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viernes, 9 de mayo de 2025

THUNDERBOLTS* (Thunderbolts*)



Desde la factoría Marvel han decidido añadir un asterisco a su último título, “Thunderbolts*”, como cuando un escritor desea explicar o matizar a sus lectores algún aspecto de un texto, más allá de la frase que están leyendo. Al parecer pretenden -medio en serio, medio en broma- aclarar que recurren a este grupo de personajes porque “Los vengadores” ya no están disponibles. Tras haber exprimido hasta el límite a dichos superhéroes, y ante la imposibilidad de explorar opciones más originales, echan mano de estos “antihéroes” alternativos para seguir produciendo películas.  Utilizando un símil deportivo, encarnarían a ese equipo de suplentes que saltan al campo en ausencia de los titulares.

Casi plagiando a su competidora “DC Comics” y a la saga de “Escuadrón suicida”, Marvel apuesta por reunir a un grupo de villanos para conformar un comando que proteja a la humanidad del mismo modo que aquellos anteriores “vengadores”. Dentro de tan pintoresco colectivo de repudiados malhechores, encontramos a Yelena Belova, hermana de la “Viuda Negra” (interpretada por Scarlett Johansson), Bucky Barnes -alias “El soldado de invierno”- (quien apareció en las cintas de “Capitán América”) o Taskmaster (el malvado de la citada “Viuda negra”).

No obstante, y aunque intente retrasar lo inevitable, Marvel habrá de enfrentarse más tarde o más temprano al dilema de cómo plantear su futuro en la industria del cine. El manifiesto declive de sus últimas propuestas requiere, o bien de una reinvención, o bien de una certificación de esa decadencia. La copia y la reiteración resultan ya tan acusadas que me siento incapaz de abordarlas con un ápice de interés, hasta el punto de sumirme en el aburrimiento. Y no tanto por falta de intensidad narrativa, ya que la acción existe, como por desidia ante la evidente escasez de ideas novedosas. 

Dirige Jake Schreier, con dilatada experiencia en el mundo de los videoclips musicales y las series televisivas, pero con exigua en la gran pantalla. En 2015 estrenó “Ciudades de papel”, protagonizada por Cara Delevingne, habiendo debutado tres años antes con “Un amigo para Frank”, junto a Frank Langella. Aquí da la sensación de haber dejado en manos del equipo técnico de los efectos especiales la mayor parte de su labor como realizador.

Este conjunto de malvados, algunos reconvertidos en salvadores, se halla encabezado por Florence Pugh, actriz que me impresionó en “Lady Macbeth” y, en la pequeña pantalla, en “La chica del tambor”.  Posteriormente, ha intervenido en la excelente “Oppenheimer” y en la notable “Dune: parte 2”. Ya interpretó a Yelena Belova en “Viuda negra”. Cabe confiar en que no la mantengan atada al personaje en un sinfín de secuelas sin sentido.

Otra intérprete que repite papel es Olga Kurylenko, dando vida a Antonia Dreykov (“Taskmaster”). La ucraniana ejerció como chica Bond en “Quantum of Solace” y participó en “La conspiración de noviembre” o “El maestro del agua”. Hannah John-Kamen, por su parte, continúa encarnando su perfil en “Ant Man” y Julia Louis-Dreyfus (famosa gracias a la televisión por “Seinfeld” y “Veep”) con el suyo en “Black Panther”. Todo un refrito de secundarias convertidas en protagonistas.

En el apartado masculino figuran Lewis Pullman (Top Gun: Maverick”), Sebastian Stan (recientemente nominado al Oscar representando a Donald Trump en “The Apprentice”), David Harbour (“Tyler Rake”) o Wyatt Russell (“Infiltrados en la universidad”).




viernes, 21 de febrero de 2025

CAPITAN AMERICA: BRAVE NEW WORLD (Captain America: Brave New World)




Rodar una película sobre el Capitán América sin el Capitán América resultaba arriesgado, aunque algún precedente similar ya había existido. Así, en la saga del agente Jason Bourne se estrenó un largometraje con la ausencia de Matt Damon y su célebre personaje (“El legado de Bourne”, en cuyo reparto figuraban Jeremy Renner, Rachel Weisz y Edward Norton). Sea como fuere, no deja de sonar forzado continuar un serial sin contar con su máximo protagonista, pero la tentación de seguir exprimiendo una fórmula altamente rentable se torna muy elevada, por más que, en ocasiones, haya empezado a mostrar señales de debilidad y agotamiento. 
Entre 2011 y 2016 llegó a las pantallas una trilogía sobre este popular héroe de cómic (“Capitán América: el primer vengador”, “Capitán América y el soldado de invierno” y “Capitán América: Civil War”), tres entretenidas producciones que alcanzaron un nivel aceptable. De zanjarse las propuestas en aquel momento, se hubiera podido hablar de un gran éxito de taquilla, valorándose además sus aspectos cinematográficos. Sin embargo, se lanzó una franquicia paralela (“Los Vengadores”), que incluía “Los Vengadores”, “Vengadores: La era de Ultrón”, “Vengadores: Infinity War” y “Vengadores: Endgame” y que, por lo menos a mí, me provocó una notable saturación y un regusto final bastante cansino. 
Como en cualquier otro ámbito, conviene saber cuándo parar y cuándo llevar a cabo un replanteamiento, una reflexión que ha pasado de largo para la Marvel. En todo caso, la recaudación siempre manda para esta productora experta en superproyectos en los que reincidir, repetir e insistir sobre las mismas ideas y con idénticas herramientas.  ¿Hubo acaso necesidad, tras los tres filmes iniciales de Tobey Maguire como “Spiderman”, de recaer de nuevo, esta vez con Andrew Garfield? ¿O no fue acaso surrealista (siendo benévolo) recurrir a tres actores en una misma cinta para dar vida al hombre araña? Convendría que alguien se atreviera por fin a manifestar, parafraseando al astronauta Jack Swigert durante el accidentado viaje del Apolo 13, “Marvel, tenemos un problema”. Y el problema, obviamente, no estriba en el presupuesto, a la vista de los ingresos estratosféricos, sino en la carencia de arte y creatividad.   
Uno de los amigos del Capitán América, “Falcon”, antiguo militar norteamericano, miembro de “Los Vengadores” y heredero del escudo que antes portaba Steve Rogers, conoce al recién elegido Presidente de los Estados Unidos. El ex soldado tendrá que dar la talla ante una nueva amenaza que expande sus ocultos tentáculos a nivel internacional, llegando hasta las más altas esferas de la política. 
Obviamente, disponer de ciento ochenta millones de dólares facilita la consecución de importantes avances técnicos y de cierto grado de entretenimiento, pese a que el guion se vuelva farragoso y poco elaborado, dando lugar a una trama quebradiza. A mi juicio, no se equipara en ningún modo a su trío de antecesoras, ni tampoco explica la razón por la que se ha filmado bajo el halo de un personaje inexistente.  
Captain America: Brave New World repite como “Falcon”, a quien ha interpretado en numerosas ocasiones, tanto en la pantalla grande como en la pequeña. Al margen de sus trabajos para la factoría Marvel, ha participado en algunos títulos relevantes como “Million Dollar Baby”, de Clint Eastwood o “En tierra hostil”, de Kathryn Bigelow, hace más de tres lustros. Parece que ahora ha centrado su carrera en este personaje y, con independencia de entender tal decisión, considero que ese encasillamiento limita su progresión profesional.  El famosísimo Harrison Ford encarna al principal mandatario estadounidense, como hiciera en “Air Force One”, y la sólida carrera de este mito del Séptimo Arte no se verá enturbiada por su caracterización como líder político de turbio pasado. 
Les acompañan Danny Ramirez (“Top Gun: Maverick”), Shira Haas (“María Magdalena”) y Tim Blake Nelson (“La delgada línea roja”, “Minority Report”)




