viernes, 29 de julio de 2022

EL AGENTE INVISIBLE (The Gray Man)



Algunas películas son un insulto a la inteligencia y a este grupo pertenece “El agente invisible”. El problema no estriba en visionar cosas imposibles, ya que el Séptimo Arte permite a menudo traspasar los férreos límites de la lógica y superar los estrictos parámetros de la realidad. La cuestión radica en rodar una cinta de acción cayendo continuamente en el ridículo. Cada género cinematográfico posee sus reglas y márgenes más o menos definidos. En “E.T. el extraterrestre”, encaja que la bicicleta del protagonista vuele por encima de los coches de la policía. Sin embargo, tal ocurrencia rechinaría en un drama convencional. En función del tipo de relato, los recursos del narrador son unos u otros, y se puede jugar con ellos. Pero si se pretende filmar una historia de espías y agentes secretos sin derivarla a la ciencia ficción o a la parodia cómica surrealista, se ha de procurar que las escenas no constituyan un permanente despropósito.

La manifiesta carencia de ideas acarrea un intento de sustituir la originalidad por la grandilocuencia y de cambiar un guion bien trabajado por una fastuosidad visual. “El agente invisible” supone en su práctica totalidad una copia de la saga de 007 (en su caso, con la variación mínima de numerar al agente con el 6). Y, habiendo poco más que aportar, se echa en brazos de la desproporción, el colorido ostentoso y la opulencia, aunque desentonen más que complementen. Una de sus primeras escenas da buena prueba de ello, recurriendo al lanzamiento de fuegos artificiales y a la aparatosidad de las imágenes para disimular la endeblez de la propuesta y la falta de credibilidad de la trama. Para colmo, las peleas cuerpo a cuerpo se presentan como ensayadas coreografías, anulando así cualquier posibilidad de transmitir tensión.

Obviamente, en esta clase de filmes marcados por la infalibilidad (diríase, inmortalidad) del protagonista, ya se ha visto casi de todo. Pero ese empeño de los directores en ofrecer al público el más difícil todavía les condena a una ridiculez que produce vergüenza ajena. Recuerdo que en “Eraser” (1996),  Arnold Schwarzenegger saltaba de un avión sin paracaídas, pasando junto a la turbina de la nave y aterrizando sin rasguño alguno. Pues bien, dicha secuencia puede considerarse una loa al realismo en comparación con la del “El agente invisible” lanzándose igualmente en pleno vuelo sin ninguna protección ni pertenencia y que, ya en suelo turco, termina hablando por el móvil para, a continuación, aparecer en Viena con la ropa limpia y planchada.

Los hermanos Anthony y Joe Russo, responsables de un par de entregas de “Capitán América” y de otras dos de “Los Vengadores”, se sitúan detrás de las cámaras. Para la plataforma Netflix filmaron “Extracción”, con Chris Hemsworth al frente del reparto, dando así la medida de su manera de entender el cine, contra la que, por cierto, nada cabe objetar. Ahora bien, con “El agente invisible” han rebasado las líneas de la cordura para firmar un despropósito tan intencionado como ridículo, un verdadero desprecio a los espectadores.

Un agente de la CIA, alias Sierra Seis, es excarcelado con el fin de eliminar a un peligrosísimo objetivo. Durante su misión se percata de que quizá se trate de una trama corrupta para ocultar las fechorías de sus superiores, de modo que desobedece las órdenes y se aparta de los protocolos. Desde ese instante, Sierra Seis pasa a convertirse en otra diana para cuya aniquilación han de recurrir a un nuevo sicario.

Integran el equipo artístico numerosos rostros conocidos. Da vida al agente “bueno” Ryan Gosling, interesante y curtido intérprete que ha demostrado sus cualidades en “La, la, land”, “Drive”, “Blue Valentine” o “Los idus de marzo”. Aunque hace lo que puede, no evita un desastre para nada imputable a él. Chris Evans, famoso gracias al citado “Capitán América” y con una pequeña incursión en la dirección titulada “Antes de que te vayas”, encarna a un forzado y caricaturizado agente “malo” . En cuanto a Ana de Armas, repite su perfil de “chica Bond” desplegado en “Sin tiempo para morir” pero, si dispusiera de oportunidades, podría dar mucho más de sí desde el punto de vista profesional. Les acompaña en un papel secundario el polifacético Billy Bob Thornton (“El otro lado de la vida”, “Un plan sencillo”).



miércoles, 27 de julio de 2022

BOB RAFELSON IN MEMORIAM



Bob Rafelson ha fallecido el 23 de julio a los 89 años de edad. El cineasta, que nació en Nueva York el 21 de febrero de 1933, debutó como director en 1968 con “Head”, una película que contó con un guión coescrito por Jack Nicholson.  En 1970 cosechó un gran éxito gracias a la cinta “Mi vida es mi vida”, de nuevo Jack Nicholson, y esta vez delante de la cámara. Por este trabajo Rafelson obtuvo dos nominaciones a los Oscar en las facetas de productor y guionista.

