En mi opinión, los diez primeros minutos de Scream 4 son muy reveladores de lo que su propio director piensa sobre la película. En ese corto espacio de tiempo asistimos a una concatenación de escenas similares en las que un par de jovencitas con tops ajustados critican el mal gusto de los largometrajes de terror donde se asesina a jóvenes reiteradamente. Las dos chicas se burlan de lo previsible de las tramas, se mofan de la escasa imaginación de las propuestas y proclaman lo pasado de moda que está ese género de terror para adolescentes. Y todas estas reflexiones las ponen de manifiesto justo antes de sufrir en sus propias carnes esa muerte que, segundos antes, era blanco de sus burlas. Tras la primera escena, se comunica a los espectadores que, en realidad, todo lo que habían presenciado no eran sino imágenes de otra cinta que veía un segundo grupo de amigas a quienes les sucede lo mismo. Y, nuevamente, se hace saber al público que esa recreación era parte de otro film en el que dos bellas muchachas se ven involucradas en idéntica situación. Así una y otra vez, hasta que por fin la verdadera historia que nos ocupa arranca cuando uno de sus protagonistas despierta gracias a la sintonía musical de la banda sonora de Superdective en Hollywood. Hasta aquí el resumen de Scream 4, donde sólo hallamos una reiteración del estilo de décadas pasadas. Nada más.
El realizador Wes Craven ha firmado todas las entregas de esta popular saga, además de dirigir Las colinas tienen ojos y su secuela y Pesadilla en Elm Street y escribir el guión de todas sus derivadas. Con el inicio del título que nos ocupa parece que ha decido reírse de sí mismo para, posteriormente y de forma incomprensible, volver a caer en el mismo error y limitarse a ofrecer el previsible objeto de parodia. Todo su proyecto resulta obsoleto y falto de ideas. Presentar a atractivas jovencitas en apuros perseguidas por tipos enfundados en sábanas negras cuchillo en mano despierta el mismo interés que una revisión del cine español de la época del destape. Es decir, ninguno. De hecho, la evolución de estos productos en la taquilla resulta esclarecedora. Mientras que la primera parte costó apenas quince millones de dólares y recaudó más de ciento setenta, la segunda costó el doble y recaudó lo mismo. Ya con la tercera gastaron el triple e ingresaron menos que su inmediata predecesora y ahora, con un presupuesto superior a cuarenta millones, la cuarta apenas ha obtenido dieciocho en su primer fin de semana de exhibición en el mercado norteamericano. Por lo tanto, los números, aunque no sea la única variable a considerar, reflejan una decadencia más que evidente. El elenco de actrices que se ven obligadas a sufrir el correspondiente acoso sanguinario está encabezado por la oscarizada Anna Paquin (estatuilla a la mejor actriz secundaria por El piano), a la que acompañan Kristen Bell (vista en la serie televisiva Verónica Mars y en las comedias Paso de ti y Todo incluido) y los habituales de toda la saga Neve Campbell, David Arquette y Courtney Cox.