El actor estadounidense Burt Lancaster nació en Nueva York el 2 de noviembre de 1913 y falleció en Los Ángeles el 20 de octubre de 1994. Ganador de un Oscar y nominado en otras tres ocasiones, su prestigio interpretativo se acrecentó a partir de su participación en el cine europeo y muy especialmente por sus colaboraciones con el director italiano Luchino Visconti. De joven aprovechó su excepcional forma física para unirse al circo en el que trabajaba su gran amigo Nick Cravat y triunfó como trapecista, aprendiendo los números acrobáticos que después le vendrían tan bien para las secuencias de acción de algunas de sus películas. Allí se enamoró de su compañera June Ernst, quien más tarde se convertiría en su primera esposa. Aunque la Segunda Guerra Mundial provocó un paréntesis en su carrera, en el ejército se aficionó a la interpretación, actuando en funciones destinadas a subir la moral de sus compañeros. Cuando acabó la contienda, decidió dedicarse plenamente al Séptimo Arte.
Tras el conflicto bélico, Lancaster logró debutar en la pantalla grande protagonizando "Forajidos" (1946), una obra maestra del cine negro dirigida por Robert Siodmak y coprotagonizada por Ava Gardner. El mismo año de su debut se divorció de su esposa y se casó por segunda vez con la actriz Norma Anderson. Antes de finalizar la década de los cuarenta, el actor intervino en cintas como "Fuerza bruta" (1947) de Jules Dassin, "All My Sons" (1948) de Irving Reis, "Voces de muerte" (1948) de Anatole Litvak, "El abrazo de la muerte" (1949) también de Robert Siodmak o "Soga de arena" (1949) de William Dieterle.
Los años cincuenta consagraron a Burt Lancaster como una de las principales figuras de Hollywood gracias a títulos como "El halcón y la flecha" (1950) de Jacques Tourneur, "Come back, little Sheba" (1952) de Daniel Mann, "El temible burlón" (1953) de nuevo con Siodmak, "De aquí a la eternidad" (1953) de Fred Zinnemann, "Apache" y "Veracruz" ambas de Robert Aldrich, "La rosa tatuada" (1955) otra vez de Mann, "El farsante" (1956) de Joseph Anthony, "Trapecio" (1956) de Carol Reed, "Duelo de titanes" (1957) de John Sturges, "Chantaje en Broadway" (1957) de Alexander Mackendrick, "Torpedo" (1958) de Robert Wise, "Mesas separadas" (1958) de Delbert Mann o "El discípulo del diablo" (1959) de Guy Hamilton.
Asimismo se atrevió con la dirección de "El hombre de Kentucky" (1955), repitiendo dos décadas después con "El hombre de la medianoche" (1974). Al margen de su doble faceta como intérprete y realizador, triunfó como productor, sobre todo con "Marty" (1955), un drama dirigido por Delmer Daves y protagonizado por Ernest Borgnine, que recibió la estatuilla de Hollywood al mejor actor principal por dicha interpretación.
Por su parte, Lancaster obtuvo el Oscar gracias a su papel en "El fuego y la palabra" (1960) de Richard Brooks, donde daba vida de manera sublime a un falso evangelista que, bajo la apariencia del altruismo y de la generosidad y con la bendición de la religión, manipulaba -no sin un cierto regocijo por medio del mítico chantaje de la idea del infierno- a unas masas crédulas y traumatizadas.Con "¿Vencedores o vencidos?" (1961) de Stanley Kramer inició una serie de interpretaciones humanitarias y tiernas. Le siguió su alentador trabajo en "El hombre de Alcatraz" (1962) de John Frankenheimer, una interesante reconstrucción de la reconversión de un criminal en ornitólogo de prestigio. Terminó con "Ángeles sin paraíso" (1963), un conmovedor largometraje de John Cassavetes acerca de los niños que presentan problemas para relacionarse con los demás.
Ese mismo año se fue a Italia para ponerse a las órdenes de Visconti e interpretar al príncipe don Fabrizio Salina en "El Gatopardo" (1963), verdadero clásico del cine histórico y político. Repitió de forma espléndida con el mismo realizador once años después en "Confidencias" (1974), donde se reencarnó en un profesor envejecido, amante de la literatura y la pintura y que siente la llegada de la muerte. Participaría aún en otro título mítico de la cinematografía italiana, esta vez obra de Bernardo Bertolucci -"Novecento" (1976)- y que, como "El Gatopardo" y "Confidencias", fue un fracaso en taquilla.
En la etapa final de su carrera intervino en excelentes films como "Atlantic City" (1980) de Louis Malle, que le proporcionó su última nominación al Oscar, o el británico "Un tipo genial" (1983) dirigido por Bill Forsyth. Finalizó su labor profesional con "Campo de sueños” (1989) y con una versión de “El fantasma de la Ópera” (1990).
Aquejado de problemas de salud, el actor finalmente se vio obligado a retirarse.
A continuación, dos de sus películas más célebres:
EL FUEGO Y LA PALABRA
EL TEMIBLE BURLÓN
A continuación, dos de sus películas más célebres:
EL FUEGO Y LA PALABRA
EL TEMIBLE BURLÓN