Después dirigió “El rey de Marvin Gardens” (1972), nuevamente con Jack Nicholson, y “Músculos de acero” (1976), cuyo reparto incluía a Jeff Bridges, Sally Field y Arnold Schwarzenegger.

En 1981 rodó “El cartero siempre llama dos veces”, cuarta colaboración con Nicholson, y en 1987 estrenó “El caso de la viuda negra”, con Debra Winger y Theresa Russell.

En la década de los noventa filmó “Las montañas de la luna” (1990), “Ella nunca se niega” (1992) y “Blood & Wine (Sangre y vino)” (1996), última colaboración con el citado actor.

Su último largometraje para la gran pantalla fue “Sin motivo aparente” (2002), interpretado por Samuel L. Jackson, Milla Jovovich y Stellan Skarsgård.




martes, 26 de julio de 2022

SANDRA BULLOCK



Sandra Bullock nació en Virginia el 26 de julio de 1964. Actriz, directora y productora estadounidense de cine y televisión, debutó en la pantalla grande en 1987 con la película “En la cuerda floja”. El éxito y la popularidad le llegaron en los años noventa con títulos como “Esa cosa llamada amor” (1993), de Peter Bogdanovich, “Demolition Man” (1993), de Marco Brambilla y, sobre todo, “Speed” (1994), de Jan de Bont, lo que le llevó a protagonizar su segunda parte en 1997.

A esa década pertenecen también “Mientras dormías” (1995), de Jon Turteltaub, “La red” (1995), de Irwin Winkler, “Tiempo de matar” (1998), de Joel Schumacher o “Prácticamente magia” (1998), de Griffin Dunne.

Posteriormente rodó “28 días” (2000), de Betty Thomas, “Miss Agente Especial” (2000), de Donald Petrie y “Asesinato, 1,2,3”, de Barbet Schroeder. Compaginó asimismo comedias como “Amor con preaviso” (2002), de Marc Lawrence y “La proposición” (2008), de Anne Fletcher con dramas como “Crash” (2004), de Paul Haggis y “Tan fuerte, tan cerca” (2011), de Stephen Daldry.

En 2010 ganó el Oscar por su papel en la cinta “The Blind Side: Un sueño posible”, de John Lee Hancock, y volvió a ser nominada por “Gravity” (2013), de Alfonso Cuarón.

Entre sus últimos largometrajes se hallan “A ciegas” (2018), de Susanne Bier y “La ciudad perdida”, (2022) de Aaron Nee y Adam Nee.



viernes, 22 de julio de 2022

PERSUASIÓN (Persuasion)



Pocas escritoras como Jane Austen mantienen una relación tan estrecha y popular entre sus novelas y las adaptaciones cinematográficas de las mismas. No sólo se han convertido en brillantes películas que han merecido el éxito del público y el reconocimiento de la crítica (baste recordar “Orgullo y prejuicio”, de Joe Wright o “Sentido y sensibilidad”, de Ang Lee), sino que los libros de su autora cuentan con un mayor número de versiones. De “Emma”, por ejemplo, existen al menos diez proyectos, entre series de televisión, telefilmes y largometrajes. Se alza, pues, como una fuente inagotable que atrae a los espectadores, por mucho que hayan leído y visto una y otra vez idénticas tramas e historias.

Se acaba de estrenar en la plataforma Netflix una nueva versión de “Persuasión”. Recuerdo otra, más fiel a la letra y al espíritu de la novelista, dirigida en 1995 por Roger Michell y protagonizada por Amanda Root y Ciarán Hinds. Esta propuesta de 2022, en cambio, pretende ofrecer una visión moderna y rompedora, pese a recurrir al vestuario clásico y a la ambientación propia de principios del siglo XIX. Sin embargo, esa mezcla de estilos distorsiona en gran medida el mensaje y la narración. Se abusa en exceso de la técnica de hablar los actores a la cámara, como si esta fuera el propio espectador. Asimismo, se lleva a cabo una inclusión forzada de la mentalidad actual dentro de un relato que cobra más sentido desde la realidad de hace doscientos años.

