viernes, 14 de noviembre de 2025

PREDATOR: BADLANDS



Recuerdo cuando en el año 1987 se estrenó “Depredador”, con un Arnold Schwarzenegger en pleno ascenso a la cima de su carrera, tras despuntar con “Conan” y la primera entrega de “Terminator”. Su director, John McTiernan, experimentaba un estado de gracia, ya que filmó, una tras otra, tres películas de acción con gran acierto y éxito. A la ya citada “Depredador”, le siguieron “Jungla de cristal” (1988) y “La caza del Octubre Rojo” (1990). Se trata de una cinta entretenida y bien narrada que ha resistido notablemente el paso del tiempo, habida cuenta de que a día de hoy su visionado no desentona en absoluto.

Pero con ella también pasó lo que suele suceder habitualmente. Tras la original, proliferó un reguero de producciones con desigual fortuna, aunque con un mismo denominador común: ninguna llegó a superar a la inicial. Así, por las salas de proyección pasaron “Depredador 2” (1990) -con distintos director y actores-, “Alien vs. Predator” Partes I y II (2004 y 2007), “Predators” (2010), “Predator: Dark Ages” (2015) y “Predator” (2018). A medida que se sucedían más y más entregas, reconociéndoles una mayor precisión técnica como fruto del desarrollo de los efectos especiales, en todas ellas se manifestaba el agotamiento de la saga y la esquilmación total de tan singular alienígena.  

Pero la cosa no quedó ahí. En 2022 el director Dan Trachtenberg estrenó “Predator: La presa”, y ahora llega a los cines “Predator: Badlands”, a cargo del mismo realizador norteamericano. Para colmo, rizando el rizo, el cineasta acaba de concluir el rodaje de “Predator: Asesino de asesinos”. La razón por la que ha rodado tres filmes en un trienio (dos en el mismo año) supone un misterio. Hasta la fecha era conocido como responsable de algún episodio de la serie “Black Mirror” y del largometraje “Calle Cloverfield 10”. En cualquier caso, si bien se percibe un toque más personal en sus últimos trabajos, mi sensación no varía. La saga “Predator” debió darse por concluida hace mucho tiempo, puesto que su avalancha de propuestas satura más de lo que entretiene.  

Al final me ocurre que, aun pudiendo revisionar la obra de 1987 si la encuentro por casualidad en algún pase televisivo, me produce una enorme pereza asistir a sus evoluciones (o como quieran denominar a estas nuevas intentonas). Tal vez la explicación radique en la propensión a revisar lo disfrutado en nuestra adolescencia y juventud. Pero, a cuarenta años vista, me resulta manifiestamente innecesario insistir en el personaje.

No obstante, el entusiasmo de Trachtenberg revitaliza una saga que había descendido a su punto más bajo cuando a algún iluminado se le ocurrió cruzarla con la de “Alien”. De hecho, daba la sensación de aspirar a otra extraña mezcolanza, en esta ocasión con “Jurassic World”, pero, se mire por donde se mire, lo suyo hubiera sido dejarlo todo en aquella selva en la que combatieron Arnold Schwarzenegger, Carl Weathers, Sonny Landham y compañía.

Sorprende encontrar en este reparto a Elle Fanning, quien, pese a su juventud, cuenta con un envidiable currículum profesional que acredita su valía. “Babel”, “El curioso caso de Benjamin Button”, “Super 8”, “A Complete Unknown” o la próxima “Valor sentimental” dan fe de ello. Desde luego, no dejará huella alguna con este papel de cíborg. Le acompañan Dimitrius Schuster-Koloamatangi, muy vinculado a series de televisión, y Cameron Brown, cuya carrera se relaciona principalmente con el cometido de especialista en escenas de acción.




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