lunes, 13 de septiembre de 2010
UN PEQUEÑO CAMBIO
El de la comedia romántica es uno de los géneros al que con más afán recurren las grandes productoras cuando realizan año tras año sus apuestas cinematográficas, aunque suele reportarles unos resultados discretos tanto en ingresos de taquilla como en calidad del producto final. Algunos títulos como Pretty Woman o Algo para recordar pueden considerarse verdaderas excepciones dentro de este tipo de cintas si se tiene en cuenta su elevada recaudación. Si, además, se mide estrictamente el nivel cualitativo, aún resulta más infrecuente hallar productos convincentes. Por cada joya, como el film francés Amélie, figuran decenas de subproductos repetitivos y mediocres. La explicación se encuentra en la dificultad de compaginar con elegancia y brillantez dos géneros (la comedia y el romance) que observan unos parámetros muy distintos. El humor no siempre engarza adecuadamente con la esencia propia de unas historias de amor que, por regla general, salen victoriosas en la batalla de conseguir el favor del público. Sirva como ejemplo Love Actually, uno de los mejores títulos de referencia. Cuando pregunto a alguna persona por su escena preferida siempre se inclina por una de las más sentimentales pero nunca la elige entre las más graciosas (que las tiene y, por cierto, excelentes). Si a ello se añade que lo que a un espectador le conmueve y le emociona a otro puede parecerle hasta cursi, parece demostrado que pisamos un terreno donde la subjetividad es la que nos inclina a decidirnos por una u otra opción. En conclusión, rodar una buena comedia romántica que, además, resulte rentable, es muy difícil.
Por lo tanto, no es de extrañar que Un pequeño cambio se sume a la lista de largometrajes prescindibles. Es una alternativa para pasar hora y media en una sala de proyección y de, incluso, reírse con algunas de sus escenas pero, finalmente, no deja de ser una de esas cintas que termina por olvidarse y que ni siquiera aspira a ser adquirida en formato DVD. Con verla una vez es más que suficiente. La trama sentimental no reviste ningún interés, pudiendo ser tachada de mediocre. Resulta ligeramente más afortunada en el aspecto cómico e, incluso, en la recreación de determinados momentos dramáticos (que también los tiene). Cuenta la historia de una pareja que, bajo el disfraz de la profunda amistad que les une, esconde sus verdaderos sentimientos amorosos. La decisión de la chica, al no contar con una relación estable, de tener un hijo por inseminación artificial provoca el sufrimiento de ese simple amigo, que se ve envuelto en una serie de situaciones a la par cómicas y trágicas.
Publicitar Un pequeño cambio como una obra de los creadores de Juno y Pequeña Miss Sunshine no es más que una maniobra para atraer a un público potencial. Pese a que, efectivamente, varios de sus productores también participaron en los dos proyectos ya citados, no existe ninguna otra similitud a compartir. La pareja protagonista está formada por Jennifer Aniston, habitual del género y especialmente recordada por su mejor trabajo hasta la fecha (su papel en la magnífica serie televisiva Friends) y Jason Bateman (Up in the Air, Juno). Completan el reparto desempeñando papeles secundarios los actores Juliette Lewis y Jeff Goldblum. Ambos ocuparon en su día la primera línea interpretativa pero, en los últimos años y gracias a actuaciones como éstas, reflejan una decadencia de sus carreras profesionales bastante significativa.
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