Mostrando entradas con la etiqueta Ana de Armas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ana de Armas. Mostrar todas las entradas

viernes, 13 de junio de 2025

BALLERINA



De un tiempo a esta parte, el género de acción ha evolucionado hacia una suerte de musical, teniendo en cuenta el carácter excesivamente coreográfico de las escenas que incluyen luchas y peleas. Empezó representando un toque oriental, pero se ha expandido de tal manera que las patadas, puñetazos y disparos van acompañados en la actualidad de unos milimétricos movimientos corporales que, al menos en mi caso, relaciono más con un baile que con un enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Se trata de una tendencia más o menos reciente, ya que no se hallan escenografías de este tipo en las filmografías de cineastas consagrados del género desde hace décadas, como por ejemplo John McTiernan.

Para valorar y asumir estas licencias artísticas, se torna imprescindible tener en cuenta sus incursiones en otras variantes como la ciencia ficción o la fantasía, lo que abre las puertas a la utilización de mayor número de recursos y a la ampliación de los límites asociados a la credibilidad. Dicho de otro modo, no existe comparación entre “Matrix” y “El contable”. Se podrá ejercer la libertad para rodar un largometraje u otro pero, una vez escogido el modelo, resulta esencial conocer sus limitaciones.

La saga de John Wick, protagonizada por Keanu Reeves, se compone de cuatro películas y hasta la fecha cuenta con una legión de fieles seguidores, incrementando en cada nueva entrega tanto los importes de realización como las respectivas recaudaciones. La primera costó veinte millones y obtuvo cerca de ochenta a nivel mundial, mientras que la última pasó de cien a cuatrocientos.   Su estética, muy visual y violenta, intenta combinar la sofisticación con cierto toque de vulgaridad, marcando un antes y un después en las secuencias con armas de fuego.  Ahora, como alternativa para continuar exprimiendo esta gallina de los huevos de oro y rentabilizar el mercado, se estrena un “spin off” del serial, pero encabezado por una figura femenina.

La presente producción entiende el divertimento como una desenfadada y disparatada forma de exageración, colocando al espectador ante un cúmulo de situaciones poco creíbles, si bien adornadas con un llamativo envoltorio. No cabe tomarse nada en serio sino, simplemente, dejarse llevar por las imágenes. Algunas propuestas pueden calificarse como sorprendentes y sin duda contienen partes entretenidas, pero no encajan en el género de acción que yo reconozco. Acoger de buen grado esos excesos visuales y esa exageración indisimulada se me hace muy cuesta arriba.   

Eve Macarro es una asesina entrenada desde su infancia por la Ruska Roma, la misma organización criminal encargada del adiestramiento de John Wick. La mujer intentará por todos los medios averiguar quién está detrás del asesinato de su padre. En su lucha por conocer la verdad, deberá atenerse a las normas de la Alta Mesa y, por supuesto, a las del Hotel Continental, donde descubrirá que existen secretos ocultos sobre su pasado.

Ana de Armas, actriz española de origen cubano que ya destaca profesionalmente en la industria norteamericana, encabeza el reparto. Tras participar en la divertida “Juego de armas”, su presencia sorprendió gratamente en “Blade Runner 2049”. Recibió una nominación al Globo de Oro por su papel en “Puñales por la espalda”, optó al Oscar gracias a su interpretación de Marilyn Monroe en “Blonde” y, además, ha sido “chica Bond” en “Sin tiempo para morir”.  No obstante, le convendría supervisar con mimo la elección de sus próximos proyectos. En “Ballerina” baila y se mueve con soltura y gracia.

Repite de nuevo Keanu Reeves encarnando a su mítico personaje de modo secundario. Les acompañan otros perfiles tan dispares como los de Anjelica Huston (“Los timadores”, “El honor de los Prizzi”), Gabriel Byrne (“Muerte entre las flores”, “Sospechosos habituales”) y Catalina Sandino Moreno (“El año más violento”, “María, llena eres de gracia”).




sábado, 29 de abril de 2023

GHOSTING (Ghosted)



Descubrí a Dexter Fletcher en el tránsito de la década entre los ochenta y los noventa a través de una pintoresca serie juvenil titulada en España “La pandilla plumilla” (“Press Gang”), donde unos jóvenes intentaban sacar adelante un periódico local. Fletcher explotaba por aquel entonces el estereotipo de gamberro atrayente, de chico “malote” pero con chispa, que sacaba de quicio y engatusaba por igual a todo el mundo. Quién iba a decir que ese chaval descarado se haría un hueco en el mundo del cine, llegando a dirigir películas de éxito mundial como “Rocketman” (biopic de Elton John) y siendo un habitual actor secundario, normalmente a cargo de personajes desvergonzados e insolentes, pero con atractivo. Ahora se ha situado detrás de la cámara para realizar “Ghosting” (curiosamente, un título en castellano cuyo original es “Ghosted”), palabra de traducción confusa que se refiere a un film de pretendida acción cómica.

