Robert Benton nació el 29 de septiembre de 1932 en Texas.
Director y guionista estadounidense, ha ganado tres Oscars gracias a ambas
facetas.
Debutó con el guión de “Bonnie y Clyde” (1967), de Arthur
Penn, al que le siguieron “¿Qué me pasa, doctor?” (1972) y “Superman”
(1978), además de encargarse de los libretos de sus propias películas.
Como realizador destaca su labor en “Kramer contra Kramer” (1979), que le reportó dos estatuillas de Hollywood y numerosos premios.
Le siguieron “Bajo sospecha” (1982), “En
un lugar del corazón” (1984) -que le supuso otro galardón de la Academia de Hollywood-, “Nadine” (1987), “Billy Bathgate” (1991), “Ni un pelo de tonto” (1994), “Al
caer el sol” (1998), “La mancha humana” (2003) y “El juego del amor” (2007).
Acaba de concluir la 68º edición del Festival de Cine de San Sebastián, una edición marcada por las medidas contra el Covid-19. La gala de clausura ha estado acompañada por la música de Ennio Morricone para 'Cinema Paradiso' y ha coronado con la Concha de Oro a 'Beginning', de Dea Kulumbegashvili.
PALMARÉS
Premios oficiales
CONCHA DE ORO A LA MEJOR PELÍCULA
- 'Beginning', de Dea Kulumbegashvili.
PREMIO ESPECIAL DEL JURADO
- ‘Crock of gold: A few rounds with Shane MacGowan’, de Julien Temple.
CONCHA DE PLATA A LA MEJOR DIRECCIÓN
- Dea Kulumbegashvili por 'Beginning'.
CONCHA DE PLATA A LA MEJOR ACTRIZ
- Ia Shukitsashvili por 'Beginning'.
CONCHA DE PLATA AL MEJOR ACTOR
- Mads Mikkelsen, Thomas Bo Larsen, Magnus Millang y Lars Ranthe por 'Druk (Another Round)'.
PREMIO DEL JURADO AL MEJOR GUIÓN
- Dea Kulumbegashvili y Rati Onelipor 'Beginning'.
PREMIO DEL JURADO A LA MEJOR FOTOGRAFÍA
- Yuta Tsukinaga por 'Nakuko Wa Ineega (Any Crybabies Around)'.
Otros galardones
PREMIO FEROZ (CRÍTICA)
- 'Druk (Another round)', de Thomas Vinterberg.
PREMIO KUTXABANK-NUEV@S DIRECTOR@S
- 'La última primavera', de Isabel Lamberti.
MENCIÓN ESPECIAL de la Sección NUEV@S DIRECTOR@S
- 'Slow Sining' de Xingyi Dong.
PREMIO HORIZONTES LATINOS
- 'Sin señas particulares', de Fernanda Valadez.
MENCIÓN ESPECIAL de la Sección HORIZONTES LATINOS
- 'Las mil y una', de Clarisa Navas.
PREMIO ZABALTEGI TABAKALERA
-'A metamorfose dos pássaros', de Catarina Vasconcelos.
MENCIÓN ESPECIAL de la Sección ZABALTEGI TABAKALERA
- 'The Woman Who Ran', de Hong Sang-Soo.
PREMIO DEL PÚBLICO CIUDAD DE DONOSTIA / SAN SEBASTIÁN
- 'El padre', de Florian Zeller.
PREMIO DEL PÚBLICO CIUDAD DE DONOSTIA / SAN SEBASTIÁN A LA MEJOR PELÍCULA EUROPEA
- 'El agente topo', de Maite Alberdi.
PREMIO IRIZAR AL CINE VASCO
- 'Ane', de David Pérez Sañudo.
PREMIO RTVE OTRA MIRADA
- 'Nunca, casi nunca, a veces', de Eliza Hittman.
- Mención especial: 'Gal-Mae-gi (Gull)’, de Kim Mi-Jo.
PREMIO DE LA COOPERACIÓN ESPAÑOLA
- 'Sin señas particulares', de Fernanda Valadez.
