Basta con citar la filmografía del realizador neoyorkino Todd Phillips para hacerse una idea del tipo de cine que acostumbra a rodar. Los títulos de sus películas son lo suficientemente ilustrativos como para catalogarlas sin necesidad de verlas, ya que en su caso no encaja el mensaje del dicho “las apariencias engañan”. Todo lo contrario. La primera impresión que transmiten sus trailers o la mera denominación de sus proyectos son fiel reflejo de la sensación que permanece en el espectador tras su visionado. Por mencionar solo algunos acudiré a Road Trip: viaje de pirados, Aquellas juergas universitarias, Escuela de pringados, Resacón en Las Vegas o Salidos de cuentas. Todo aquel que no haya visto hasta este momento ninguno de estos largometrajes puede hacerse una idea bastante certera del subgénero cinematográfico al que pertenecen.
Sin embargo, no sería acertado concluir que nos hallamos ante un director ejemplo del humor basto y simplón que nunca ha visto reconocida su trayectoria profesional. Phillips ha estado nominado al Oscar al mejor guión por la inclasificable Borat y ha sido testigo de cómo la citada Resacón en Las Vegas se alzaba con el Globo de Oro a la mejor comedia del año. Asimismo, ha disfrutado de contundentes éxitos de taquilla, entre otros la primera entrega de lo que tiene toda la pinta de que va a convertirse en una saga con muchos resacones posteriores. Su presupuesto de treinta y cinco millones de dólares se multiplicó en lo que a ganancias se refiere hasta alcanzar la cifra de cuatrocientos sesenta en su carrera comercial internacional. Su secuela, aunque parte de una inversión casi doble, ya ha recaudado más de quinientos millones y todavía está en plena promoción, lo que la convierte sin ninguna duda en la comedia más taquillera en Estados Unidos.
Ahora bien, en mi opinión no deja de ser un fenómeno inexplicable, de la misma manera que no entiendo que la adaptación del programa televisivo Jackass pueda tener repercusión alguna en el séptimo arte o que un documental sobre el fenómeno adolescente Justin Bieber pueda auparse al primer puesto de la taquilla. Asimilar el éxito de Todd Phillips no es tarea fácil y, desde luego, va más allá de reconocer un elevado número de seguidores que llenan las salas de cine. Se trata de otra nueva prueba de la decadencia de este género en Norteamérica.
En cuanto a la cinta, hay poco que contar. Quien contempló el resacón inicial en Las Vegas sabe de sobra lo que les espera a los protagonistas en Tailandia: los mismos personajes en similares situaciones y con idéntica fórmula. Puestos a repetir, el ex boxeador Mike Tyson vuelve a hacer de Mike Tyson. Lo que parece garantizado es que esta aventura no defraudará a sus fans, por lo que más pronto que tarde asistiremos al estreno de un tercer resacón en otro enclave. ¿Rio de Janeiro? ¿Bora Bora? Se admiten apuestas.