Combinar humor y acción resulta siempre un reto interesante que, si se hace bien, puede dar lugar a un entretenimiento satisfactorio y disfrutable. En ocasiones, sin embargo, esa mezcla se torna artificial y forzada, conformando un producto con el que es imposible obviar el engaño y la falsedad de la propuesta. “Ghosting” contiene secuencias con chispa, de esas que logran provocar la sonrisa con facilidad, y se regodea con situaciones a medio camino entre lo hilarante y lo descarado, protagonizadas por una pareja que se atrae mutuamente mientras finge un falso desdén mutuo. En definitiva, un efectivo anzuelo para que el espectador pique y se enganche a la trama.

Dicho lo cual, una vez se introducen en la historia las intrigas de espías, las persecuciones entre buenos y malos y las misiones secretas, el despropósito toma el mando de la narración y asistimos a un sinfín de coreografías de luchas y explosiones imposibles que, a medida que avanza el metraje, tan sólo evidencian el disparate que se proyecta. La tensión entre la mujer y el hombre, que continúan discutiendo y lanzándose reproches y miraditas por igual (es decir, la parte cómica del largometraje) intenta sostener el cúmulo de patadas voladoras, pistolas que disparan un número infinito de balas y caídas por barrancos que terminan con una heroína sonriente de labios perfectamente pintados mirando picaronamente a su compañero.

Soportar cerca de dos horas sin que al público le ronde por la cabeza la certeza de la patraña que está viendo resulta muy complicado, por no decir imposible. Sin embargo, cabe también la posibilidad de que, alcanzado el centenar de muertos y terminando la intrépida agente secreta por décima vez con un batallón de rudos hombres armados, a base de puntapiés e ingenio, entierren los espectadores su parte racional y se limiten a contemplar el espectáculo visual. En ese caso, tal vez disfruten.

“Ghosting” se ha estrenado en la plataforma Apple TV+ y supone la tercera colaboración entre la actriz Ana de Armas y el actor Chris Evans, después de coincidir en la primera parte de “Puñales por la espalda” y “El agente invisible”. No se puede negar que forman una buen tándem, si bien confío en que sus proyectos futuros dispongan de un guion más trabajado. Ella, con una nominación al Oscar y dos al Globo de Oro, ha demostrado su valía en títulos como “Blonde” o “Blade Runner 2049”, aunque parece querer consolidar su posición en Hollywood colaborando en cintas de acción desmedida. No deja de ser una opción razonable, en tanto en cuanto no se encasille y se abra también a otras propuestas. Evans, popular gracias al personaje de “Capitán América” en innumerables producciones de la factoría Marvel, debutó también como cineasta con la interesante “Antes de que te vayas”, demostrando así que es capaz de dar algo más que puñetazos.

Como intérpretes secundarios figuran un desaprovechado Adrien Brody (estatuilla dorada al mejor actor por “El pianista”), Anthony Mackie (Falcon en “Los Vengadores”) y Ryan Reynolds (“Deadpool”, “Definitivamente, quizás”).



viernes, 7 de octubre de 2022

BLONDE



En una de las escenas en versión original de la gran película de John Ford “El hombre que mató a Liberty Valance” se escucha: “Cuando la leyenda se convierte en un hecho, publicamos la leyenda” (“When the legend becomes fact, print the legend”). Resulta difícil conocer la realidad acerca de las estrellas de cine y de cuantas personas terminan transformándose en mitos. La mezcla de hechos, rumores, exageraciones, publicidad, propaganda y fantasía acaban consolidando una visión de las historias que, prolongada durante décadas, impide saber con exactitud lo ocurrido. Probablemente se torna imposible ahora mismo averiguar quién y cómo era verdaderamente Marilyn Monroe (o Norma Jeane Mortenson). En todo caso, se alzó como un icono de su época que ha trascendido a las posteriores generaciones. Y, aunque personalmente el personaje nunca me llamó la atención en exceso, reconozco su influencia y repercusión innegables.

En ese sentido, el biopic “Blonde” presenta algunos méritos destacados, en particular la actuación francamente relevante de la actriz protagonista, así como secuencias puntuales de bella factura. Sin embargo, los deméritos son, a mi juicio, superiores y reducen el largometraje a un intento fallido de hacer buen cine. El director neocelandés Andrew Dominik ha impuesto un estilo narrativo errático, abusando de la cámara lenta, los planos oníricos, el juego de imágenes y la distorsión de los planos, difuminando las figuras y recreándose innecesariamente en los efectos lumínicos. Se trata de herramientas útiles para rodar un videoclip musical y, usadas con ponderación y tino, también para un filme. Pero, si a lo largo de casi tres horas de proyección se abusa de este tipo de recursos, deriva en un pesado ejercicio de pedantería.   