viernes, 17 de noviembre de 2023

THE MARVELS



Pese a contar con una duración de apenas cien minutos, he de confesar que “The Marvels” me resultó pesada. Como productora cinematográfica, Marvel ha vivido tiempos brillantes, pero actualmente padece una importante crisis de identidad. Tras acumular decenas de estrenos, a dicha empresa sólo le queda por ofrecer una evidente reiteración de tópicos y una cansina repetición de fórmulas. Sobre todo, resulta muy palpable la decadencia en el guion y en la trama, ideados para atraer a esos antiguos aficionados que disfrutaron en las primeras cintas de este peculiar universo con la esperanza de contentarlos por medio de algún producto similar. El problema estriba en que no es similar, sino peor y con nulas posibilidades de sorprender ni asombrar, habida cuenta de que parece la copia más endeble de un original perdido en la memoria.   

A mí me gustó la saga de “Spiderman” dirigida por Sam Raimi y también me interesó la trilogía de “Capitán América”. Reconozco, asimismo, que me divirtió la entrega inicial de “Guardianes de la Galaxia”, y que considero buenos algunos momentos de “Doctor Strange”. Otros títulos, por el contrario, nunca me llamaron la atención (“Ant Man”, por ejemplo), y creo que algunos personajes han padecido una evolución pésima (caso de “Thor”). Sumando las aventuras de cada uno en solitario y las que comparten juntos, se alcanza la cifra de treinta producciones en apenas dos décadas, una auténtica avalancha que a mí me ha saturado y, en ocasiones, incluso hastiado. Esta segunda propuesta de “Capitana Marvel” constituye un paradigma de esa enfermedad de Marvel Studios: o van a morir de éxito o van a degenerar en una espiral de filmes rodados como churros para incrementar sus números.

Nia DaCosta, realizadora de la versión de “Candyman” de 2021 y, con mejor fortuna, de “Little Woods” (2018) se coloca detrás de la cámara, pero su labor no salva una producción caótica y un proyecto desnortado. Alguien tendría que aportar una pizca de sensatez y evitar como forma de hacer cine semejante reincidencia de ideas exprimidas. Ignoro qué había en la mente de la joven cineasta neoyorkina al aceptar este reto, pero dudo mucho que haya quedado satisfecha con el resultado.

Carol Danvers, alias Capitana Marvel, ha recuperado su identidad arrebatada por los tiránicos Kree y se ha vengado de la Inteligencia Suprema. Sin embargo, unas consecuencias imprevistas conducen a que cargue con el peso de un universo desestabilizado. Cuando sus deberes la envían a un agujero de gusano anómalo vinculado a un revolucionario Kree, sus poderes se enredan con los de Kamala Khan (alias Ms. Marvel), la heroína de Jersey City, y con los de la sobrina de Carol, la Capitana Monica Rambeau. Tan insólito trío deberá formar equipo y aprender a trabajar de forma conjunta para salvar ese universo.

“The Marvels” ostenta el dudoso honor de presentar el coste por minuto más caro de todos los largometrajes de su famosa productora: un presupuesto de doscientos veinte millones de dólares destinados a una aparatosidad visual bastante insípida durante un metraje de una hora y tres cuartos. No existe ambición artística ni especial interés por modular los personajes. Se trata, simple y llanamente, de otro instrumento para recaudar.

La actriz Brie Larson, ganadora del Oscar en 2016 por su actuación en “La habitación”, repite como “Capitana Marvel” y, más allá de la popularidad y posicionamiento en la industria que le pueda proporcionar este papel, no lleva a cabo una interpretación que contribuya en absoluto a consolidar su carrera. Le acompañan Teyonah Parris (“El blues de Beale Street”), Gary Lewis (“Billy Elliot: quiero bailar”) y Samuel L. Jackson (“Pulp Fiction”), comodín de gran parte de estos episodios.



viernes, 13 de mayo de 2022

DOCTOR STRANGE EN EL MULTIVERSO DE LA LOCURA (Doctor Strange in the Multiverse of Madness)



Sam Raimi es un realizador versado en el arte de contar historias que traspasan la línea de la realidad. Dejando a un lado esa pequeña joya de “Un plan sencillo” y la nada desdeñable “Entre el amor y el juego”, el resto de su filmografía está plagada de proyectos enmarcados en la ciencia ficción, el terror y la explosión visual extravagante. Parece evidente que se siente cómodo llevando las cosas hasta extremos a menudo incomprensibles. A raíz de rodar títulos como “Posesión infernal”, “Terroríficamente muertos” o “El ejército de las tinieblas”, se labró una fama de director alocado y desvergonzado. Habitual ganador de premios en el Festival de Sitges, inició en el año 2002 una trayectoria por el mundo de los superhéroes de la factoría Marvel. Filmó las tres películas de “Spiderman” protagonizadas por Tobey Maguire y el enorme éxito de su trilogía impulsó definitivamente una modalidad de cintas que, con el paso del tiempo, han monopolizado las salas de proyección.

