Scott Cooper ha tenido una carrera como actor en la que ha pasado desapercibido. Participó en algún episodio de la exitosa serie Expediente X y tuvo algún papel secundario en películas como Austin Powers: La espía que me achuchó. En el año 2009 decidió cambiar y dedicarse a la producción, a la escritura de guiones y a la dirección. Escribió y produjo una cinta de terror titulada For sale by owner que no ha llegado a estrenarse en España y es el responsable del guión y de la dirección de Corazón rebelde. Con su primera película tras la cámara la logrado el reconocimiento y un protagonismo que no consiguiese en su más de una década como actor. Esta ópera prima ha logrado tres nominaciones a los Oscar (mejor actor protagonista, mejor actriz secundaria y mejor canción), dos nominaciones a los BAFTA británicos y a los Globos de oro (en ambos casos para Jeff Bridges como protagonista y a la canción del film).
Cuenta la historia de un veterano y conocido cantante de música country, ya en plena decadencia, que tiene que sobrevivir tocando en locales decadentes pese a que su alcoholismo evidencia que no está en condiciones de continuar con un estilo de vida que, en su primera época, le encandiló. En ese momento de su vida se cruza con una joven periodista, madre divorciada, con la que inicia una relación que le aporta la única ilusión que queda en su vida. El largometraje se asienta sobre tres pilares fundamentales. El primero la música country, dado que el metraje está salpicado de muchas cancines de este estilo. El segundo la recreación de la América profunda, y los pueblos anclados en las carreteras secundarias con moteles infectos y garitos cutres. El tercero la brillante interpretación de los dos protagonistas y su recreación de personajes hundidos y perdidos que se encuentran el uno al otro.
El problema es que, si no te gusta demasiado ese tipo de música, y te saturas ya en la primera parte del metraje con esos paisajes rurales solo te queda para entretenerte la labor de los actores, la cual es indudable que es magistral y plasman unas interpretaciones muy buenas, perno tampoco es suficiente con eso, dado que sus personajes no son lo suficientemente interesantes como para captar el interés durante casi dos horas. Bridges se pasa toda la película o cantando, o vomitando, o mostrando un aspecto desaliñado y alcohólico. Todo ello lo hace a la perfección, pero después de reconocerle el mérito al actor hay que concluir que la película es algo cansina y aburrida. Me pasó algo similar cuando vi la actuación de Nicholas Cage en Leaving Las Vegas, por la que ganó el Oscar, después de verle borracho y beber en la mayor parte del metraje, el desinterés por el personaje es un lastre que arrastra a toda la cinta.
Pero lo cierto es que hay que ser justos con Jeff Bridges y reconocerle un excelente trabajo que ya le ha proporcionado un Oscar y un Globo de oro, aunque en la carrera de este actor hay que destacar otros films como El gran Lebowski, El rey pescador, Los fabulosos Baker boys o Starman. La actriz es Maggie Gyllenhaal a la que hemos visto es El caballero oscuro o World Trade Center. Como secundarios están el veterano Robert Duvall y Ryan Binghan que, pese a que interpreta un pequeño papel es un cantante que ha compuesto la canción principal de la película por la que está nominado al Oscar y ha ganado el Globo de oro.
Cuenta la historia de un veterano y conocido cantante de música country, ya en plena decadencia, que tiene que sobrevivir tocando en locales decadentes pese a que su alcoholismo evidencia que no está en condiciones de continuar con un estilo de vida que, en su primera época, le encandiló. En ese momento de su vida se cruza con una joven periodista, madre divorciada, con la que inicia una relación que le aporta la única ilusión que queda en su vida. El largometraje se asienta sobre tres pilares fundamentales. El primero la música country, dado que el metraje está salpicado de muchas cancines de este estilo. El segundo la recreación de la América profunda, y los pueblos anclados en las carreteras secundarias con moteles infectos y garitos cutres. El tercero la brillante interpretación de los dos protagonistas y su recreación de personajes hundidos y perdidos que se encuentran el uno al otro.
El problema es que, si no te gusta demasiado ese tipo de música, y te saturas ya en la primera parte del metraje con esos paisajes rurales solo te queda para entretenerte la labor de los actores, la cual es indudable que es magistral y plasman unas interpretaciones muy buenas, perno tampoco es suficiente con eso, dado que sus personajes no son lo suficientemente interesantes como para captar el interés durante casi dos horas. Bridges se pasa toda la película o cantando, o vomitando, o mostrando un aspecto desaliñado y alcohólico. Todo ello lo hace a la perfección, pero después de reconocerle el mérito al actor hay que concluir que la película es algo cansina y aburrida. Me pasó algo similar cuando vi la actuación de Nicholas Cage en Leaving Las Vegas, por la que ganó el Oscar, después de verle borracho y beber en la mayor parte del metraje, el desinterés por el personaje es un lastre que arrastra a toda la cinta.
Pero lo cierto es que hay que ser justos con Jeff Bridges y reconocerle un excelente trabajo que ya le ha proporcionado un Oscar y un Globo de oro, aunque en la carrera de este actor hay que destacar otros films como El gran Lebowski, El rey pescador, Los fabulosos Baker boys o Starman. La actriz es Maggie Gyllenhaal a la que hemos visto es El caballero oscuro o World Trade Center. Como secundarios están el veterano Robert Duvall y Ryan Binghan que, pese a que interpreta un pequeño papel es un cantante que ha compuesto la canción principal de la película por la que está nominado al Oscar y ha ganado el Globo de oro.
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