Alan
Smithee (junto a sus variantes Allen Smithee y Alan Smythee) es un seudónimo al
que recurren los realizadores estadounidenses cuando repudian los trabajos que
deberían llevar su firma. Dicho de otro modo, cuando se niegan a figurar en los
créditos de las películas. Esta denominación fue acuñada por el Sindicato de
Directores de EE.UU. en 1968 y se ha venido utilizando de forma habitual como
vía para expresar insatisfacción ante el resultado final de una producción
cinematográfica. Ric Roman Waugh, responsable de “Greenland: El último refugio”,
tuvo ya que usar el nefasto apodo cuando, tras filmar “Exit” en 1996, decidió
que nadie le vinculase con ese largometraje. Más tarde se especializó en el
género de acción desproporcionada con resultados irregulares, aunque con
repercusión suficiente como para querer apuntarse el mérito (o demérito)
obtenido. Cintas como “El mensajero”, con Dwayne Johnson y “Objetivo: Washington D.C.”,
con Gerard Butler, dan buena muestra de
la clase de cineasta que representa. Apuesta por una grandilocuencia vacía
basada en ingentes inversiones sin sentido en efectos especiales y en un
desenfreno de explosiones y calamidades sin sustancia. En mi opinión, prácticamente
toda su filmografía debería ocultarse tras un Alan Smithee.
“Greenland:
El último refugio” no sólo se construye sobre una trama totalmente exprimida,
sino que se presenta sin originalidad alguna, considerando que le basta con un
espectáculo visual a cargo de imágenes impactantes aderezadas con un drama
forzado y de intensidad cambiante. Es en sí misma otra catástrofe dentro del denominado
“cine de catástrofes” nacido en los años setenta y representado por un reguero
de títulos centrados en terremotos, incendios y tragedias aéreas que recalaron
en todas las carteleras del mundo.
Se
acerca a la Tierra un gran asteroide cuya trayectoria provocará el irremediable
impacto contra nuestro planeta, aniquilando así todo rastro de vida. Entre los
diversos Gobiernos se realiza un sorteo para elegir a los afortunados llamados
a sobrevivir en refugios secretos, sin poder evitar que se desate un caos a
nivel internacional. Un matrimonio a punto de separarse se afana en garantizar
la seguridad de su hijo y la suya propia emprendiendo un arriesgado viaje que
les enfrentará a los peligros más terribles de la naturaleza, hasta lograr alcanzar
el ansiado búnker subterráneo.
No
voy a cuestionar los méritos técnicos de algunas secuencias, pero sí su incapacidad
para construir la narración y ocultar las carencias del guion. Además, la orgía
de efectos visuales y sonoros tampoco contribuye al disfrute de un film cuya
oferta está ya más que vista. Gerard Butler, actor fetiche de Ric Roman Waugh
que participará también en su próximo proyecto (“Kandahar”, sobre las misiones
de la CIA en Afganistán) protagoniza la cinta. Con sobrada experiencia en el
género catastrófico (encabezó el reparto de otro horror titulado “Geostorm”),
acumula en su haber ejemplos similares, como el de “Objetivo: La Casa Blanca” y
sus secuelas. Intérprete bastante limitado, ha cosechado igualmente resultados
decepcionantes en su paso por la comedia (“La cruda realidad”, “Un buen partido”,
“Exposados). Únicamente se salva en “RocknRolla” y “Un ciudadano ejemplar”.
Le
acompañan Scott Glenn (“El silencio de los corderos”, “La caza del Octubre
Rojo”, “Llamaradas”) y Morena Baccarin (“Deadpool” y, sobre todo, las
televisivas “Homeland”, “The Good Wife”, “El mentalista”, “The O.C.” o “V”).
En el Festival de Cine de Toronto el premio principal lo entregan los espectadores, que en esta edición han coincidido con el jurado de la reciente Mostra de Venecia. La película Nomadland sale más reforzada aún con este galardón del público canadiense.
PALMARÉS
Premio del público:Nomadland, de Chloé Zhao.
Finalistas al premio del público:One Night in Miami, de Regina King y Beans, de Tracy Deer.
Premio del público al mejor documental:Inconvenient Indian, de Michelle Latimer.
Premio del público Midnight Madness:Shadow in the Cloud, de Roseanne Liang.
Premio Fipresci:Beginning, de Dea Kulumbegashvili.
Premio Changemaker (Shawn Mendes Foundation):Black Bodies, de Kelly Fyffe-Marshall.
Premio Canadá Goose a la mejor película canadiense:Inconvenient Indian, de Michelle Latimer.
Mención especial a Fauna, de Nicolás Pereda.
