viernes, 29 de abril de 2011

SCREAM 4



En mi opinión, los diez primeros minutos de Scream 4 son muy reveladores de lo que su propio director piensa sobre la película. En ese corto espacio de tiempo asistimos a una concatenación de escenas similares en las que un par de jovencitas con tops ajustados critican el mal gusto de los largometrajes de terror donde se asesina a jóvenes reiteradamente. Las dos chicas se burlan de lo previsible de las tramas, se mofan de la escasa imaginación de las propuestas y proclaman lo pasado de moda que está ese género de terror para adolescentes. Y todas estas reflexiones las ponen de manifiesto justo antes de sufrir en sus propias carnes esa muerte que, segundos antes, era blanco de sus burlas. Tras la primera escena, se comunica a los espectadores que, en realidad, todo lo que habían presenciado no eran sino imágenes de otra cinta que veía un segundo grupo de amigas a quienes les sucede lo mismo. Y, nuevamente, se hace saber al público que esa recreación era parte de otro film en el que dos bellas muchachas se ven involucradas en idéntica situación. Así una y otra vez, hasta que por fin la verdadera historia que nos ocupa arranca cuando uno de sus protagonistas despierta gracias a la sintonía musical de la banda sonora de Superdective en Hollywood. Hasta aquí el resumen de Scream 4, donde sólo hallamos una reiteración del estilo de décadas pasadas. Nada más.
El realizador Wes Craven ha firmado todas las entregas de esta popular saga, además de dirigir Las colinas tienen ojos y su secuela y Pesadilla en Elm Street y escribir el guión de todas sus derivadas. Con el inicio del título que nos ocupa parece que ha decido reírse de sí mismo para, posteriormente y de forma incomprensible, volver a caer en el mismo error y limitarse a ofrecer el previsible objeto de parodia. Todo su proyecto resulta obsoleto y falto de ideas. Presentar a atractivas jovencitas en apuros perseguidas por tipos enfundados en sábanas negras cuchillo en mano despierta el mismo interés que una revisión del cine español de la época del destape. Es decir, ninguno. De hecho, la evolución de estos productos en la taquilla resulta esclarecedora. Mientras que la primera parte costó apenas quince millones de dólares y recaudó más de ciento setenta, la segunda costó el doble y recaudó lo mismo. Ya con la tercera gastaron el triple e ingresaron menos que su inmediata predecesora y ahora, con un presupuesto superior a cuarenta millones, la cuarta apenas ha obtenido dieciocho en su primer fin de semana de exhibición en el mercado norteamericano. Por lo tanto, los números, aunque no sea la única variable a considerar, reflejan una decadencia más que evidente.
El elenco de actrices que se ven obligadas a sufrir el correspondiente acoso sanguinario está encabezado por la oscarizada Anna Paquin (estatuilla a la mejor actriz secundaria por El piano), a la que acompañan Kristen Bell (vista en la serie televisiva Verónica Mars y en las comedias Paso de ti y Todo incluido) y los habituales de toda la saga Neve Campbell, David Arquette y Courtney Cox.

viernes, 22 de abril de 2011

CÓDIGO FUENTE (Source Code)