Cuando era más joven, Anne Elliot sucumbió a las presiones de su familia y renunció al amor, debido a la diferencia de clase con su pareja. No obstante, la ruptura fue meramente física, nunca sentimental, y permaneció encadenada a aquellos recuerdos. Con el paso del tiempo, obligada ya luchar con su fama de solterona, se reencuentra de nuevo con su amado, abriéndose las puertas a una segunda oportunidad no exenta de complicaciones.

Determinados pasajes de la acción logran captar en buena medida la esencia cautivadora de los personajes austenianos, pero la manera de hilvanar las tomas y el estilo narrativo desarrollado hacen rechinar la obra en su conjunto. Carrie Cracknell,  directora teatral británica, se sitúa detrás de la cámara y, si bien ese toque escénico no lastra la filmación cinematográfica, el principal inconveniente radica en el modo errático (a mi juicio, poco apropiado) de abordar la narración, teniendo en cuenta el libreto original en el que se basa. Paradójicamente, la persuasión que se refleja es muy escasa, comparada con una pretendida reinvención actualizada que no termina de enganchar con el guion.

Encabeza el reparto Dakota Johnson, famosa por su participación en la artificial trilogía de “Cincuenta sombras de Grey”, y conocida ya desde la cuna por ser hija de los mediáticos Melanie Griffith y Don Johnson. Intervino en la muy recomendable “La red social” y la hemos visto recientemente en “La hija oscura”. Ha enlazado varios trabajos en 2022, entre ellos “Bailando por la vida” (disponible en Apple TV+) y “Am I OK?”. En mi opinión, no es ella quien desentona en “Persuasión”, sino que los problemas son otros. Cosmo Jarvis (uno de los intérpretes de “Lady Macbeth”) da vida a su pareja. En el grupo de secundarios figura el versátil Richard E. Grant (nominado al Oscar por su actuación en “¿Podrás perdonarme algún día?” y participante en “Star Wars: El ascenso de Skywalker”, “Gosford Park”, “La edad de la inocencia” o “Drácula de Bram Stoker”). Les acompañan Yolanda Kettle (de las series televisivas “The Crown” y “Regreso a Howards End”), Henry Golding (“Crazy Rich Asians”, “Last Christmas”) y Nikki Amuka-Bird (“El destino de Júpiter”, “Tiempo”).



martes, 19 de julio de 2022

BENEDICT CUMBERBATCH


Benedict Cumberbatch nació en Londres el 19 de julio de 1976. Debutó en el cine en 2003 con “Matar a un rey”. En 2006 participó en “Amazing Grace”, de Michael Apted y, un año después, en “Expiación: más allá de la pasión”, de Joe Wright. También se hizo célebre en la pequeña pantalla gracias a la serie “Sherlock” (2010-2017).

Intervino asimismo en “La verdad oculta” (2010), de Larysa Kondracki, “El topo” (2011), de Tomas Alfredson, “War Horse (Caballo de batalla)” (2011), de Steven Spielberg, “Star Trek: En la oscuridad” (2013), de J.J. Abrams, “12 años de esclavitud” (2013), de Steve McQueen o “Agosto” (2013), de John Wells.

Su primera nominación al Oscar le llegó en 2015 por su papel en “The Imitation Game (Descifrando Enigma)” (2014), de Morten Tyldum. En 2016 interpretó al protagonista de “Doctor Strange (Doctor Extraño)”, entrando así en el universo Marvel y formando parte de varios proyectos de “Vengadores”, “Spiderman” y “Thor”.