Premio IMDbPro al mejor corto:Dustin, de Naïla Guiguet.
Premio IMDbPro al mejor corto canadiense:Benjamin,Benny, Ben, de Paul Shkordoff.
Premio IMDbPro al mejor corto Share Her Journey:Sing Me a Lullaby, de Tiffany Hsiung.
NETPAC Award for World of International Asian Film Premiere:Gaza Con Amour, de Tarzan y Arab Nasser.
“En
busca de Summerland” es uno de esos largometrajes británicos de acertada
ambientación, interpretaciones eficaces y cálida nostalgia. Una de esas
producciones que refleja los sinsabores de la vida de una forma dulce y casi
apetecible, capaz de convencernos de que la década de los cuarenta, aun en
plena Segunda Guerra Mundial, era una buena época para vivir y que los entornos
rurales se alzaban como el lugar idóneo para asentarse. En definitiva, se trata
de una opción adecuada cuando el estado de ánimo se torna bucólico y
melancólico, dada su condición de melodrama poco agresivo, incluso tierno, pese
a sus numerosos personajes con heridas invisibles a causa de un enfrentamiento
bélico que, aunque no se hace presente, sí condiciona sus vidas.
En
mi opinión, el principal reparo de la cinta radica en que se percibe de una
forma patente el intento forzado de resultar políticamente correcta, amable y
moralista, lo que resta autenticidad tanto a la narración cinematográfica como
a la credibilidad del todo el relato. Parece un empeño un tanto incoherente
destacar la hermosura en un contexto en el que el dolor es tan evidente. Sin embargo,
una vez que el espectador acepta el reto, el resultado es notable, el entretenimiento,
digno y la emotividad, efectiva.
Durante
la Segunda Guerra Mundial muchos niños en Inglaterra son evacuados de las
ciudades y conducidos a casas en la periferia. Uno de ellos recala en el
domicilio de una escritora que vive atormentada por una historia del pasado. Al
principio, la conexión entre ambos es prácticamente inexistente. Sin embargo, a
medida que se van conociendo, comienzan a abrir sus corazones, desbloqueando recuerdos
y sentimientos generados en circunstancias de aflicción. Ambos se darán cuenta
de que tienen mucho más en común de lo que imaginaban, pese a sus dispares orígenes
y vicisitudes.
Jessica
Swale, que debutó como dramaturga llegando a estrenar su primera obra en el
prestigioso teatro Shakespeare's Globe, se sitúa detrás de la cámara con esta
su primera película. Anteriormente había rodado un cortometraje con la flor y nata
de las actrices del momento, como Emilia Clarke, Gemma Arterton, Felicity Jones
o Florence Pugh, jóvenes, exitosas, populares y premiadas intérpretes que se
pusieron a sus órdenes en un trabajo de apenas ocho minutos, pero que obtuvo
unas sobresalientes críticas. En “En busca de Summerland” supera con creces el
paso a la pantalla grande, si bien de cara a futuros proyectos debería cuidar
un poco más la descripción de los personajes y la plasmación visual del relato.
Se
vislumbra la pretensión de haber querido rodar un alegato más potente y de
corte reivindicativo en el que el tema racial y el de la orientación sexual
funcionaran como motores de un guion comprometido, pero la intención apenas
queda en un ademán. La belleza de las imágenes y el tono blando de la filmación
terminan por imponer un estilo dulce y, por tanto, escasamente compatible con
los matices ásperos y duros asociados a la denuncia y la protesta.
Figura
al frente del reparto la ya citada actriz Gemma Arterton, que despuntó
inicialmente en el corrosivo cine de Guy Ritchie (“RocknRolla”) y pasó a ser chica
Bond en “Quantum of Solace”. Sus apariciones en “Furia de titanes” y “Prince of
Persia: Las arenas del tiempo” hacían presagiar que se convertiría en otra cara
bonita explotada en cintas de acción, pero títulos como “Radio encubierta”, “Primavera
en Normandía” y, sobre todo “Tamara Drewe”, han demostrado que puede aspirar a
bastante más. En “En busca de Summerland” lleva a cabo una interpretación
eficiente y agradable. Le da la réplica el niño Lucas Bond, a cargo de su
primer papel importante. Completan el elenco Gugu Mbatha-Raw (“Belle”, “La
verdad duele”, “El caso Sloane”), Tom Courtenay (“Doctor Zhivago”, “La soledad
del corredor de fondo”) y Penelope Wilton (“Belle” –otra vez-, “Match Point”, “El
exótico Hotel Marigold”).