El joven realizador Duncan Jones es hijo del famoso cantante David Bowie y de su primera mujer. Dicen que su nacimiento inspiró la composición de la canción "Kook" incluida en el álbum Hunky Dory de este mítico músico. Sin embargo Duncan no siguió los pasos de su progenitor como artista y se decantó por el cine, debutando como director en el año 2009 con la película Moon, un drama de ciencia ficción protagonizado por el actor Sam Rockwell que cuenta la historia de un individuo a punto de finalizar su contrato laboral y que desempeña su trabajo en una empresa situada en la cara oculta de la Luna. Aislado completamente de la Tierra, durante tres años su única compañía ha sido un ente robótico con inteligencia artificial. Antes de regresar a su planeta comienza a sufrir alucinaciones y a descubrir los secretos de esa base lunar. Con una trama que recuerda a otros films como Solaris de Steven Soderbergh, Jones logró gran reconocimiento de la crítica, llegando incluso a ganar un premio BAFTA a la mejor dirección novel, de modo que comenzó a hablarse de él como de un prometedor cineasta que aportaba originalidad e intensidad narrativa a sus propuestas.
Su segundo largometraje es Código fuente, perteneciente también al género de ciencia ficción aunque, en esta ocasión, con una dosis de acción superior. La cinta combina viajes en el tiempo, ataques terroristas, ocupaciones de cuerpos ajenos por parte del protagonista y programas informáticos con conexiones psíquicas. Este coctel tan singular refleja la historia de un militar que, de repente y sin ser consciente de ello, se ve inmerso en un plan para evitar una explosión, siendo enviado a través del tiempo al octavo minuto anterior a la detonación ya producida, con la esperanza encontrar a su responsable y evitar así más atentados. Fracasa en numerosas ocasiones, convirtiendo la mayor parte del metraje en una continua repetición de esos fatídicos ocho minutos, tantas como viajes en el tiempo se realizan para lograr dar caza con éxito al delincuente.
Si bien alcanza niveles de acción, emoción e intriga aceptables, la etapa central de la proyección resulta más pesada a causa de la insistente reiteración del mismo lapso temporal. No obstante, Código fuente remonta de nuevo en su tramo final y, gracias a alguna sorpresa que depara el guión bien avanzado el film, consigue concluir de forma original y emotiva. En el apartado interpretativo destacan Jake Gyllenhaal (Brokeback Mountain, Zodiac), Vera Farmiga (Up in the Air,Infiltrados) y Michelle Monaghan (La conspiración del pánico).

viernes, 15 de abril de 2011

RIO



En el año 2002 se estrenó con gran éxito la película La edad de hielo, lo que contribuyó a romper la hegemonía que las productoras Pixar y Dreamworks ostentaban en el terreno del cine de animación de los últimos años. Los responsables de aquel logro fueron el norteamericano Chris Wedge y el brasileño Carlos Saldanha. El primero comenzó su brillante andadura en el género obteniendo un Oscar al mejor cortometraje de animación en 1999 mientras que los inicios de Saldanha al frente de los efectos especiales de films como El club de la lucha derivaron finalmente en una dedicación plena al dibujo animado. Ambos profesionales se aliaron, logrando el reconocimiento unánime a su labor tanto por parte de la crítica como del público. La cinta La edad de hielo se convirtió así en un producto sumamente recomendable para todas las familias, de tal manera que niños y adultos podían disfrutar al mismo tiempo de entrañables personajes y de diálogos muy divertidos. Se trataba de una comedia en el más amplio sentido del término, y su calidad indiscutible fue recompensada con una nominación de la Academia de Hollywood al mejor largometraje de animación de aquella edición. Más tarde, el tándem Wedge-Saldanha firmó una nueva colaboración con el lanzamiento de Robots que, a pesar de su inferior nivel, consiguió buenos resultados en taquilla y consolidó tanto el asentamiento de sus respectivas carreras como su posición en la industria del cine. Todos esos datos hacían presagiar el rodaje de una segunda e incluso de una tercera partes, contribuyendo al auge del cine de animación que inició la productora Walt Disney a finales de los ochenta y acabando con décadas de sequía en dicho género cinematográfico.
Ahora el realizador brasileño estrena Río, donde cuenta las aventuras de un guacamayo que deja atrás su vida de enjaulado para viajar a Río de Janeiro. Al ave le ocurren innumerables aventuras, siendo secuestrada por unos delincuentes debido a su elevado valor económico por ser una especie en extinción. Se trata de un proyecto cuya esencia cómica le hace altamente recomendable para el público infantil, sin olvidar que los adultos pueden también disfrutar en ocasiones. En atención a su calidad, se sitúa entre los grandes títulos de animación, incluidos prácticamente todos los de la factoría Pixar, los mejores musicales de la Disney y la propia Ice Age, además de los numerosos largometrajes de dibujos que han proliferado en nuestras pantallas a lo largo de los últimos meses. Es una buena opción para pasar un rato agradable (apenas dura noventa minutos) ya que logra entretener con su llamativo colorido y con sus divertidos personajes pero queda lejos de las obras maestras de este tipo de cine.
En la versión original, algunos reconocidos intérpretes como Anne Hathaway, Jesse Eisenberg (el protagonista de La red social) o Jamie Foxx prestan su voz a los protagonistas de la historia. Sin embargo, en España esta misión se ha encargado a varios profesionales del doblaje.