La recreación de la famosa escena de “La tentación vive arriba”, en la que a Marilyn se le levanta su falda blanca al pasar por el conducto de ventilación del metro, da fe de ello. La reiteración de la cámara lenta para repetir lo mismo una y otra vez desvirtúa un momento destacado para plasmarlo en una cargante y pretenciosa manifestación artística. En general, la forma en la que Dominik lanza su mensaje resulta bastante molesta y, sea certero o equivocado, lo peor es que peca de reiterativo. La moraleja que pretende transmitir se subraya, se recalca y se repite con tanta insistencia que ya satura a los pocos minutos e impide asumir la biografía con seriedad. La denuncia que traslada (la hipocresía de Hollywood, la crueldad humana, las imágenes falsamente idílicas de los famosos, el uso devastador de una persona para fines comerciales…) se revela infructuosa o, como mínimo, cansina ante tanta redundancia. Cuando se apuesta por una duración de ciento setenta minutos se ha de ser hábil con el ritmo y la intensidad del relato. Aquí, por el contrario, el cineasta se regodea en el plano contemplativo y en el pausado juego visual para alargar innecesariamente su idea de la narración. Una pena, pues en mi opinión existían material y talento interpretativo de sobra para armar una notable cinta.

Cabe destacar sin duda la sobresaliente labor de Ana de Armas, hasta el punto de merecer cuantas candidaturas y nominaciones a premios y galardones se decidan en los próximos meses. Ha ofrecido otras meritorias actuaciones en “Blade Runner 2046” o “Puñales por la espalda”, pero en “Blonde” lleva a cabo su mejor papel. Se nota que se ha entregado al personaje y ha creído en el proyecto, demostrando versatilidad y potencial suficientes para afrontar propuestas de muy diversa índole.



viernes, 29 de julio de 2022

EL AGENTE INVISIBLE (The Gray Man)



Algunas películas son un insulto a la inteligencia y a este grupo pertenece “El agente invisible”. El problema no estriba en visionar cosas imposibles, ya que el Séptimo Arte permite a menudo traspasar los férreos límites de la lógica y superar los estrictos parámetros de la realidad. La cuestión radica en rodar una cinta de acción cayendo continuamente en el ridículo. Cada género cinematográfico posee sus reglas y márgenes más o menos definidos. En “E.T. el extraterrestre”, encaja que la bicicleta del protagonista vuele por encima de los coches de la policía. Sin embargo, tal ocurrencia rechinaría en un drama convencional. En función del tipo de relato, los recursos del narrador son unos u otros, y se puede jugar con ellos. Pero si se pretende filmar una historia de espías y agentes secretos sin derivarla a la ciencia ficción o a la parodia cómica surrealista, se ha de procurar que las escenas no constituyan un permanente despropósito.

La manifiesta carencia de ideas acarrea un intento de sustituir la originalidad por la grandilocuencia y de cambiar un guion bien trabajado por una fastuosidad visual. “El agente invisible” supone en su práctica totalidad una copia de la saga de 007 (en su caso, con la variación mínima de numerar al agente con el 6). Y, habiendo poco más que aportar, se echa en brazos de la desproporción, el colorido ostentoso y la opulencia, aunque desentonen más que complementen. Una de sus primeras escenas da buena prueba de ello, recurriendo al lanzamiento de fuegos artificiales y a la aparatosidad de las imágenes para disimular la endeblez de la propuesta y la falta de credibilidad de la trama. Para colmo, las peleas cuerpo a cuerpo se presentan como ensayadas coreografías, anulando así cualquier posibilidad de transmitir tensión.

Obviamente, en esta clase de filmes marcados por la infalibilidad (diríase, inmortalidad) del protagonista, ya se ha visto casi de todo. Pero ese empeño de los directores en ofrecer al público el más difícil todavía les condena a una ridiculez que produce vergüenza ajena. Recuerdo que en “Eraser” (1996),  Arnold Schwarzenegger saltaba de un avión sin paracaídas, pasando junto a la turbina de la nave y aterrizando sin rasguño alguno. Pues bien, dicha secuencia puede considerarse una loa al realismo en comparación con la del “El agente invisible” lanzándose igualmente en pleno vuelo sin ninguna protección ni pertenencia y que, ya en suelo turco, termina hablando por el móvil para, a continuación, aparecer en Viena con la ropa limpia y planchada.