Entre sus últimos trabajos figuran “1917” (2019), de Sam Mendes, “El espía inglés” (2020), de Dominic Cooke, “El mauritano” (2021), de Kevin Macdonald y “El poder del perro” (2021), de Jane Campion, por el que recibió su segunda nominación a la estatuilla dorada de Hollywood.



viernes, 15 de julio de 2022

THOR: LOVE AND THUNDER



El director neocelandés Taika Waititi posee un particular sentido del humor con el que impregna sus películas. Su trabajo más celebrado, “Jojo Rabbit”, da buena cuenta de ello. No sólo le valió para recibir el Oscar por su guion adaptado, sino para dar a la comedia una vuelta de tuerca. Practicó idéntico toque humorístico en la anterior entrega del héroe de la Marvel Thor (“Thor: Ragnarok”), a la que ahora se añade “Thor: Love and Thunder”. En no pocas ocasiones resulta difícil confirmar si esas pinceladas de sátira y gracia constituyen una genialidad o un absurdo. En mi caso particular, puedo a lo sumo reconocer esa habilidad para introducir la burla y la ironía con sentido en apenas un puñado de secuencias. Sin embargo, para un largometraje que supera las dos horas de duración y con una evidente carga de acción y aventuras, dichos toques hilarantes suponen un bagaje insuficiente.

Lo que resulta evidente es la ausencia de pretensión trascendental alguna.  Waititi se ríe hasta de sí mismo y convierte en irreverencia lo que otros cineastas tratarían como dogmas de culto. En ese sentido, se agradece que no se tome en serio y que su film se alce como una gran broma que, como tal, se debe de encajar. Una gran broma en la que todos quieren participar, como ocurre con el célebre actor Matt Damon, cuya actuación en forma de parodia ni siquiera figura en los títulos de crédito. El realizador ha organizado una fiesta y permite que sus amigos se cuelen en ella para echar unas risas.

De hecho su protagonista, Chris Hemsworth, no se ha cansado de repetir durante el período de promoción que “Thor: Love and Thunder es la película que haría un niño de 7 años", circunstancia que reconoció el propio Waititi en otra entrevista, al afirmar que planteó el rodaje “a partir del resultado de grupos focales hechos a niños de seis años”, manifestando expresamente que "después de seis meses en el set de grabación, te das cuenta de que fue divertido cuando se grabó, pero no necesariamente tiene sentido incluirlo todo en la versión final del largometraje".

Ellos mismos han puesto el dedo en la llaga. Se trata de una cinta infantil. Tal vez para algunas personas esta valoración no resulte criticable, pero a mi juicio afecta de forma devastadora a esa parte de la cinta que aspira a ofrecer una narración de acción y aventura. A menudo se cae en el ridículo y, cuando eso sucede, ya no hay vuelta atrás, por más que determinadas escenas resulten ocurrentes o graciosas.

El Dios del Trueno ansía encontrar la paz interior, pero su tranquilidad se verá interrumpida por un asesino galáctico conocido como Gorr el Carnicero, que persigue la extinción de los dioses. Para hacer frente a esta amenaza, Thor solicita ayuda, incluida la de su ex novia Jane Foster quien, para sorpresa del héroe, empuña inexplicablemente su martillo mágico. Se embarcan en una peripecia cósmica en la que tendrán que descubrir el misterio que esconde la venganza del “Carnicero de Dioses” y detenerle antes de que sea demasiado tarde.

Chris Hemsworth da vida de nuevo al popular personaje de la Marvel, encarnándole ya en nueve ocasiones, entre su propia saga y el resto de títulos asociados a “Los Vengadores” y demás superhéroes. Cuenta con una filmografía marcada por interpretaciones de tipos intrépidos y musculosos y, si bien aquí cumple su función, el desenfoque marcado por el realizador difumina en cierta medida su labor interpretativa.

Además de quienes no aparecen oficialmente en los créditos, el resto del reparto se completa con grandes estrellas, entre ellas Natalie Portman (ganadora de la estatuilla dorada por “Cisne negro” e intérprete de varios títulos imprescindibles del Séptimo Arte), Christian Bale (uno de los actores más habilidosos y talentosos de su generación, también oscarizado por “The Fighter”) y Russell Crowe (premiado con el mismo galardón por “Gladiator”, y figura sobresaliente de finales de los noventa y principios del nuevo siglo). Les acompañan Tessa Thompson (“Creed”, “Claroscuro”) y Chris Pratt (“Guardianes de la galaxia”, “Jurassic World”). Como he manifestado en las líneas precedentes, todos ellos han participado colectivamente de esta broma hecha película, cuya versión original contiene asimismo las voces de Bradley Cooper, Vin Diesel y el propio Taika Waititi.



martes, 12 de julio de 2022

HARRISON FORD

Harrison Ford nació en Chicago el 13 de julio de 1942. Actor estadounidense de cine y televisión, debutó oficialmente en la pantalla grande en 1967 con “La cabalgada de los malditos”. En 1973 participó en “American Graffiti”, de George Lucas y al año siguiente en “La conversación”, de Francis Ford Coppola, con quien repetiría en “Apocalypse Now” (1979).

