viernes, 17 de diciembre de 2010

TODAS LAS CANCIONES HABLAN DE MI


Todas las canciones hablan de mí supone el debut en la dirección de Jonás Trueba, cuyo apellido, al menos durante un tiempo, hará que se le reconozca más por ser hijo de Fernando Trueba, ganador del Oscar por Belle Époque, que por su propio trabajo. De todas formas, el joven ya había intervenido como guionista en varias películas, destacando el corto Cero en conducta y los largometrajes Más pena que gloria, Vete de mí y El baile de la victoria. Parece evidente que este realizador novel ha crecido en el ambiente cinematográfico como una constante en su vida y, para iniciarse en la dirección, se ha decantado por un proyecto publicitado como comedia romántica, calificación discutible por ambos conceptos si se tiene en cuenta que se adentra claramente en los terrenos del drama y del desamor. Los diálogos realmente graciosos son escasos y las escenas de pareja que desbordan melancolía y dolor hacen que, como ocurrió con el estreno de Bon appétit, debamos ser muy flexibles con la terminología para aceptar su encaje en el citado género de comedia romántica.
Es obvio que, en los tiempos que corren, embarcarse en la aventura del séptimo arte y más en sus inicios, es una tarea muy difícil y plena de dificultades. Y, puesto que el resultado final es digno, merece el debido reconocimiento aunque sólo sea por la parte de valentía que le corresponde. El film es correcto aunque no llega a ser brillante. Probablemente, el objetivo de rodar una película sobre la base de un personaje y construir toda la trama sobre los cimientos de los diálogos era muy elevado. Para ello se requiere un guión muy sólido y un protagonista muy interesante, premisas que se dan únicamente a ratos y, además, de forma intermitente. A lo largo de la proyección se detectan grieta por las que se cuela cierto aburrimiento y se atisba una falta de habilidad narrativa. Es más. Ni siquiera las canciones elegidas, tan relevantes para la historia, son muy adecuadas. En conclusión, hemos de conformarnos con los pequeños destellos de genialidad de algunas escenas que sí resultan originales y con determinadas interpretaciones que sí reflejan intensidad y emoción, aunque en dosis muy limitadas y difuminadas durante una hora y cuarenta y cinco minutos. Ahora bien, teniendo en cuenta tanto la escasez y como la mediocridad del resto de estrenos del pasado fin de semana, Todas las canciones hablan de mí es, sin duda, la mejor opción que ha llegado a nuestras salas.
El papel principal recae en Oriol Vila, al que hemos visto en El séptimo día, Salvador (Puig Antich) y Pájaros de papel. La actriz Bárbara Lennie, que participó en Las 13 rosas y Obaba, aunque deba su actual popularidad a la serie de televisión Amar en tiempos revueltos le da una réplica correcta. El productor de la cinta es el exitoso y afamado productor Gerardo Herrero, responsable de las magistrales El hijo de la novia y El secreto de sus ojos. Posee igualmente una larga trayectoria como realizador, con títulos como Territorio comanche o Malena es un nombre de tango.

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