Los hermanos Anthony y Joe Russo, responsables de un par de entregas de “Capitán América” y de otras dos de “Los Vengadores”, se sitúan detrás de las cámaras. Para la plataforma Netflix filmaron “Extracción”, con Chris Hemsworth al frente del reparto, dando así la medida de su manera de entender el cine, contra la que, por cierto, nada cabe objetar. Ahora bien, con “El agente invisible” han rebasado las líneas de la cordura para firmar un despropósito tan intencionado como ridículo, un verdadero desprecio a los espectadores.

Un agente de la CIA, alias Sierra Seis, es excarcelado con el fin de eliminar a un peligrosísimo objetivo. Durante su misión se percata de que quizá se trate de una trama corrupta para ocultar las fechorías de sus superiores, de modo que desobedece las órdenes y se aparta de los protocolos. Desde ese instante, Sierra Seis pasa a convertirse en otra diana para cuya aniquilación han de recurrir a un nuevo sicario.

Integran el equipo artístico numerosos rostros conocidos. Da vida al agente “bueno” Ryan Gosling, interesante y curtido intérprete que ha demostrado sus cualidades en “La, la, land”, “Drive”, “Blue Valentine” o “Los idus de marzo”. Aunque hace lo que puede, no evita un desastre para nada imputable a él. Chris Evans, famoso gracias al citado “Capitán América” y con una pequeña incursión en la dirección titulada “Antes de que te vayas”, encarna a un forzado y caricaturizado agente “malo” . En cuanto a Ana de Armas, repite su perfil de “chica Bond” desplegado en “Sin tiempo para morir” pero, si dispusiera de oportunidades, podría dar mucho más de sí desde el punto de vista profesional. Les acompaña en un papel secundario el polifacético Billy Bob Thornton (“El otro lado de la vida”, “Un plan sencillo”).



viernes, 25 de marzo de 2022

AGUAS PROFUNDAS (Deep Water)



Para comenzar, reconoceré que me gusta “Flashdance”, muestra de ese tipo de largometrajes que, sin atesorar especiales logros ni grandes valores, consiguen enganchar a los espectadores. Además de al mérito de sus buenas canciones, probablemente mi interés se deba a que la vi por primera vez en una etapa de mi vida muy propicia para dejarme engatusar por el estilo de narración de la historia. De hecho, es la cinta de Adrian Lyne que he visionado en más ocasiones, ya que el resto de su filmografía me resulta bastante indiferente y anodina. Alguna virtud debe poseer también “Atracción fatal”, aunque nunca he podido entender que estuviera nominada al Oscar a la mejor película. Su enorme repercusión en taquilla se trasladó, a mi juicio injustificadamente, a aquella gala de entrega de premios de la Academia de Hollywood. Circunstancia similar ocurre con “Infiel”, en la que Diane Lane desempeña una notable interpretación y cuya banda sonora de Jan A.P. Kaczmarek resulta maravillosa, pero donde el tono general se torna repetitivo e, incluso, plomizo. Y por último figuran sus restantes filmes, que califico directamente como bodrios insustanciales, artificiales y forzados, y con una falsaria intención de provocación sexual.

A sus ochenta años, Adrian Lyne continúa obsesionado con su pertinaz pretensión de excitar al público y, para ello, recurre a una serie de fantasías recurrentes y, en el fondo, pueriles. Ni los personajes ni las situaciones reflejan la más mínima credibilidad, presentando la trama como un permanente  videoclip musical plagado de anzuelos. Ahora estrena “Aguas profundas” que, por mucho que se publicite como la adaptación de una novela de Patricia Highsmith, reposa sobre un guion plano y hueco. No he leído el libro de la célebre escritora norteamericana, pero apuesto a que atesora un nivel de enjundia y de matices por completo ausentes en esta propuesta recién llegada a la gran pantalla.

Un matrimonio aparentemente convencional y acomodado proyecta de cara a la galería una difuminada imagen de la felicidad que, de puertas para adentro, se transforma en ambigua frialdad. Como respectivas válvulas de escape, a ella le da por la bebida y por acumular amantes, y a él por la violencia y por atrincherarse emocionalmente. Ese aparente equilibrio no durará demasiado  tiempo, pues los crímenes, los celos y las desgracias terminarán por aflorar.

Lyne flirtea habitualmente y, además, de modo muy torpe, con el thriller y el erotismo. A la postre, sus supuestas intrigas criminales nunca terminan de dar los frutos deseados, mientras que la sensualidad utilizada para tal fin no deja de suponer un señuelo para adolescentes. Lo más sorprendente es que, tras tantos títulos recurriendo a las mismas fórmulas, no haya aprendido de los errores, ni demuestre si quiera una cierta evolución. Por el contrario, se constata el estancamiento en sus propuestas y la complacencia en sus fantasías sexuales.