En 1977 inició una de las dos sagas que le darían fama y reconocimiento mundial: “La guerra de las galaxias”, de nuevo con Lucas. Repitió en “El Imperio contraataca” (1981) y “El retorno del Jedi” (1983), y más tarde en la última trilogía: “Star Wars: El despertar de la Fuerza” (2015) y “Star Wars: El ascenso de Skywalker” (2019).

La segunda gran saga le llegó en 1981 de la mano de Steven Spielberg a través de “En busca del arca perdida”, a la que siguieron “Indiana Jones y el templo maldito” (1984) e “Indiana Jones y la última cruzada” (1989). Mucho tiempo después se rodó una cuarta entrega, “Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal” (2008).

Intervino igualmente en varias películas dando vida al agente Jack Ryan: “Juego de patriotas” (1992) y “Peligro inminente” (1994)

Otras cintas imprescindibles de Ford son “Blade Runner” de Ridley Scott (1982), de la que se filmaría una secuela, “Blade Runner 2049” (2017), “Único testigo” (1985), “Frenético” y “Armas de mujer” (ambas de 1988), “Presunto inocente” (1990), “El fugitivo” (1993), “Caprichos del destino” (1999) o “El secreto de Adaline” (2015).


viernes, 8 de julio de 2022

IN MEMORIAM JAMES CAAN



El pasado 6 de julio fallecía en la ciudad de Los Ángeles James Caan, actor estadounidense conocido por su papel de Sonny Corleone en “El padrino”, por el que fue nominado al Oscar. Nació en Nueva York el 26 de marzo de 1940 y, tras intervenir en numerosas series de televisión, debutó oficialmente en la pantalla grande en 1964 con “Una mujer atrapada”, junto a Olivia de Havilland, aunque apareció brevemente en “Irma la dulce” un año antes (1963) sin quedar reflejado en los títulos de crédito. A partir de ese momento participó en “El Dorado” (1966), junto a John Wayne o “La muerte llama a la puerta” (1967), en compañía de Simone Signoret y Katharine Ross.

En 1969 se cruzará en su camino Francis Ford Coppola con su cinta “Llueve sobre mi corazón”, lo que probablemente propició su trabajo en “El padrino” (1972) su film más famoso y celebrado. A esa misma época pertenecen “Perdida en la ciudad” (1971), con Candice Bergen, “Permiso para amar hasta medianoche” (1973), de Mark Rydell y “El jugador” (1974), acompañando a Paul Sorvino. Más tarde rodó “Rollerball” (1975), de Norman Jewison, “Funny Lady” (1975), de Herbert Ross, “Los aristócratas del crimen” (1975), de Sam Peckinpah o “Un puente lejano” (1977), de Richard Attenborough.

Ya en la década de los ochenta filmó “Bésame y esfúmate”, de Robert Mulligan, junto a Sally Field y Jeff Bridges,  y volvió a coincidir con Coppola en “Jardines de piedra” (1987). Comenzó los años noventa con fuerza gracias a “Dick Tracy” y “Misery”, pero poco a poco se enroló en proyectos más prescindibles, como “Luna de miel para tres”, dando la réplica a Nicolas Cage y Sarah Jessica Parker, “Eraser” (1996), protagonizada por Arnold Schwarzenegger, o “Mickey ojos azules” (1999), en cuyo reparto figuraba asimismo Hugh Grant. De entre sus últimas actuaciones cabe mencionar las de “Dogville” (2003), de Lars Von Trier, “Superagente 86 de película”, de Peter Segal y “Lazos de sangre”, de Guillaume Canet.




BEAUTY



A lo largo de la Historia del cine han circulado numerosas historias sobre las disputas existentes entre los productores y los directores de las películas. Por un lado, quienes buscan el dinero para la inversión de los rodajes y se encargan después de rentabilizarlo. Y por otro, los que se encargan de la vertiente artística y crean las obras. Incluso algunos realizadores que también llevan a cabo la labor de producción han confesado luchas internas con ellos mismos a la hora de compaginar ambas facetas. En todo caso, en esta particular pugna la faceta empresarial gana cada vez más terreno y poderío frente a la creadora. Con mayor nitidez y frecuencia se percibe el ejercicio cinematográfico como un bien de consumo más. Se realizan estudios de mercado, se analizan las preferencias de la gente y se da el salto a la comercialización en lo que viene a ser otra variante de la ley de la oferta y la demanda. Si la población se encuentra sensibilizada con determinado problema, se pone de moda un concreto tema o, simplemente, se acerca la celebración de una festividad o fecha asociada a un colectivo, la industria se afana en atender a dicha ciudadanía y garantizarle las propuestas.

