente, en la actriz protagonista cuya repercusión mediática, como ya expliqué en líneas precedentes, le resta veracidad cuando se sitúa delante de la cámara, circunstancia que no afectaría a otras intérpretes menos sobreexpuestas o marcadas por las informaciones de la prensa rosa. Juega a su favor el aliciente de su corta duración, alrededor de hora y media, cada vez más infrecuente en este tipo de producciones demasiado proclives a alargar el metraje más de lo deseable.

Integran el equipo artístico nombres tan interesantes como los de Charles Leavitt (co guionista y responsable del guion de la también estupenda “Diamante de sangre”), Garrett Basch (productor de “El irlandés”, de Martin Scorsese). Aaron L. Gilbert también afamado productor de títulos como “El escándalo (Bombshell)” “Joker”, “Fences” o la reciente candidata al Oscar a la mejor película “Judas y el mesías negro”) y, sobre todo, el genial Steven Zaillian, auténtico gurú del Séptimo Arte capaz de dirigir “En busca de Bobby Fischer” o “Acción civil”, escribir “La lista de Schindler” o “Moneyball: Rompiendo las reglas” y producir “American Gangster”. Bastante desconocido para el gran público, se trata de uno de los profesionales más versátiles y rigurosos de la industria del cine.

Completan el reparto Nicholas Hoult (el chico de “Un niño grande” que, posteriormente, ha participado en “La favorita”, “Mad Max: Furia en la carretera” y la saga X-Men), Tyler Perry (“Perdida”, “El vicio del poder”) y Aidan Gillen (“Bohemian Rhapsody”, “Sing Street”). El adolescente es interpretado por Finn Little (“Storm Boy”).



miércoles, 12 de mayo de 2021

GABRIEL BYRNE


El actor Gabriel Byrne nació en Dublín el 12 de mayo de 1950. Ganador de un Globo de Oro en 2009 por su papel en la serie de televisión “En terapia”, se inició en la gran pantalla con la cinta “On a Paving Stone Mounted” (1978), de Thaddeus O'Sullivan.

Durante los años ochenta intervino en títulos de éxito como “Excalibur” (1981) de John Boorman o “Lionheart: Corazón de león” (1987) de Franklin J. Schaffner. Sin embargo, logró sus mayores éxitos con “Muerte entre las flores” (1990) de Joel Coen y Ethan Coen, “Mujercitas” (1994),de Gillian Armstrong y “Sospechosos habituales” (1995) de Bryan Singer. 

Actuó también en otros títulos de menor nivel, aunque de cierta repercusión, como “Una rubia entre dos mundos (Cool World)” (1992) de Ralph Bakshi, “La asesina” (1993) de John Badham, “El hombre de la máscara de hierro” (1998) de Randall Wallace, “Enemigo público” (1998) de Tony Scott o “El fin de los días” (1999) de Peter Hyams.

Ya en el nuevo milenio ha trabajado en “Spider” (2002) de David Cronenberg, “La feria de las vanidades” (2004) de Mira Nair, “Asalto al distrito 13” (2005) de Jean-François Richet y “El capital” (2012) de Costa-Gavras. Entre sus últimas apariciones figuran las de “Nadie quiere la noche” (2015) de Isabel Coixet y “Hereditary” (2018) de Ari Aster.




viernes, 7 de mayo de 2021

PEQUEÑOS DETALLES (The Little Things)



El director John Lee Hancock se mueve con más soltura en el melodrama que en la intriga y el thriller, y así lo demuestran tanto su mayor éxito de taquilla (“The Blind Side. Un sueño posible”, por cuya interpretación la actriz Sandra Bullock ganó un Oscar) como su, a mi juicio, mejor película (“Al encuentro de Mr. Banks”, con dos excepcionales Tom Hanks y Emma Thompson al frente del reparto). De hecho, cuando se ha adentrado en los terrenos de la acción, el suspense y el género policiaco ha evidenciado serias carencias. Ahora en plataformas como Apple TV o Amazon Prime se exhibe su última cinta, “Pequeños detalles”, un proyecto que llama la atención gracias a su elenco de actores, pero que promete más de lo que finalmente cumple. Es fácil dejarse tentar por el anzuelo de una historia sórdida, una trama misteriosa y las habituales idas y venidas entre policías y criminales. Sin embargo, y pese a alcanzar cierto grado de entretenimiento, se asienta sobre un guion endeble.