Ahora vuelve a ponerse detrás de la cámara para dirigir otro trabajo para “Marvel Studios”, en concreto “Doctor Strange en el multiverso de la locura”. Junto a sus múltiples apariciones en otros filmes de esta factoría (“Vengadores”, “Spider-Man: No Way Home”, “Thor: Ragnarok”), el personaje del Doctor Strange había gozado de un proyecto propio y exclusivo en 2016, con varias aportaciones destacadas y alguna que otra deficiencia. En cualquier caso, lo visioné en un momento en el que acusaba ya la saturación de este tipo de propuestas, máxime tras la discutible estrategia de invadir las carteleras con infinidad de personajes de cómic, si bien reconozco que en visionados posteriores me ha ido convenciendo más.

Lo cierto es que en esta segunda entrega la trama evoluciona e, incluso, mejora visualmente. Evidentemente, se trata de una propuesta apta tan solo para aficionados al cine de superhéroes y que cuenten asimismo con una mente abierta para encajar las excentricidades de estas creaciones que rechazan los límites de lo posible. De ser así, aquí encontrarán una explosión óptica atrayente y una ajustada combinación de sarcasmo y acción. Además, no sigue por fortuna esa actual tendencia de alargar de forma desproporcionada el metraje, ya que apenas supera las dos horas de duración.

El Doctor Strange debe poner a prueba las fronteras de sus poderes y, para ello, explorará todo el potencial de sus capacidades. Después de haber malogrado un hechizo, recurre a una vieja amiga, Wanda Maximoff, para enmendar su error y sondear como nunca los oscuros rincones del multiverso, donde tendrá que contar con nuevos y viejos aliados si quiere sobrevivir a las peligrosas situaciones alternativas del universo y enfrentarse a un diferente y misterioso enemigo.

No cabe pararse a pensar en qué se está viendo. Basta con dejarse arrastrar para adentrarse en esta sinfonía inclasificable, pero divertida e incluso puntalmente emotiva. Y, pese a algún tramo intermedio donde el nivel se ralentiza, el tramo final apabulla. Sin duda, reconozco plenamente a Sam Raimi y le imagino disfrutando a lo grande. También me gusta mucho la partitura de Danny Elfman, compositor que ha acompañado al cineasta en bastantes proyectos.

Dentro del apartado interpretativo, Benedict Cumberbatch repite protagonismo. Magnífico actor que ha deslumbrado en “The Imitation Game (Descifrando Enigma)”, “Agosto” o “El poder del perro”, su talento no admite discusión. Siempre saca adelante sus personajes con soltura, sin desentonar en ningún género, y constituye una garantía para cualquier rodaje. Le acompaña Elizabeth Olsen en la séptima vez que representa el papel de Wanda (si sumamos la serie de televisión y las apariciones en la gran pantalla). Completan el reparto Chiwetel Ejiofor (“12 años de esclavitud”, “Love Actually”) y Rachel McAdams (“Spotlight”, “El diario de Noa”).




viernes, 8 de abril de 2022

MORBIUS


Indudablemente el cine basado en los superhéroes de cómic, en general, y en los que pertenecen a la factoría Marvel, en particular, ha supuesto un revulsivo para esta industria. Desde la versión de “Spiderman” de Sam Raimi, rodada hace veinte años, existe un puñado de largometrajes que han destacado por la acción, el ritmo y la recreación visual a lo largo de diferentes sagas, bien sean las de “Capitán América”, “X-Men” o el propio hombre araña. Sin embargo, como ocurre con las monedas, los éxitos tienen también su reverso. Ese liderazgo indiscutible en las taquillas ha derivado en una proliferación de proyectos, aunque no todos con la misma calidad y creatividad artística.

“Morbius” integra la lista de experimentos fallidos nacidos de esa gallina de los huevos de oro que han supuesto para el Séptimo Arte norteamericano las historias sacadas de las viñetas, y lo mejor que cabe remarcarse estriba en su corta duración. Al menos no se ha dejado arrastrar por esa tendencia a alargar los metrajes hasta extremos innecesarios. Fuera de dicho acierto, el resto de la película resulta artificioso, inconexo y hasta torpe. Más allá de la aparatosidad óptica que puede llegar a financiar un presupuesto de setenta y cinco millones de dólares, la narración no ofrece ni coherencia ni entretenimiento. Da la impresión de pretender vivir de la renta de seguir la estela de incontables títulos similares que han llamado la atención del gran público pero, al final, termina produciendo una gran pereza.

Dirige la cinta Daniel Espinosa quien, pese a su nombre, es un cineasta sueco que ha realizado hasta la fecha otros largometrajes como “El invitado”, con Denzel Washington y Ryan Reynolds, o “Life”, de nuevo con Reynolds y Jake Gyllenhaal. Especializado en el género de acción y en el “thriller”, parece haber asumido este proyecto sin entender la singularidad de la ciencia ficción asociada al cómic. En ningún momento logra trazar un relato razonable ni ameno. Explota en exceso el gancho de las expresiones faciales del protagonista pero, al no dotarlo de un guion sólido ni de un ritmo adecuado, tal efecto dura apenas quince minutos.

El doctor Michael Morbius es un bioquímico que padece una extraña enfermedad en la sangre. Al intentar curarse y dar una respuesta a su trastorno, se infecta accidentalmente con otra patología vinculada al vampirismo. El científico comienza a sentirse mejor e, incluso, se percata de que ha adquirido más fuerza y velocidad, aunque también una necesidad irresistible de ingerir sangre.

A mi juicio, lo preocupante sería hallarnos en el inicio de una concatenación de propuestas del mismo tenor. Desconozco si en un par de años llegará a las pantallas la segunda parte, o si se baraja el rodaje de otra trilogía. Dependerá a buen seguro de los rendimientos económicos obtenidos con esta entrega originaria. En cualquier caso, se trata de uno de los peores lanzamientos vinculados al sello Marvel, así que los productores harían bien arrinconando sus posibles secuelas y, ya de paso, aprendiendo de los errores.