Obviamente, se trata de una práctica legítima y hasta comprensible, y que no comento sólo a modo de crítica, dado que responde a las reglas de la lógica. No obstante, considero que la progresiva pérdida del concepto de autoría (en el sentido de visión personal, auténtica e incluso íntima de un cineasta) dentro del sector es alarmante. Lo más llamativo de “Beauty”, recientemente estrenada en Netflix, estriba en que pretende poner el dedo en la llaga sobre tales cuestiones, pese a que, en mi opinión, su mero estreno constituye una reafirmación de lo que aspira a criticar. 

“Beauty” presenta el relato de una joven y talentosa cantante negra a la que una discográfica ofrece la oportunidad de convertirse en una estrella. Sin embargo, ese camino se hallará plagado de concesiones y variaciones respecto de lo que ella quiere cantar y expresar. Así, se enreda en constantes desencuentros con los agentes, los representantes, sus familiares y su círculo más estrecho, empeñada en seguir siendo ella misma y no un producto fabricado artificialmente para agradar a los consumidores. Una canción para los de raza blanca, otra para los de raza negra, otra para la clase media, otra para la familia tradicional, otra para las menos tradicionales… Ya lo decía Woody Allen con extraordinaria certeza: “No sé cuál es el camino del éxito, pero sí sé cuál es el camino del fracaso: intentar contentar a todo el mundo”.

Esta clase de producciones de “Netflix” es a otras cintas estrenadas en las salas de proyección lo que una marca blanca de un supermercado a la marca originaria. La citada plataforma, si bien ya suma notables aportaciones al Séptimo Arte, se caracteriza por inundar su particular cartelera con proyectos de consumo rápido y exclusivo para alcanzar al mayor número de telespectadores. Brinda una marca blanca (y blanda) para que cada persona encuentre su producto. Pero, en este caso, a mí nada de lo que cuenta me interesa lo más mínimo, habida cuenta de que en ningún momento me he creído lo que se me propone.

Se basa en una narración excesivamente artificial, forzada y previsible. Casi cada diálogo y escena están ideados para complacer las más variopintas necesidades señaladas por el estudio de mercado. Un peligroso camino por el que, al menos a mí, me va a resultar muy complicado disfrutar de un largometraje.

La protagonista del film es la actriz Gracie Marie Bradley, en su primer papel relevante, y entre los secundarios figuran Giancarlo Esposito (“Haz lo que debas”, “Sospechosos habituales”) y Sharon Stone, nominada al Oscar por “Casino”, de Martin Scorsese y que en su momento explotó (o fue explotada) como reclamo sexual.



martes, 5 de julio de 2022

CUARENTA ANIVERSARIO DEL ESTRENO DE "BLADE RUNNER"


Estos días se cumplen cuarenta años del estreno de “Blade Runner”, cinta estadounidense de ciencia ficción dirigida por Ridley Scott. Pese a su fría acogida cuando llegó a las salas de proyección, está considerada actualmente una película de culto y una de las obras más emblemáticas del Séptimo Arte.

Optó al Oscar a los efectos visuales y a la dirección artística. En la ceremonia de los Globos de Oro fue Vangelis -compositor de su banda sonora- quien obtuvo una nominación por su excelente trabajo. Con el tiempo, el film se ha visto encumbrado a la categoría de título imprescindible, figurando en el listado del American Film Intitute entre los diez mejores largometrajes de la Historia del cine dentro del género de la “ciencia ficción”.

Su guión se basa en la novela de Philip K. Dick “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”, publicada en el año 1968, y fue escrito por Hampton Fancher y David Webb Peoples. El reparto se encuentra formado por los actores Harrison Ford, Rutger Hauer, Sean Young, Edward James Olmos, M. Emmet Walsh, Daryl Hannah, William Sanderson, Brion James, Joe Turkel y Joanna Cassidy.