sábado, 9 de abril de 2011

IN MEMORIAM: Sidney Lumet



El director norteamericano Sidney Lumet ha fallecido el pasado día 9 de abril. Realizador de películas como "Doce hombres sin piedad", "Sérpico", "Tarde de perros", "Network, un mundo implacable" o "Veredicto Final", ganó un Oscar honorífico en el año 2005 y recibió un total de cinco nominaciones (cuatro como director y una como guinista). "Mientras que el objetivo de todas las películas es entretener, la clase de cine en la que yo creo va un paso más allá. Pretende que el espectador analice uno u otro aspecto de su propia conciencia, que estimule la mente y el pensamiento", escribió el director hace años. Nacido en Filadelfia, sus padres eran el actor judío de origen polaco Baruch Lumet y la bailarina Eugenia Wermus. Lumet haría su debut detrás de la cámara al principio de los 50 como director de televisión en la CBS. En dicha cadena destacaban los 150 episodios de la serie "Danger" (1950) y los 26 de "You Are There" (1953). Sin embargo el éxito y el reconocimiento le llegó en el mundo del cine. Descanse en paz.

viernes, 8 de abril de 2011

INVASIÓN A LA TIERRA (Battle: Los Angeles)



Intento imaginarme lo que puede pasar en el despacho de un productor de cine perteneciente a Sony o, como tradicionalmente se conoce, a Columbia Pictures, cuando alguien le propone rodar una película sobre una invasión alienígena a la Tierra que se centre en el combate de la humanidad para repeler dicha colonización extraterrestre. Lo presumible es imaginar que, comprobadas la calidad del guión y la originalidad de la propuesta, se ponga en marcha la producción con la participación de profesionales capaces de narrar con estilo propio el proyecto colocado encima de la mesa, para el que se asigna un presupuesto acorde con sus complejidades técnicas y artísticas. Ahora bien, una vez que constatamos que Invasión a la Tierra ha llegado a nuestras pantallas, debemos concluir que se ha prescindido de esa parte del proceso dedicada a exigir un guión interesante, imaginativo y original, centrándose todos los esfuerzos en lograr unos aspectos técnicos impecables y un grado de acción lo suficientemente intenso para satisfacer las demandas de un público que pretende evadirse un par de horas con un espectáculo cuya saturación de imágenes impactantes logre disimular lo vacío y poco innovador de su contenido.
Por desgracia, resulta cada día más frecuente observar que la innegable calidad de los largometrajes en cuanto a sus efectos especiales y su perfección técnica es inversamente proporcional a la brillantez de sus diálogos, al interés de sus personajes y a la calidad de sus tramas. La corrección formal de la cinta que nos ocupa es evidente, como también lo es su nula aportación a la historia del séptimo arte. Es simple y llanamente más de lo mismo. Dicho lo cual, se podría afirmar que nos sitúa ante el mejor film de su director, el sudafricano Jonathan Liesbesman, hasta la fecha. Anteriormente nos había ofrecido varios títulos de terror como “La matanza de Texas: el origen” rodada cinco años atrás. Ahora se rumorea que este joven realizador será el responsable de la secuela de Furia de titanes, buena parte de cuya primera entrega se rodó en las Islas Canarias. A principios de mayo comenzará el nuevo rodaje en Tenerife con un reparto encabezado por los actores Liam Neeson y Ralph Fiennes. De hecho, parece que ya se ha iniciado el casting para seleccionar a los extras requeridos para participar en esta espectacular cinta de aventuras. Ojalá en esta ocasión sus artífices tengan algo más que ofrecer que unos meritorios efectos visuales.
En el apartado interpretativo sólo destaca Aaron Eckhart, al que hemos visto en las sobresalientes El caballero oscuro y Gracias por fumar. Me temo que nos aguarda un mes de abril bastante insatisfactorio en lo que a estrenos interesantes se refiere, así que habrá que depositar nuestras esperanzas o en el final de la primavera o en el verano.