El personaje de Morbius corre a cargo de Jared Leto, notable actor ganador de un Oscar por su actuación en “Dallas Buyers Club” y que ha sobresalido en films como “Réquiem por un sueño”, “La habitación del pánico”, “El señor de la guerra” o “La casa Gucci”. Posee habilidad y recursos para afrontar con solvencia cualquier reto interpretativo. Sin embargo, aquí se enfrenta a una obra poco o mal trabajada que no le permite lucirse como debiera. Si se confirma que en el futuro volverá a trabajar con Darren Aronofsky, sólo queda esperar un cambio de registro, habida cuenta que también se le vincula al “Joker” por tercera vez. Le acompañan en el reparto Matt Smith (visto en la interesante “Última noche en el Soho” y en la serie “The Crown”), la puertoriqueña Adria Arjona (“Triple frontera”, la televisiva “True Detective”), Al Madrigal (“The Way Back”) y Tyrese Gibson (“Fast & Furious”).




viernes, 22 de octubre de 2021

VENOM: HABRÁ MATANZA (Venom: Let There Be Carnage)



En varias críticas anteriores he puesto de manifiesto la decadencia de las películas basadas en los superhéroes de cómic. Tras una fase muy lúcida y lucida, encabezada por los “Spiderman” de Sam Raimi, los “Batman” de Christopher Nolan, los “X-Men” de los jóvenes “Magneto” y “Charles Xavier” o las primeras entregas de “Capitán América”, se produjo la inevitable consecuencia asociada a todo gran éxito de taquilla: la sobreexplotación de esa gallina de los huevos de oro, a la que se añadió la errónea idea de que la mejor forma de avanzar en una historia es sobredimensionar el tamaño y la espectacularidad de cada escena. Desde ese momento me saturé y comencé a observar con recelo lo que al principio esperaba con afán. A mi juicio, tal empeño por rodar la explosión más grande, crear la criatura más deforme, filmar la hecatombe más descomunal o diseñar la escena más aparatosa con el principal objetivo de superar en gasto, envergadura y ostentosidad a las cintas antecesoras, no es sino una vía de trasladar al Séptimo Arte la máxima de “cuanto peor, mejor”.

En mi opinión, resultó un error rodar de nuevo la misma historia del “hombre araña”, primero con Andrew Garfield y después con Tom Holland, de la misma manera que ahora me llena de desconfianza el próximo “hombre murciélago” protagonizado por Robert Pattinson. No se trata en absoluto de un problema achacable a los actores. Empieza por los productores y su modo de entender el cine basado en la reiteración. Paralelamente a este fenómeno, figura el de los “Spin-off”, consistente en escindir de la trama principal a personajes de las sagas para encabezar un largometraje con sustantividad propia, pasando de secundario a protagonista. Así, “Venom” era un villano de los cómics de “Spiderman” del que disfruté cuando acompañaba a Peter Parker. Pero, al decidir estrenar un film sobre dicha criatura, lo consideré ya un producto artificial y carente de sentido. La razón de ser de “Venom” estriba en su contraposición a “Spiderman” pero, si sacamos a este de la ecuación, la incógnita no se despeja.

Además, “Venom: Habrá matanza” (no voy a cebarme con el título) responde a la perfección a esa tendencia definida de gestar una producción cinematográfica sobre la base de la multiplicación de las desproporciones que siempre lleva implícitas este tipo de cine, así como de la división o la resta en la enjundia del guion, sin duda una muy mala política desde el punto de vista artístico. Lo que se gana en superficialidad, aparatosidad y deformidad, se pierde en historia, personajes y esencia cinematográfica. Evidentemente, no es cierto que cuanto peor, mejor.

Dicho lo cual, no se puede negar el éxito de la fórmula desde la perspectiva de los ingresos de taquilla. En apenas diez días, este título rozó los doscientos millones de dólares de recaudación a nivel mundial lo que, casi con total seguridad, derivará en un “Venom 3” gracias al que las productoras se seguirán frotando las manos y maquinando opciones para agrandar el producto todavía más.

Encabezan el reparto tres buenos actores. Tom Hardy repite como “Eddie Brock” y su alter ego “Venom”, no teniendo aquí otra opción que la de dejarse llevar por la sobreactuación. Intérprete habitual del cine de Nolan (“Origen”, “Dunkerque”, “El caballero oscuro: La leyenda renace”), destacó en “Locke” y ha realizado interesantes aportaciones en, por ejemplo, “El topo” o “El renacido”. Crecerá profesionalmente a través de otros papeles. Woody Harrelson disfruta llevando a su personaje al extremo. Muy excesivo en esta actuación, es probable que se haya limitado a seguir las instrucciones del realizador Andy Serkis, que posee también un pasado en la interpretación. Recordado por “El escándalo de Larry Flynt”, “Tres anuncios en las afueras” y “El mensajero” (sus tres nominaciones al Oscar), cumple con la recreación asimétrica e imperfecta de su perfil. Por su parte, Michelle Williams demostró sobradamente su talento como actriz en “Manchester frente al mar”, “Mi semana con Marilyn” o “Blue Valentine”. No obstante, esta clase de apariciones en nada le ayudan a consolidar su carrera profesional.



viernes, 16 de julio de 2021

VIUDA NEGRA (Black Widow)



Reconozco mi afición por las películas cuyo origen procede de los comics de la Factoría Marvel. Sin representar ni mucho menos mi género cinematográfico de preferencia, me agradan la primera trilogía de Spiderman que rodó Sam Raimi, algunos títulos de la saga de X-Men (en especial, los centrados en el personaje de Lobezno, así como “X-Men: Primera generación” y “X-Men: Días del futuro pasado”), las tres entregas iniciales de “Capitán América” protagonizadas por Chris Evans e, incluso, buena parte de “Doctor Strange”. Sin embargo no me gustó “Thor”, me agotaron las ofertas de “Los vengadores” y he sentido indiferencia ante variantes como la de “Ant Man”. ¿Dónde encaja entonces “Viuda Negra”? Pues en un punto intermedio entre ambos grupos.