Formando parte del equipo artístico interviene Ana de Armas, quien cumple sobradamente con las sencillísimas exigencias del guion. Se trata de una actriz atractiva que encandila a la cámara con su belleza. No obstante, debería evitar determinados encasillamientos susceptibles de entorpecer su crecimiento como intérprete. Si bien mostró algunas de sus cualidades en “Puñales por la espalda”, “Sergio”, “Blade Runner 2049” y “La red avispa”, estas “Aguas profundas” desde luego no van a contribuir a consolidar su carrera profesional. Le da la réplica Ben Affleck, un extraño fenómeno capaz de dirigir y actuar en “Argo” o “The Town: ciudad de ladrones” y, al mismo tiempo, de interpretar papeles como los de “Una relación peligrosa” o “El último duelo”. ¿Es posible que nos hallemos ante la misma persona? Pues sí. Así es él. Representante de lo mejor y de lo peor. Impredecible y temerario. Tan cerca de rozar la brillantez como de caer en el ridículo. De ganar una estatuilla dorada como de acumular Razzie Awards. Completan el reparto Tracy Letts (“Le Mans´66”, “Los archivos del Pentágono”, “Lady Bird”, “La gran apuesta” o la fantástica serie de televisión “Homeland”), Brendan Miller (“In Time”), Dash Mihok (“El lado bueno de las cosas”) y Lil Rel Howery (“Déjame salir”).



viernes, 8 de octubre de 2021

SIN TIEMPO PARA MORIR (No Time to Die)



Tras haber asistido a la proyección de “Sin tiempo para morir” puedo asegurar que, en mi opinión, lo mejor de la última película de James Bond es su tráiler, que he tenido oportunidad de ver numerosas veces a lo largo de estos meses de retraso de su estreno por culpa de la pandemia. En apenas dos minutos es posible disfrutar de unas escenas espectaculares y de la esencia de tan icónico, rudo, irónico y elegante personaje del Servicio Secreto británico, y la sensación que queda tras visionar dicho adelanto es que augura un entretenimiento divertido. Sin embargo, cuando se convierte en un metraje de ciento sesenta y dos minutos, deja al descubierto una serie de carencias que ensombrecen las expectativas generadas en el avance, entre ellas que no existe una trama coherente, capaz de engarzar las secuencias con un mínimo de rigor. La concatenación de planos atestados de tiroteos, explosiones, persecuciones e inventos ultramodernos se proyecta sin un hilo conductor lógico. De hecho, si en la sala de montaje hubieran intercalado por error al inicio de la cinta algunas escenas del final, la historia apenas se hubiese visto afectada.

Desde hace algún tiempo, la saga Bond encaja más en el género de ciencia ficción que en el de acción. Lo fundamental es rodar la escena más impresionante, la pelea más desmesurada en la localización más majestuosa y los tiroteos más impensables. Los villanos resultan cada vez más estrafalarios y sus interpretaciones, más teatrales y, hasta cierto punto, ridículas. Y, aunque personalmente puedo tolerar estos excesos, me cuesta mucho admitir ese plan tan patente del “más difícil todavía” sin un argumento trabajado y con un guion, no ya creíble, sino disparatado. A mi juicio, el resultado se torna decepcionante. Vaya por delante que algunas partes son muy buenas y, contempladas por separado, garantizan el aplauso, como sucede con el citado tráiler. Pero, al juntar las piezas (y hay mucho que juntar), se evidencia la decadencia de la saga. Considero que podrían recortarse sin problema tres cuartos de hora de proyección.

Por lo que se refiere a Daniel Craig, nada hay que objetar ni reprocharle a un papel que desarrolla a la perfección. A ratos galán y a ratos cínico, con momentos sensibles y con momentos de ira, tan impecable en esmoquin al pedir su Dry Martini como certero en el combate, chistoso cuando toca e intenso cuando procede, sin duda ha sido un gran James Bond. De hecho, su primera entrega, “Casino Royale”, es mi favorita. Aun así, pienso que acierta poniendo el punto final a su participación en la franquicia, pues debe explorar otros retos cinematográficos.

El director Cary Joji Fukunaga merece un apartado especial. Para mí ha supuesto la mayor desilusión de todas porque, a la pregunta de qué hay de él en este trabajo, mi respuesta es nada. Me resisto a pensar que el responsable de largometrajes como la versión de “Jane Eyre” protagonizada por Michael Fassbender y Mia Wasikowska, de “Beasts of No Nation” o de varios episodios de la serie televisiva “True Detective”, haya aportado un ápice de creatividad a “Sin tiempo para morir”. Más parece que, a modo de otro peón de esta cadena de montaje, ha colaborado en esta fábrica de “megaproducciones” que implica rodar un título de “007”.