Trailer en versión original
Trailer en castellano
Datos del filme
Título original: Summerland
Año: 2020
Duración: 99 min.
País: Reino Unido
Dirección: Jessica Swale
Guion: Jessica Swale
Música: Volker Bertelmann
Fotografía: Laurie Rose
Reparto: Gemma Arterton, Gugu Mbatha-Raw, Penelope Wilton, Tom Courtenay, Bernardo Santos, Dixie Egerickx, Sally Scott
Jim McBride nació el 16 de septiembre de 1941 en Nueva
York. Director y guionista norteamericano, debutó profesionalmente con “David Holzman's
Diary” (1967). Sin embargo, no comenzó a obtener cierta repercusión popular hasta
los años ochenta.
En 1983 estrenó la cinta “Vivir sin aliento”, protagonizada por Richard Gere y
Valérie Kaprisky, llevando a la pantalla una idea que escribieron en 1960 Jean-Luc
Godard y François Truffaut y que dio como resultado “Al final de la escapada”. Le
siguió “Querido detective” (1986), con Dennis Quaid y Ellen Barkin y “Gran
bola de fuego” (1989), de nuevo con Quaid y una joven Winona Ryder.
Tras dirigir algunos episodios de la serie “Aquellos
maravillosos años”, retornó a la gran pantalla con “El hombre equivocado” (1993), con Rosanna Arquette, Kevin Anderson y John Lithgow en el reparto, y “La tabla
de Flandes” (1994), adaptación de la novela del escritor español Arturo Pérez Reverte y cuyos papeles principales recayeron en Kate
Beckinsale y John Wood.
Su última película fue “Juego sucio” (1997), con
Cary Elwes y Timothy Dalton. Desde entonces se ha dedicado al medio televisivo ( “A dos metros bajo tierra”) y a rodar documentales.
Charlie Kaufman es un original, incómodo y extraño guionista. Ganó el Oscar al Mejor guion original con “¡Olvídate de mí!”, sin duda su mejor obra como escritor y una película meritoria que terminó convirtiéndose en referencia de culto para algunos aficionados al cine. Ciertamente, su visionado era (y es) una experiencia innovadora, transgresora, irreverente, a ratos hermosa y algo lunática. Sin embargo, he de reconocer que, si bien me encanta revisar muchas de sus secuencias, siento una gran pereza a la hora de ver el largometraje completo, circunstancia que también me sucede con el resto de sus icónicos trabajos. De la mente de Kaufman han surgido las historias de “Cómo ser John Malkovich”, “Adaptation (El ladrón de orquídeas)” o “Confesiones de una mente peligrosa”, todas ellas con escenas rebosantes de talento y genialidad, pero a cargo de una sobredosis de locura que, al menos en mi caso, termina por sobrepasarme.
Ahora, en su doble condición de director y guionista, estrena “Estoy pensando en dejarlo”, donde da una nueva vuelta de tuerca a situaciones surrealistas y a la realidad llevada al absurdo, deambulando por ese peligroso límite en el que la irracionalidad pasa con excesiva facilidad de la genialidad al ridículo. Estoy convencido de que para los estudiantes de Psiquiatría constituirá una clase práctica de manual en la que poder repasar infinidad de interesantes patologías mentales. Sin embargo, a mí me han cansado muy pronto las extravagancias de un autor tal vez demasiado obsesionado con sus neuras personales.
El excesivo metraje de casi dos horas y cuarto se desarrolla en espacios pequeños, como el interior de un coche o de una vivienda, generando una sensación de claustrofobia a la que colaboran los diálogos disparatados y las reflexiones pseudo filosóficas. Se trata de Charlie Kaufman y ya sé que de él ha de esperarse ese cocktail psicológico a medio camino entre lo frustrante y lo satírico. Pero, en mi opinión, esta vez no ha medido acertadamente ni las mezclas ni los tiempos y, por momentos, termina resultando exasperante, desconcertante y soporífero. Y, aunque cabe reconocerle la valentía, la autenticidad y el atrevimiento al reflejar libremente sus ideas, el resultado final no deja de ser depresivo y taciturno.