El film posee varios méritos destacables, entre ellos un muy buen comienzo, una acertada realización, unos personajes centrales interesantes y, sobre todo, su intento por crear una trama sólida con la que su heroína eleve la calidad general del producto. Por el contrario, el metraje resulta excesivo y la combinación entre drama y acción no siempre se acompasa con criterio. Ya se sabe que la potencia sin control no sirve de nada, y mucho me temo que aquí sobra de lo primero y falta de lo segundo, al menos en lo que se refiere a los aspectos más visuales y trepidantes. En principio, no parecía que fueran a caer en la trampa de ese reto absurdo consistente en rodar la secuencia más sorprendente e impactante pero, por lo visto, no han sido capaces de evitar dicha competición, que poco o nada tiene que ver con el arte de la cinematografía.

Con un inicio que recuerda a la magnífica serie “The Americans” (una de las mejores que he visto en mi vida), se van relatando las desventuras de una familia de conveniencia, cuna de Natasha Romanoff, alias Viuda Negra. Como ocurre con otros personajes heroicos, ella pretende pasar desapercibida escondiéndose en zonas recónditas del planeta. Sin embargo, su pasado no se lo permite, por lo que terminará embarcada en una cruzada personal que implicará al resto de sus falsos familiares y a la terrible organización que la creó como una herramienta letal.

La cineasta australiana Cate Shortland asume la tarea de dirección. Conocida por las cintas “Lore” (que le reportó en 2012 el premio Pilar Miró del Festival de Cine de Valladolid), “Somersault” y “Berlin Syndrome”, ahora da con solvencia el salto al género de acción y superhéroes. Algunas secuencias muy logradas, unidas a un ritmo y una narración notables, demuestran su capacidad para afrontar un proyecto de esta envergadura. Lástima que al final se deje llevar por la desproporción y la grandilocuencia, desmereciendo de ese modo el estilo originario del largometraje. En mi opinión, tendría que haberse desmarcado y, con su sello personal, configurar una obra más rigurosa y sólida ya que, pese a firmar un trabajo más que aceptable, al final se desvía de su propio camino para ofrecer un tipo de espectáculo que ya hemos visto muchas veces.

Aun así, por momentos coordina con acierto los toques de humor y dramatismo que reflejan los perfiles de Scarlett Johansson y Florence Pugh. Ambas actrices componen unas dignas actuaciones y aguantan con profesionalidad el peso del relato. Johansson dispone de una sólida carrera artística. Sus actuaciones en “Lost in Translation”, “La joven de la perla”, “Match Point” o “Historia de un matrimonio” dan muestra de su versatilidad. Si no me fallan las cuentas, ha interpretado a esta viuda tan particular hasta en ocho ocasiones y, además, de forma muy colorida. Confío en que no se encasille profesionalmente, porque sin duda puede dar mucho más de sí. A Pugh la descubrí en “Lady Macbeth” como una joven llamada a convertirse en intérprete de carácter que encandilaría a la cámara, lo que corroboró en la serie de televisión “La chica del tambor”. Cuenta con un prometedor futuro por delante.      

De manera secundaria y sin sumar grandes aportaciones les acompañan Rachel Weisz (ganadora del Oscar por “El jardinero fiel”), William Hurt (también con una estatuilla dorada por “El beso de la mujer araña”) o Ray Winstone (“Infiltrados”, “Cold Mountain”).




viernes, 14 de junio de 2019

X MEN: FÉNIX OSCURA (X Men: Dark Phoenix)

La de “X-Men” llegó a ser una de las sagas cinematográficas con mejor evolución. La primera cinta, estrenada en el año 2000, resultó decepcionante. Remontó ligeramente en 2003 con la segunda entrega y se estancó con la tercera, que llegó a las pantallas en 2006. Sin embargo, a partir de entonces mutó, al igual que su propia temática, diversificándose en dos rumbos bien diferentes. De un lado, se rodaron las cintas centradas en el personaje de “Lobezno” y, de otro, se filmaron los largometrajes sobre los inicios del profesor Charles Xavier, Magneto y el resto de mutantes, un cambio que revitalizó la serie ofreciendo títulos notables e, incluso, alguna joya. 
Así, “Logan”, se enmarca entre las películas más sobresalientes basadas el mundo del cómic, con un excelente trabajo en la dirección a cargo de James Mangold y una merecida nominación al Oscar al mejor guion adaptado. “X-Men: Días del futuro pasado” supuso otro ejercicio de vibrante ritmo narrativo, en aquella ocasión de la mano de Bryan Singer. Todo hacía, pues, presagiar que la franquicia, en una metamorfosis paralela, había renacido gracias a interesantes aventuras y destacadas elaboraciones visuales. Sin embargo, esa buena racha parece haber tocado ya a su fin. Si en “X-Men: Apocalipsis” se empezaban a apreciar notables síntomas de desgaste, “X-Men: Fénix Oscura” es la confirmación de que el declive se agudiza y, más que situarnos ante una propuesta oscura, nos coloca ante un apagón que pretende nutrirse tanto de los coletazos de entregas anteriores como de la benevolencia de los espectadores más aficionados. 
Y es que, tras diez proyectos en veinte años, quizá sea el momento de descansar y aparcar una idea lo suficientemente exprimida. De hecho, “X-Men: Fénix Oscura” desentona del resto de títulos de una forma grosera. El elemento dramático que movía a buena parte de los personajes queda aquí desdibujado. La complejidad de la trama se simplifica hasta el extremo. La originalidad y la frescura visual se sustituyen por unos ineficaces efectos especiales. En definitiva, constituye un retroceso en todos los sentidos. 
Puede que una de las razones radique en la condición de debutante de su realizador, Simon Kinberg, que se estrena en la labor de dirección aunque posee una considerable experiencia como guionista y productor, incluso de esta misma saga. A mi juicio, ha caído en dos trampas que suponen una serie amenaza para la cinematografía: la corrección política y el afán de estirar en demasía un proyecto. Ambas tendencias obran como verdaderas enfermedades cuando afectan a las artes. Además, en algunos momentos del metraje, la proyección avanza con tediosa lentitud y ausencia de motor dramático, cómico o emocional. 
Durante una misión de rescate en el espacio, Jean Grey está a punto de morir al ser alcanzada por una misteriosa fuerza cósmica. Cuando regresa, la radiación la ha hecho más poderosa, pero también más inestable. Jean desata sus poderes en formas que no puede controlar ni comprender, cayendo en una incontrolada y peligrosa espiral que daña a sus propios compañeros. Los “X-Men” no tendrán más remedio que enfrentarse a ella. 
El elenco permanece conformado por grandes intérpretes que repiten personaje. James McAvoy y Michael Fassbender han demostrado sobradamente su calidad profesional, reuniendo en sus filmografías una serie de trabajos de imprescindible visión. Idéntica valoración merecen Jessica Chastain y Jennifer Lawrence y, si bien la primera debuta en la saga, los demás son unos veteranos al margen de cualquier reparo interpretativo. Dicho de otro modo, si la cinta no funciona no es por su culpa. Sea como fuere, la verdadera protagonista es Sophie Turner, quien ya participara en “X-Men: Apocalipsis” y que ha alcanzado fama mundial gracias a su papel en la archifamosa serie de televisión “Juego de tronos”.