Bond ha abandonado el Servicio Secreto y se encuentra disfrutando de una vida tranquila en Jamaica, pero ese período de retiro no va a durar demasiado, ya que su amigo de la CIA, Felix Leiter, reaparece para pedirle ayuda. La misión de rescatar a un científico secuestrado, que es clave para activar un arma que amenaza a la población mundial, entraña más riesgos de los previstos y coloca a 007 tras la pista de un misterioso y alocado villano.  

Christoph Waltz y Rami Malek (entre los dos suman tres Oscars) interpretan a los malvados de la historia. El primero realiza una recreación escueta y el segundo, otra excesivamente fingida y melodramática, provocando en ambos casos un efecto contrario al perseguido. Dentro del apartado reservado a las denominadas “chicas Bond”, figuran Léa Seydoux y Ana de Armas, quienes ya en otras ocasiones han demostrado sobradamente su valía y su versatilidad. Las dos encarnan sus roles con eficacia y siguen progresando profesionalmente en unas carreras que se presumen brillantes. Completan el reparto Ralph Fiennes, Jeffrey Wright y Lashana Lynch.



viernes, 26 de junio de 2020

LA RED AVISPA (Wasp Network)



Días después de la finalización del Estado de Alarma en España, y tras pocas semanas de reapertura con restricciones de algunas salas de cine, los largometrajes continúan sin llegar a nuestras carteleras. Con medio año ya transcurrido, el panorama cinematográfico actual resulta insólito e inédito. Sin festivales ni certámenes y con las productoras y distribuidoras retrasando hasta final de 2020 la mayor parte de los estrenos por miedo a las bajas recaudaciones, el denominado “cine de plataformas” se alza como el único capaz de ofrecer novedades a los espectadores. Ahora ha llegado a Netflix “La red avispa”, otra producción basada en hechos reales con la que llenar el vacío que este coronavirus está ocasionando a los amantes del Séptimo Arte. 
Se trata de una cinta correcta y aceptable, de las que ni destacan ni desentonan en ningún aspecto, y asume su realización el francés Olivier Assayas, un especialista en historias intimistas y arriesgadas como “Finales de agosto, principios de septiembre”, “Viaje a Sils Maria” o “Personal Shopper” (que en 2016 le proporcionó el premio al mejor director en el Festival de Cannes). Se trata de un cineasta que prometía imprimir a sus obras un sello personal y alejarse de convencionalismos y modas y aunque, a mi juicio, sus trabajos nunca han rebosado brillantez ni distracción, sí garantizaban al menos un trabajo honesto y una dirección de actores destacada. En cualquier caso, “La red avispa” se encuadra dentro de sus títulos menos lucidos. Sin poder achacarle ningún error de bulto, tampoco termina de ofrecer la intriga ni la emoción que presagiaba. 
En la década de los noventa un piloto cubano roba un avión y huye de Cuba, dejando atrás a su esposa e hija. Comienza así una nueva vida en Miami. Pronto otros compatriotas desertores le siguen y juntos forman la Red Avispa, una organización de élite cuya misión es infiltrarse en los grupos opositores a Fidel Castro que se han ido asentando en Florida, siendo los responsables de los ataques militares a la isla caribeña. 
El principal demérito del film radica en que abre demasiados frentes, pero no llega a cerrar ninguno. Contiene una parte de género de espionaje, otra de melodrama y, por momentos, otra de documental divulgativo, sembrando un ramillete de expectativas que no terminan de dar fruto. Sin embargo, dicha carencia se compensa notablemente gracias al interés de la trama y a una adecuada labor por parte de los actores. Por ello, las dos horas de proyección oscilan entre la esperanza de hallar entretenimiento y la decepción ante una mezcla coral que no siempre funciona. Aparecen demasiados personajes con posibilidades de protagonizar por sí mismos la historia y también en este punto el film abarca más de lo que puede. 
Aun así, el apartado interpretativo es sin duda uno de los más destacados. Una efectiva Penélope Cruz aporta credibilidad al proyecto, acompañada en esta ocasión por Edgar Ramírez, quien ya trabajó a las órdenes de Assayas en la mini serie televisiva “Carlos” y que ha participado en “La noche más oscura”, “El ultimátum de Bourne”, “La chica del tren” o la recientemente fallida “Los últimos días del crimen”. Su actuación aquí puede calificarse de discreta, a juego con el tono general de “La red avispa”. Junto a ellos figuran otros rostros conocidos como los de Gael García Bernal (“También la lluvia”, “Babel”, “Amores perros”) y Leonardo Sbaraglia (“Dolor y gloria”, “Intacto”, “Una pistola en cada mano”). 
Curiosamente, Ana de Armas y Wagner Moura (a quienes vimos hace escasas semanas en “Sergio”, biopic del diplomático Sergio Alfredo José de Mello) dan vida de nuevo a una pareja sentimental, si bien sus personajes quedan tristemente desaprovechados en este relato. De Armas, cada vez más activa profesionalmente, acumula varios trabajos en el último año. Entre ellos destaca “Sin tiempo para morir”, última aventura del agente 007 dirigida por Cary Joji Fukunaga que ha sido una de las damnificadas por el Covid-19. Su estreno, previsto para el pasado mes de abril, se ha pospuesto y todavía no tiene fecha para poder ser visionado en pantalla grande.