Cuenta la historia de una joven y reciente pareja. Él le lleva a ella a conocer a sus padres, que viven en una pequeña y alejada granja, para lo cual deben realizar el trayecto bajo un clima invernal extremo. La novia, en el fondo, está pensando en dar por terminada la relación, por lo que tanto la travesía como la visita se convierten en una locura repleta de fragilidad mental.
Lo bueno del cine de Kaufman es que el realizador logra el lucimiento de los actores y que, en algún momento de la proyección, siempre consigue alcanzar la genialidad y la brillantez. Sin embargo, en esta ocasión, las dosis son más pequeñas y se han rehogado con demasiada apatía y desesperación. En definitiva, la narración se torna incoherente e ilógica. ¿Tiene acaso algún sentido la escena final, calcada de la película “Una mente maravillosa”? A mi juicio, se trata de un paso atrás para un creador al que, no obstante, todavía le queda mucho crédito, pues sus méritos acumulados le hacen acreedor de importantes expectativas para futuros proyectos.
Los actores Jesse Plemons y Jessie Buckley protagonizan la cinta. A él le hemos visto a cargo de papeles secundarios en títulos como “El irlandés”, “El vicio del poder”, “Los archivos del Pentágono” y “El puente de los espías”, filmes de gran relevancia, por más que sus intervenciones fueran accesorias. En “Estoy pensando en dejarlo” compone un personaje certero y creíble. Ella, por su parte, estuvo nominada en 2018 al BAFTA a la mejor actriz por “Wild Rose” y la hemos podido ver en “Judy” y “Beast”. Al igual que su compañero, saca adelante su interpretación, misión nada fácil dada la complejidad del guion y la necesidad de transitar por las fronteras de lo absurdo.
Les acompaña Toni Collette, nominada al Oscar como actriz secundaria por “El sexto sentido” y con un largo currículum a sus espaldas, donde encontramos apariciones en “Puñales por la espalda”, “Hereditary”, “Pequeña Miss Sunshine” o “Las horas”. También figura en el reparto David Thewlis, versátil y prolífico intérprete que ha participado en cintas tan dispares como “Wonder Woman”, “La teoría del todo”, “War Horse” y varias entregas de la saga de Harry Potter.
Trailer
Datos del filme
Título original: I'm Thinking of Ending Things
Año: 2020
Duración: 134 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Charlie Kaufman
Guion: Charlie Kaufman (Novela: Ian Reid)
Música: Jay Wadley
Fotografía: Lukasz Zal
Reparto: Jessie Buckley, Jesse Plemons, Toni Collette, David Thewlis,
Henry Thomas nació en Texas el 9 de septiembre de 1971. Actor estadounidense que debutó en el cine en 1981 con “El mendigo”, alcanzó el éxito poco tiempo después cuando, con apenas diez años, protagonizó la película “E.T. El extraterrestre”, de Steven Spielberg, por la que recibió una nominación especial al Globo de Oro como “nueva joven estrella”.
Posteriormente participó en títulos como “Elliot, mi mejor amigo” (1984), junto a Gene Hackman, “Juego secreto” (1984) o “Valmont” (1989), a las órdenes de Milos Forman.
En la década de los noventa estrenó “Al otro lado del paraíso” (1994), en compañía de James Woods y Kathy Bates, y retornó a la senda de la popularidad gracias a “Leyendas de pasión”, de Edward Zwick, compartiendo elenco con Brad Pitt, Anthony Hopkins y Julia Ormond.
Más tarde le hemos podido ver en “Niagara, Niagara” (1997), formando pareja con la actriz Robin Tunney, “Todos los caballos bellos” (2000), dando la réplica a Matt Damon y “Gangs of New York” (2002), con Leonardo DiCaprio, Cameron Diaz y Daniel Day-Lewis.
De entre sus últimos trabajos cabe mencionar “Querido John” (2010) o “Doctor Sueño” (2019).