Trailer en castellano


Trailer en versión original


Datos del filme:

Título original: X-Men: Dark Phoenix
Año: 2019
Duración: 116 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Simon Kinberg
Guion: Simon Kinberg (Historia: John Byrne, Chris Claremont, Dave Cockrum. Cómic: Jack Kirby, Stan Lee)
Música: Hans Zimmer
Fotografía: Mauro Fiore
Reparto: Sophie Turner, James McAvoy, Michael Fassbender, Jennifer Lawrence, Jessica Chastain

viernes, 26 de abril de 2019

VENGADORES: ENDGAME (Avengers: Endgame)

“Los vengadores: Endgame” dura tres interminables horas de proyección. De hecho, la anterior entrega de la saga, cuyo título “Infinity War” ya era todo un presagio, superaba los ciento cincuenta minutos de duración. Y es que, por lo visto, el objetivo esencial de la factoría Marvel parece centrarse en progresar cinematográficamente a través de títulos cada vez más desmesurados. La envergadura de sus proyectos debe ser descomunal y su resultado, lo más grandilocuente posible. Al principio se esmeró en los aspectos técnicos y los efectos especiales pero, cuando ya no quedaba margen para avanzar por esos terrenos, apostó por introducir una mayor número de superhéroes en cada nuevo largometraje, provocando un auténtico apelotonamiento de estrellas obligadas a darse codazos entre sí para conseguir un plano. Y ahora, sin más valientes con superpoderes de los que echar mano, se ha dedicado a estirar el metraje hasta límites más allá de lo tolerable para unas historias con estas características. A este paso, la gran productora va a morir de éxito incrementando sus cifras con cada nuevo estreno. Así, hasta el colapso final. 
Conste que soy un aficionado al género del cómic y me gustan mucho algunas de sus muestras. Por ejemplo, me sorprendió gratamente la primera trilogía de Sam Raimi sobre “Spiderman”, disfruté con alguna de las aventuras de “Capitán América”, reconocí los méritos de “Doctor Strange” y me divertí bastante con la inicial “Guardianes de la galaxia”. Sin embargo, esta actual deriva sustentada sobre una loa constante a la desproporción -traducida en propuestas colosales e inmensas recreaciones- me satura hasta el punto de conducirme a la indiferencia. Es preciso disponer de un buen guion, una trama interesante y unos personajes atractivos para sostener durante más de ciento ochenta minutos un elevado nivel de calidad y para mantener un mínimo grado de interés en el público. Y no es el caso. 
El film posee aciertos incuestionables que no negaré. Resulta visualmente cuidado, técnicamente preciso, con numerosos momentos cumbre y un elenco de actores y actrices portentoso. No obstante, la oferta me agota, la sobredosis de perfiles me harta y ese empeño artificial de encajar unas piezas que no pertenecen a este puzle me carga. No me cabe duda de que reventará la taquilla y acumulará nominaciones dentro de las categorías técnicas pero, en honor a la verdad, aquí hay poco cine. Se trata tan sólo de otra manifestación de la industria dirigida a exprimir una fórmula eficaz para recaudar dinero (lo que, por otra parte, no es en sí mismo criticable). Sin embargo, si a cualquier manifestación artística únicamente se le percibe esa intención, se desvirtúa y desnaturaliza hasta resultar irreconocible. 
Tras los devastadores sucesos ocurridos en “Vengadores: Infinity War”, el universo ha quedado en ruinas. El panorama no se vislumbra optimista en absoluto, pero un grupo encabezado por Capitán América, Viuda Negra, Hulk y Thor tratará de revertir los efectos de la catástrofe provocada por el malvado Thanos. Los Vengadores deberán reunirse para neutralizar sus acciones y restaurar el orden en la galaxia de una vez por todas. Contarán para ello con nuevos aliados, como la Capitana Marvel o Ant-Man. 
Detenerme una por una en todas las estrellas que aparecen en pantalla también alargaría en exceso esta crítica, por lo que me limitaré a nombrarlas. Son, entre otras, Robert Downey Jr., Brie Larson, Chris Hemsworth, Chris Evans, Mark Ruffalo, Scarlett Johansson, Tom Holland, Josh Brolin, Gwyneth Paltrow, Don Cheadle, Bradley Cooper (poniendo solamente su voz en la versión original), Jeremy Renner, Tessa Thompson, Michelle Pfeiffer o Tilda Swinton, a cargo de consolidadas o prometedoras carreras en su haber y con títulos destacados a sus espaldas, pero que aquí figuran como mero relleno.

Trailer en castellano:



Trailer en versión original:



Datos del filme
Título original: Avengers: Endgame 
Año: 2019
Duración: 181 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Anthony Russo, Joe Russo
Guion: Christopher Markus, Stephen McFeely (Cómic: Jack Kirby, Jim Starlin)
Música: Alan Silvestri
Fotografía: Trent Opaloch
Reparto: Robert Downey Jr., Chris Evans, Chris Hemsworth, Scarlett Johansson, Mark Ruffalo, Jeremy Renner, Brie Larson, Karen Gillan, Paul Rudd, Danai Gurira, Josh Brolin, Gwyneth Paltrow, Don Cheadle