Trailer 



Datos del filme

Título original: Wasp Network
Año: 2019
Duración: 123 min.
País: Francia
Dirección: Olivier Assayas
Guion: Olivier Assayas
Fotografía: Denis Lenoir
Reparto: Penélope Cruz, Edgar Ramirez, Wagner Moura, Gael García Bernal, Ana de Armas, Leonardo Sbaraglia, Harlys Becerra

sábado, 25 de abril de 2020

SERGIO

La semana pasada se estrenó en la plataforma Netflix la película “Sergio”, cuya romántica trama refleja una visión bastante idealista de la diplomacia internacional en el contexto de la Organización de las Naciones Unidas. Por regla general, la plasmación en imágenes de discursos políticamente correctos o de conveniencia de buenas intenciones en un planeta plagado de conflictos, guerras y ambiciones, se torna poco creíble. Sin embargo, en esta ocasión se nos presenta de una forma tan agradable que, durante dos horas, embelesa los ojos y acaricia los oídos. Nos sitúa ante la esperanza de un mundo más amable y de un futuro más hermoso, aunque al final nos propina un zarpazo de realidad descarnada, recordándonos que la brutalidad y la tristeza parecen acompañar a la Humanidad de un modo inexorable. Aun así, vale la pena introducirse en esta ensoñación escenificada con acierto. 
Sobresale por encima de todo la preciosa relación sentimental entre dos personas que se conocen y enamoran en un escenario de violencia y miseria poco propicio, pese a la belleza de los entornos naturales. En mi opinión, se trata de una hermosa historia de amor. Interesante, emotiva y conmovedora. De las mejores, sin duda, que he contemplado en los últimos años. Basada en hechos reales, genera no obstante algunas dudas sobre la fidelidad de los acontecimientos que relata. En cualquier caso, no cabe encorsetar la ficción bajo el corsé de la realidad, máxime cuando la suma de ambas da como resultado una obra tan entrañable, emocional y entretenida. 
El diplomático brasileño Sergio Vieira de Mello trabajó en la O.N.U. durante treinta y cuatro años. De entre sus misiones en diversas zonas del mundo, el film se centra en dos: su labor como administrador provisional de las Naciones Unidas en Timor Oriental (territorio ocupado por Indonesia hasta su independencia) y, posteriormente, su desempeño como representante especial del citado organismo en Irak, destino previsto inicialmente por un plazo de cuatro meses y en el que sufrió un atentado el 19 de agosto de 2003. Su figura gozaba de tal respeto y reconocimiento mundial que, tras su fallecimiento, Brasil, Timor Oriental, Portugal y Camboya decretaron el luto oficial. 
Dirige la cinta Greg Barker, quien ya realizó en 2009 un documental sobre Vieira de Mello que obtuvo una nominación al Emmy. Este largometraje supone su debut en la pantalla grande y lo lleva a cabo con corrección. Tal vez le falte un punto de raza y brío a la hora de trasladar los problemas y tensiones políticas, pero resulta hábil con la escenografía y la recreación visual. Juega de una forma certera con los espacios naturales y los colores, logrando que el público, embriagado por los sentidos, se involucre en un relato que merece ser contado, disfrutado y también sufrido. 
Sus protagonistas indiscutibles son Wagner Moura (actor brasileño visto en “Tropa de élite” y su secuela, “Elysium” y “Trash, ladrones de esperanza”, si bien debe su mayor popularidad al papel de Pablo Escobar en la serie televisiva “Narcos”), que lleva a cabo una notable interpretación, y Ana de Armas que, pese a su juventud, presenta un currículum muy meritorio. Candidata al Globo de Oro por su actuación en “Puñales por la espalda”, participó asimismo en “Juego de armas” y destacó en “Blade Runner 2049”. Su lucimiento delante de la cámara le avala como una actriz a seguir teniendo muy en cuenta. Debido a las circunstancias derivadas de este tiempo de pandemia, todavía está en el aire su estreno como Chica Bond en “Sin tiempo para morir”. Tanto ella como su director, Cary Joji Fukunaga, constituyen dos razones de peso para anhelar el visionado de las próximas aventuras del agente 007. 
Les acompañan Brían F. O'Byrne (“The International: Dinero en la sombra”, “Million Dollar Baby”), Bradley Whitford (“Déjame salir”, “Al encuentro de Mr. Banks”) y Garret Dillahunt (“12 años de esclavitud”, “No es país para viejos”).