Los personajes avanzan a trompicones por culpa de una narración poco trabajada que tiende a generar una expectación hueca y poco creíble, aunque para mí lo peor radica en el sospechoso tufillo a copia de algunos elementos de grandes muestras del género. En varias secuencias la estética, la iluminación, la forma de tratar el color, los propios encuadres de la cámara o, incluso, la errática complementación de la pareja de miembros del orden rememoran vagamente a “Seven”. El problema de basarse en obras maestras es que siempre se sale perdiendo en la comparación. Así, al menos, sucede en este caso. El extraordinario largometraje de David Fincher supera en todos y cada uno de los conceptos a esta propuesta, lo que pone de relieve todavía más, si cabe, sus fallos.

El ayudante del sheriff de un condado de California es enviado a la ciudad de Los Ángeles para realizar un simple trámite burocrático. El agente, que sirvió en el pasado en la gran urbe, se encuentra con antiguos compañeros y viejos amigos que lo reciben con una mezcla de sorpresa y recelo, así que termina por unirse a un joven inspector en la búsqueda de un asesino en serie del que no existen pistas. A medida que se involucra en la investigación, sus pesquisas se entremezclan con algunos casos pasados aún sin resolver.

Como afirmaba Morgan Freeman en la ya mencionada “Seven”, “hasta las mejores pistas sólo conducen a otras”, y el film se explaya en esa sensación de impotencia ante la falta de pruebas o evidencias que ayuden a lo que se suele denominar “hacer justicia”. Con todo, cumple una función aceptable para dos horas de palomitas y pasatiempo, pero nada más. Si se aspira a ver buen cine, es preferible revisar los títulos de referencia o aguardar a nuevos estrenos.

Cabe insistir en que el trío protagonista genera una notable expectación. Entre sus tres integrantes suman cuatro Oscars y once nominaciones. Denzel Washington es un excelente actor, como atestiguan sus participaciones en “Roman J. Israel, Esq.”, “Fences”, “American Gangster”, “Huracán Carter”, “Malcolm X” o “Tiempos de gloria”. Mantiene además una estrecha, si bien irregular, relación con el thriller y la acción. Sus apariciones en la saga “The Equalizer: El protector”, el remake de “Los siete magníficos” o “El fuego de la venganza” han forjado una relación con personajes rudos, introvertidos y justicieros y en “Pequeños detalles” se aprovechan de esta circunstancia. Por su parte, Jared Leto optó por este papel al Globo de Oro y al premio del Sindicato de Actores en la categoría de mejor actor secundario. Lleva a cabo un trabajo relevante aunque, en mi opinión, su personaje se ha construido sobre demasiados tópicos. Ya había destacado sobremanera en “Dallas Buyers Club” y esa habilidad para explotar su semblante inquietante le acompaña en sus actuaciones más extrañas y potentes. Completa el terceto Rami Malek,  ganador de la estatuilla dorada de Hollywood por dar vida de modo convincente al inolvidable cantante Freddie Mercury.




martes, 4 de mayo de 2021

35 ANIVERSARIO DEL ESTRENO DE "LA MISIÓN"



Este mes se cumplen 35 años del estreno de “La misión” (The Mission), película británica de 1986 dirigida por Roland Joffé e interpretada por Robert De Niro, Jeremy Irons, Ray McAnally y Aidan Quinn en los papeles principales.

Se presentó en el Festival de Cine de Cannes en mayo de 1986. Ganó el Oscar a la mejor fotografía (Chris Menges) y acumuló otras seis candidaturas, incluyendo las de mejor película y dirección. Logró asimismo dos Globos de Oro (mejor banda sonora para Ennio Morricone y mejor guion para Robert Bolt), y consiguió también dos galardones en el citado certamen francés, así como tres BAFTA británicos (mejor actor secundario para Ray McAnally, mejor montaje para Jim Clark y mejor banda sonora, de nuevo para Ennio Morricone).

La cinta narra la historia de Rodrigo Mendoza, un ex traficante de esclavos, mercenario y asesino (a quien da vida De Niro) que busca su redención convirtiéndose en jesuita. Para tal propósito deberá viajar hasta la jungla tropical ubicada encima de las cataratas de Iguazú. Allí, seguirá los pasos del Padre Gabriel (personaje encarnado por Irons) quien, aceptado por los guaraníes sin más armas que su fe y una flauta, crea la Misión de San Carlos. La situación dará un vuelco cuando ambos hombres, tras varios años trabajando codo con codo, se ven enfrentados por sus ideas contrapuestas en una intensa batalla por la independencia de los nativos. Mientras que Mendoza apuesta por la ley de su espada, Gabriel confía ciegamente en el poder de la oración.