viernes, 5 de octubre de 2018

VENOM


Ver una película protagonizada por el personaje de “Venom” pero en la que no aparezca “Spiderman” me parece una rareza artificial. Para quienes crecimos con las aventuras del “hombre araña”, este simbionte de origen extraterrestre, capaz de apoderarse tanto del cuerpo del tímido, bondadoso y enamorado Peter Parker como de Eddie Brock, rival del famoso fotógrafo del periódico Daily Bugle, está irremediablemente unido al archifamoso héroe de la factoría Marvel. A mí, desde luego, me ha costado aceptar esta independencia cinematográfica del villano y, en general, considero que su desvinculación de de “Spiderman” desnaturaliza en gran medida sus propias peripecias. Sin embargo, todas estas reflexiones solo tienen sentido para los clásicos aficionados de los cómics, de las antiguas series televisivas de dibujos animados o de las primeras entregas de la saga que Sam Raimi iniciara para la gran pantalla, con Tobey Maguire a la cabeza. Fuera de esos ámbitos, es poco probable que ningún espectador perciba demérito alguno como consecuencia de la separación sufrida por ambos personajes. 
El largometraje responde al modelo de las megaproducciones de superhéroes que parecen imponerse en las taquillas. Un más que notable presupuesto (alrededor de los cien millones de dólares), una calculada campaña publicitaria, una apuesta muy marcada por la acción y los elementos visuales, y unos destinatarios eminentemente juveniles. Toda esa planificación se lleva a cabo con un acierto considerable. No cabe discusión acerca de la recreación técnica y la calidad de las imágenes, como tampoco sobre el hábil diseño de marketing ni el empeño por una plena apuesta a un entretenimiento basado en el ritmo narrativo. Sin embargo, se echa en falta un mayor desarrollo de los personajes, una trama algo más compleja y, sobre todo, a “Spiderman”, a “J. Jonah Jameson” y al resto de criaturas que forman parte del universo del “hombre araña”, que tan pronto provocaban una sonrisa como tensaban los cuerpos ante la trágica lucha entre el bien y el mal. 
Eddie Brock es un intrépido reportero que investiga a una empresa que, de forma secreta, está desarrollando experimentos ilegales entre seres humanos y formas de vida extraterrestres. El periodista resultará infectado por un simbionte, lo que le provocará una serie de inexplicables cambios corporales. Venom se apoderará de su mente y Brock adquirirá unos inquietantes poderes que le convertirán en un despiadado y peligroso supervillano. 
El director de la cinta es Ruben Fleischer, responsable de títulos como la irreverente y divertida “Bienvenidos a Zombieland” o la violenta “Gangster Squad. Brigada de élite”. Acierta en el montaje y demuestra su capacidad para filmar secuencias de acción. Quizás el principal problema estribe en el guion ya que, al centrarse tanto en la intensidad de la intriga, prescinde de aspectos esenciales para conformar una historia interesante. Y es que sea cual sea el género -ciencia ficción, cine fantástico, o basado en historietas de cómic- no se pueden obviar ni la complejidad de los personajes, ni la enjundia ni la verosimilitud. El elenco reúne a tres excelentes actores. 
Tom Hardy ha tenido la suerte de trabajar en varias ocasiones con Christopher Nolan, a mi juicio el director actual más competente y destacado (“Origen”, “El caballero oscuro: la leyenda renace”, “Dunkerque”), además de haber participado en otros filmes tan relevantes como “Locke”, “El topo” o “El renacido”. Se trata de un intérprete en alza que a buen seguro nos seguirá deleitando en el futuro. A sus treinta y ocho años, Michelle Williams ya ha recibido cuatro nominaciones al Oscar y posee una filmografía verdaderamente envidiable, por lo que constituye un lujo para cualquier reparto. Por su parte, Woody Harrelson, con su cara de gracioso incorregible, ha logrado situarse poco a poco en un puesto de privilegio dentro de su profesión. Sus tres candidaturas al premio de la Academia de Hollywood así lo demuestran, siendo la punta de un iceberg con una base muy sólida.

Trailer en castellano



Trailer en versión original


Datos del filme:

Título original: Venom
Año: 2018
Duración: 112 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Ruben Fleischer
Guion: Scott Rosenberg, Jeff Pinkner, Kelly Marcel, Will Beall (Cómic: Todd McFarlane, David Michelinie)
Música: Ludwig Göransson
Fotografía: Matthew Libatique
Reparto: Tom Hardy, Riz Ahmed, Michelle Williams, Jenny Slate, Woody Harrelson,



viernes, 18 de mayo de 2018

DEADPOOL 2

Reconozco que en varios momentos de “Deadpool 2” me reí con ganas, ya que mantiene esa irreverencia insolente recubierta con cierta genialidad para burlarse de todo. La combinación de vulgaridad casposa y humor corrosivo funciona en numerosas fases del metraje. Y es precisamente ese aire desenfadado el que salva la película, ya que la acción, los héroes y los villanos solo pueden digerirse porque están rebozados de una picante capa de comicidad. Sin embargo, desde un punto de vista cinematográfico, sus carencias resultan tan evidentes como la desproporción de esta segunda parte. El largometraje es una concatenación de “gags” que resultarían igual de efectivos si se hubiesen equivocado en la sala de montaje al ordenar las escenas. De la misma forma que el tráiler por sí solo ya arrancaba alguna sonrisa, o el famoso vídeo de promoción junto al ex futbolista David Beckham parecía muy divertido, lo mismo sucede con numerosas secuencias del film. En ese sentido, considerando que el divertimento es su principal (más bien, su único) objetivo, justo es reconocerle que lo alcanza. Cuestión distinta supone valorar la historia, la narración, el estilo, el ritmo, la puesta en escena, es decir, el producto cinematográfico. Y en ese ámbito los déficits son importantes. 
Como ya me sucediera con títulos como la primera parte de “Kick-Ass” o alguna de las entregas de “Austin Powers”, la descontrolada furia aderezada de gracia de la una y el desenfreno ocurrente de la otra me hicieron disfrutar durante varias tramos de la proyección, si bien su visión en conjunto me produjo mayor pereza. En el caso de “Deadpool 2”, su afán por la parodia -incluyendo la autoparodia- se agradece y, además, neutraliza el peligro de fomentar la grandilocuencia y el exceso. Explosiones, persecuciones, huidas y peleas se diluyen en su propia desproporción, dado que la sobredosis de chistes y gracias nos recuerda que nada de lo que se ve debe tomarse en serio y que todo está al servicio de una mofa, a veces ingeniosa, a veces chabacana, pero siempre irónica. 
Dirige David Leitch, un experimentado especialista que ha participado coreografiando secuencias de acción y sustituyendo en las escenas peligrosas a los protagonistas de títulos tan destacados como “El ultimátum de Bourne”, “V de Vendetta” o “Sr. y Sra. Smith”. Como realizador ha firmado la decepcionante “Atómica”, junto a Charlize Theron y la irregular “John Wick” (si bien su labor no aparezca reflejada en los títulos de crédito). Consigue adaptarse bien a un producto muy marcado por el descaro. Lo que cuenta, en realidad, da igual. No ofrece una trama convencional, pero tampoco lo pretende. En esta parodia desmesurada lo único que cuenta es la capacidad para provocar. El toque gamberro constituye la auténtica marca que define a una saga que, como ya era previsible, ha anunciado su tercera entrega. 
Ryan Reynolds vuelve a interpretar a la dualidad Wade Wilson/Deadpool. Se trata de un intérprete con muchos y sonoros desatinos en su carrera profesional, pero también con algunos trabajos interesantes (“Buried”, “Definitivamente, quizás”). Su intención de explotar el éxito de esta franquicia en “X-Force” y “Deadpool 3” y de reiterar errores pasados como participar en una segunda parte de “El otro guardaespaldas”, evidencia su errática trayectoria. Le acompañan Josh Brolin (“No es país para viejos”, “Mi nombre es Harvey Milk”, “Sicario”), Morena Baccarin (vista en la serie televisiva “Homeland”), Zazie Beetz (“Geostorm”) y Brianna Hildebrand (“First Girl I Loved”). Todos ellos se entregan a este descaro políticamente incorrecto y cinematográficamente discutible, pero humorísticamente efectivo.