Trailer 



Datos del filme

Título original: Sergio
Año: 2020
Duración: 118 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Greg Barker
Guion: Craig Borten
Música: Fernando Velázquez
Fotografía: Adrian Teijido, Rich B. Moore Jr.
Reparto: Wagner Moura, Ana de Armas, Brian F. O'Byrne, Garret Dillahunt

viernes, 5 de julio de 2019

YESTERDAY

Al cineasta inglés Danny Boyle le gusta experimentar con cada nuevo proyecto que emprende. No se encasilla en ningún género determinado ni narra las historias de la misma manera. Desde que saltó a la fama con su inclasificable film “Trainspotting” ha abordado la comedia en “Una historia diferente”, el terror en “28 días después”, el drama místico en “Millones”, la ciencia ficción en “Sunshine” o las pseudo biografías basadas en hechos reales en “127 horas” y “Steve Jobs”. Dichos títulos reúnen los suficientes méritos como para considerar a Boyle un realizador interesante. Curiosamente, obtuvo su mayor éxito gracias a la premiada “Slumdog Millionaire” aunque, en mi opinión, se trata de una cinta demasiado sobrevalorada que, pese a su corrección formal y a algunas escenas conmovedoras, resulta de visión un tanto indigesta y desconcertante. 
Ahora el director retorna a la comedia que, sin ser uno de sus campos habituales, encara con frescura e inteligencia para ofrecernos una muestra pura y simple del género, sin esas mezclas artificiosas a las que últimamente nos tienen acostumbrados a los espectadores. Se trata del mismo fenómeno que la cocina o la música fusión, un empeño por combinar gastronomías y ritmos de lo más variado, a veces hasta incompatibles. Nos hemos tenido que habituar a aceptar la acción en la comedia o el humor en el drama y la ciencia ficción, como si ya no fuera posible encajar un largometraje netamente cómico. En este concreto caso, la propuesta se destina a provocar las sonrisas y las risas del público, y los condimentos añadidos de música y fantasía en nada desvirtúan su verdadera naturaleza. 
Todo el mundo conoce a “Los Beatles”. Al menos, así era hasta que un desafortunado músico de una pequeña localidad de Inglaterra, consciente de que sus sueños profesionales no se van a cumplir, un día se percata de que la gente ha olvidado al mítico grupo tras un misterioso apagón en todo el planeta. Llegará entonces su oportunidad de hacerse inmensamente famoso interpretando las canciones del cuarteto de Liverpool, aunque por el camino se arriesgará a perder a la musa y amor de su vida. Reconozco que he disfrutado con “Yesterday”. 
Acostumbrado a tener que soportar comedias absurdas o groseras, valoro enormemente la recuperación de un estilo narrativo que entretiene y, al mismo tiempo, conmueve con esa dulzura y energía propias de las comedias bien estructuradas. Quizá decepcione a quienes prefieran al Boyle más crudo e intenso porque aquí no le van a encontrar. Por el contrario, ha filmado un trabajo liviano, puede que incluso superfluo, pero absolutamente tierno y adorable y que, pese a ciertas pinceladas surrealistas y sin sentido, jamás pierde el tono. 
Richard Curtis, realizador de “Love Actually” y “Una cuestión de tiempo” y autor del texto de “Cuatro bodas y un funeral”, se hace cargo del guion. A todas sus notables aportaciones artísticas suma ahora este “Yesterday”, de cuyo elenco forman parte numerosos actores muy poco conocidos y a quienes se une alguna estrella emergente. 
El protagonista es Himesh Patel, un intérprete eminentemente televisivo al que le ha llegado esta oportunidad, que no ha dejado pasar. Mucho más popular es Lily James (“La sociedad literaria y el pastel de piel de patata”, “El instante más oscuro”, “Baby Driver”). Ambos llevan a cabo unas eficaces actuaciones. 

Trailer en castellano



Trailer en versión original


Datos del filme:

Título original: Yesterday
Año: 2019
Duración: 116 min.
País: Reino Unido
Dirección: Danny Boyle
Guion: Richard Curtis (Historia: Jack Barth)
Fotografía: Christopher Ross
Reparto: Himesh Patel, Lily James, Ana de Armas, Kate McKinnon