viernes, 1 de abril de 2011

SUCKER PUNCH



El director norteamericano Zack Snyder se ha especializado en el género fantástico y, aunque debutó en la gran pantalla en 2004 con la película El amanecer de los muertos, no fue hasta dos años después cuando alcanzó fama mundial gracias a 300, un film que recrea la Guerra de las Termópilas, que enfrentó a tan sólo tres centenares de espartanos con cientos de miles de persas. La mezcla llevada a cabo entre imágenes de realidad y de animación logró captar la atención del público más ávido de propuestas novedosas. Su éxito fue tan rotundo que se recaudaron más de cuatrocientos millones de dólares con una producción cuyo presupuesto no rebasaba los sesenta y cinco. Su mejor trabajo llegó en el año 2009 pero en esta ocasión no consiguió en las taquillas el respaldo que era previsible. Watchmen abordaba nuevamente una narración con una estética visual muy llamativa, a medio camino entre la filmación cinematográfica, la recreación de los videojuegos y el formato de los videoclips musicales. Pero, además de una moderna presentación, este largometraje contaba con una trama y un guión más elaborado, convirtiéndolo en el proyecto más completo de su realizador. Sin embargo, sus ciento ochenta millones de recaudación a nivel mundial apenas pudieron compensar su elevado coste de producción. Después de un título de corte más infantil estrenado el pasado año - Ga´Hoole: La leyenda de los guardianes- Snyder retoma con Sucker Punch sus principales señas de identidad.
Preocupado en exceso por plasmar en la pantalla las imágenes más impactantes, vive en una especie de universo propio que transmite a base de recreaciones irreales. Ese es el motivo por el que en Norteamérica suelen referirse a él como “el visionario”. El principal problema radica en que ese torrente de imaginación y esa estética moderna sólo sirven para atrapar al espectador durante los primeros minutos de proyección. Después, a falta de historia convincente, de personajes interesantes y de diálogos inteligentes el producto final desciende hasta convertirse en una propuesta un tanto vacía, aunque presentada con imaginación y en un atrayente envoltorio. Y es que lo que aquí falla es su base, lo que se pretende contar, pese a que su artífice ponga todo de su parte para contarlo de la mejor manera posible. Aun así, su esfuerzo le ha servido para alcanzar el segundo puesto de la taquilla estadounidense el pasado fin de semana, idéntica posición que en España, donde ya ha superado la cifra de diecinueve millones de dólares.
En el apartado interpretativo cabe resaltar la participación de algunos destacados actores asumiendo papeles secundarios. Entre ellos figura Scott Glenn, al que hemos podido ver en, entre otras, El silencio de los corderos, La caza del octubre rojo o El ultimátum de Bourne. También forma parte del reparto Carla Gugino, que también colaboró en Watchmen y en la saga juvenil Spy Kids. Pero las verdaderas protagonistas de la historia son un grupo de jóvenes actrices cuya cara más conocida es la de Vanessa Hudgens, famosa internacionalmente por su papel en las tres entregas de High School Musical.