Sobran argumentos para considerar a Christopher Nolan el cineasta de referencia en la actualidad. Su cine es potente. Vigoroso visualmente y denso en las tramas que refleja. La enjundia de sus propuestas sólo llega a percibirse en su magnitud después de varios visionados. Más allá de sus éxitos medibles en términos de recaudación y de sus numerosas candidaturas a los premios más prestigiosos, sus cintas resultan originales, entretenidas y rebosantes de matices. Como devoto de su arte, soy de esos aficionados que han visto varias veces la mayor parte de sus trabajos. Así, reviso una y otra vez “Batman Begins”, “Origen”, “Interstellar” o “Dunkerque”, hallando siempre sorpresas nuevas en sus planos y diálogos que en su momento me pasaron inadvertidas. Y es que se debe reconocer que en los estrenos de Nolan no se capta ni se entiende todo lo que él propone.
Ahora llega a las carteleras “Tenet”, otra apuesta por la ciencia ficción marcada por la exquisitez visual, los efectos especiales sorprendentes, el intenso entretenimiento y, sobre todo, una historia que arrastra sin control al público a lo largo de toda la proyección. Es cierto que en varias fases del metraje los espectadores asisten perplejos a lo que ven sus ojos sin entender lo que sucede. Más allá de la acción, las persecuciones y la aparatosidad visual, el film se basa en el concepto de la inversión temporal y en un tipo de física o metafísica que sobrepasa con creces el nivel medio de un guion cinematográfico. Tan es así que describir la película en una breve sinopsis es una osadía que no voy a cometer.
Vaya por delante que “Tenet” no me ha gustado tanto como otros films del realizador. Cualquiera de los ya mencionados, a mi juicio, le superan. Ni los personajes se encuentran tan bien perfilados ni la narración tan cuidadosamente hilvanada, pero alcanzar el nivel de sus predecesores constituía una tarea difícil. Sin embargo, pese a que no ha superado la altura del listón, ha creado una obra magna, intensa y poderosa.
Tal vez el principal defecto de “Tenet” radique en la decepcionante impresión durante la primera hora de metraje de estar asistiendo a una muestra de acción al uso, con tiroteos y persecuciones dentro de un relato inconexo e ininteligible. El director nos introduce por tiempo excesivo en un laberinto con demasiados callejones sin salida, aunque poco a poco vamos descubriendo que los extraños e incompresibles diálogos que acompañaban al espectáculo visual del inicio comienzan a encajar, hasta descubrir que lo que parecía una absurda paranoia difícil de digerir termina por encontrar el sentido, emocionar y asombrar, si bien no se llega a comprender en su totalidad lo que la mente de Nolan pretende transmitir. De aquellas innumerables piezas iniciales, algunas quedan todavía sueltas, dejando al espectador con más preguntas que respuestas. Ideas y visiones envueltas en tantos jeroglíficos que casi requieren de los cinco sentidos, papel y boli para no perder el hilo.
En conclusión, un nuevo paso adelante en la trayectoria de un artista visionario, original y con sello propio a cuyos filmes la etiqueta de “Blockbuster” les queda muy corta, mérito más que destacable en estos tiempos de eternas fotocopias.
Los papeles protagonistas son interpretados por John David Washington (“Infiltrado en el KKKlan”, “The Old Man & the Gun”), Elizabeth Debicki (“El gran Gatsby”, “Viudas”), Robert Pattinson (“Crepúsculo”, “Cosmópolis”) y el errático Kenneth Branagh (cuya mejor aportación al Séptimo Arte fue su debut en “Enrique V”). Les acompaña a cargo de una breve escena el extraordinario actor Michael Caine, siempre presente en la filmografía de Nolan como imprescindible cameo. Todos ellos se ven sobrepasados por la historia y afectados por un doblaje al castellano que tampoco da la talla.
Trailer en castellano
Trailer en versión original
Datos del film
Título original: Tenet
Año: 2020
Duración: 150 min.
País: Reino Unido
Dirección: Christopher Nolan
Guion: Christopher Nolan
Música: Ludwig Göransson
Fotografía: Hoyte van Hoytema
Reparto: John David Washington, Robert Pattinson, Elizabeth Debicki, Kenneth Branagh, Dimple Kapadia, Aaron Taylor-Johnson, Michael Caine
La edición número 77 del Festival de Cine de Venecia comenzará próximo 2 de septiembre, siendo el primer gran certamen que se llevará a cabo desde los de Sundance y Berlín.
Tendrá lugar a lo largo de diez jornadas dividido en tres secciones: Venezia 77, Fuera de
competición y Horizontes. Los títulos seleccionados competirán oficialmente por el León de Oro, entregado el año pasado a
la película de Todd Phillips, ‘Joker’.