El relato describe un futuro en el que, mediante la ingeniería genética, se fabrican humanos artificiales a los que se denomina «replicantes», que se hallan empleados en trabajos peligrosos y como esclavos en las «colonias exteriores» terrestres. Dichos replicantes son fabricados por Tyrell Corporation con la intención de que resulten «más humanos que los humanos», especialmente los modelos «Nexus-6». Se asemejan físicamente a aquellos, aunque poseen una mayor agilidad y fuerza física. Sin embargo, carecen de empatía y de similar respuesta emocional.

Acaban siendo declarados ilegales en la Tierra tras un sangriento motín ocurrido en Marte, donde trabajaban sometidos a la esclavitud. Un cuerpo especial de la Policía, denominado “Blade Runners”, deberá encargarse de identificar, rastrear y matar («retirar», en el vocabulario interno) a los fugitivos que todavía se encuentran en nuestro planeta.



viernes, 1 de julio de 2022

BLACK PHONE



Aunque me gusta el cine en general y cuento con películas favoritas en prácticamente todos los géneros, lo cierto es que soy más receptivo a algunos y menos a otros. Y mezclar el terror con la fantasía constituye un reto complicado que, al menos en mi caso, me pone a la defensiva. Scott Derrickson acaba de estrenar en España “Black Phone” (sin traducción del título original). Cineasta norteamericano especializado en esta modalidad cinematográfica, repasando su filmografía nos encontramos con “El exorcismo de Emily Rose”, la versión de “Ultimátum a la Tierra” de 2008, “Sinister”, “Líbranos del mal” y la primera entrega de las aventuras de “Doctor Strange”. Quizá sea esta última la que más se aleja de una clara línea conceptual pero, en todo caso, se trata de un director amante del terror que ha construido su carrera sobre este tipo de propuestas.

Con “Black Phone” continúa por este camino y ofrece un film correcto, producto de su solvente y avalada experiencia en estos temas. No obstante, por mucho que se quiera innovar, para asustar a los espectadores siempre se termina recurriendo a las viejas fórmulas y a los anzuelos tradicionales. Ello, unido a una variante más propia del género fantástico, supone que yo empiece a tolerar menos la base de la trama y me resulte menos eficaz el propósito de la historia. Y es que, al final, buena parte de la senda de estas propuestas debe recorrerla el propio público, aportando su predisposición a aceptar planteamientos discutibles y a caer en las trampas visibles de la intriga y del temor que desea provocar el guion.

Durante la década de los setenta en el Medio Oeste estadounidense, un enmascarado secuestra a un tímido pero perspicaz niño, encerrándolo en un sótano insonorizado donde de nada le servirán sus gritos. El menor encuentra un teléfono negro, en principio roto y sin conexión, pero que empieza a sonar, contactando con las voces de quienes han sido las anteriores víctimas del criminal, y que quieren ayudarle para librarse del trágico final al que se ve abocado.

La narración es hábil y la recreación, eficaz. Un limitado metraje apenas superior a la hora y media beneficia al relato y conforma un largometraje muy dirigido a un espectador concreto, aficionado al terror y susceptible de angustiarse como forma de disfrute. Sea como fuere, se percibe cierto estancamiento del modelo. Y, aunque se ofrezcan sustos muy logrados y la atmósfera se torne lúgubre, no deja de ser una cinta insustancial que apenas entraña cierto pasatiempo, más o menos suficiente en función de las expectativas y exigencias de cada persona.

Figura en el reparto Ethan Hawke, quien ya colaborara con Derrickson en “Sinister”. El joven y cohibido estudiante de “El club de los poetas muertos”, que logró gran aceptación mundial gracias a la atípica trilogía iniciada con “Antes de amanecer”, ha ido evolucionando hacia un cine de mayor acción e intensidad. La sobrevalorada saga de “La purga”, la nueva versión de “Los siete magníficos” o “Ciudad de asesinos” dan buena prueba de ello. Sin embargo, puede al mismo tiempo presumir de títulos tan relevantes como “Gattaca”. Desde luego, su intervención en “Black Phone” no mejorará su trayectoria profesional.

Le acompañan el debutante Mason Thames, Madeleine McGraw (la niña de “El francotirador”, de Clint Eastwood), Jeremy Davies (“Solaris”, “Secretary”) y E. Roger Mitchell (“Barry Seal: El traficante”, “The Equalizer: El protector”).