Trailer en castellano


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Datos del film
Título original: Deadpool 2
Año: 2018
Duración: 111 min.
País: Estados Unidos
Dirección: David Leitch
Guion: Rhett Reese, Paul Wernick, Ryan Reynolds (Cómic: Rob Liefeld, Fabian Nicieza)
Música: Tyler Bates
Fotografía: Jonathan Sela
Reparto: Ryan Reynolds, Zazie Beetz, Josh Brolin, Morena Baccarin, T.J. Miller

viernes, 27 de abril de 2018

VENGADORES: Infinity War (Avengers: Infinity War)

Hay quien se plantea el cine como una reivindicación constante del “más difícil todavía”, a la manera de un tradicional espectáculo circense. Sin embargo, teniendo en cuenta el actual nivel de progreso tecnológico, tratar de competir sobre la base de un mayor realismo de los efectos especiales o de una grandilocuencia superlativa de las escenas de acción comienza a resultar difícil, por no decir imposible. Así las cosas y como vía de progresión, el mundo del cómic parece haber optado por acumular en un mismo plano más y más héroes. Ya no se ruedan películas de Spiderman, ni tampoco de Ironman o Hulk. Ahora se trata de reunirlos uno a uno, cuantos más mejor y al mismo tiempo. En un único largometraje figuran todos ellos, conformando un auténtico apelotonamiento de seres poderosos que inunda la gran pantalla. Si la factoría “DC” unió a Superman y a Batman, su competencia de “Marvel” no se contentó con aglutinar en la primera entrega de “Los Vengadores” a nada menos que cinco personajes (“Ironman”, “Capitán América”, “Hulk”, “Thor” y “La viuda negra”), sino que en la última apretujó aún más si cabe a los protagonistas, para incluir a “Spiderman”, “Pantera Negra”, el “Doctor Strange” y los integrantes de la saga “Guardianes de la galaxia”, entre otros. 
No puedo discutir sobre su elevada calidad técnica e, incluso, estoy dispuesto a reconocer su acertado ritmo narrativo. Pero, contemplada en su conjunto, “Los Vengadores: Infinity War” me parece una apresurada y caótica carrera cuyo único fin radica en apabullar visualmente al espectador, alienándolo por medio de un atracón de superhéroes. Para no dejar lugar a dudas, no soy en absoluto reacio al género cinematográfico proveniente del cómic. De hecho, me gustaron los trabajos de Sam Raimi sobre “Spiderman”, soy un gran devoto de la labor realizada por Christopher Nolan con “Batman”, admiro varias de las cintas de los “X-Men” (la última, “Logan”, me parece una pequeña joya) y hasta disfruté con las aventuras iniciales de “Capitán América”. Pero en este estreno de “Los Vengadores” me ha resultado más patente que nunca la artificialidad de la producción y la carencia de un guion capaz de estar a la altura de los grandes títulos del género. 
Es innegable que se conduce al público sobre una montaña rusa a través de un sinfín de secuencias asombrosas, pero con un metraje tan excesivo (dos horas y media) que terminé consultando el reloj en varias ocasiones. Por lo visto, los productores no han compartido esta sensación, ya que se han puesto manos a la obra en “Los Vengadores: Infinity War 2ª parte” para su estreno en 2019. Confieso que me surge la curiosidad de a qué nuevo superhéroe pretenden añadir, en el hipotético caso de que quepa alguno más. 
Un nuevo peligro acecha a la Humanidad. Thanos, el infame tirano intergaláctico, se traza el objetivo de reunir las seis Gemas del Infinito, unos artefactos de poder inimaginable que pretende usar para imponer su perversa voluntad. “Los Vengadores” y sus aliados deberán luchar contra el mayor villano al que jamás se han enfrentado y evitar de ese modo que se haga con el control de la galaxia. Es más que probable que el film agrade a los aficionados de la saga. Como ya he indicado anteriormente, los méritos que presenta no pueden obviarse. En cualquier caso, no seré yo quien vea ese futuro proyecto previsto para el próximo año. Sé que voy contracorriente, pero mi saturación es absoluta, al margen de que “Loki” siempre me ha parecido un malvado muy por debajo de sus contrincantes. 
Como es lógico, el elenco de actores resulta tan interminable como, ciertamente, destacado. Scarlett Johansson, Chris Evans, Chris Hemsworth, Benedict Cumberbatch, Mark Ruffalo, Tom Holland, Josh Brolin, Zoe Saldana, Robert Downey Jr., Gwyneth Paltrow, Michael Douglas o Idris Elba representan una pequeña parte de ese extensísimo casting que colapsa las pantallas. Entre semejante aluvión de estrellas no es fácil destacar. Ahora bien, apuesto a que lo han pasado genial rodando el largometraje.

Trailer en castellano


Trailer en versión original


Datos del film

Título original: Avengers: Infinity War
Año: 2018
Duración: 156 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Anthony Russo, Joe Russo
Guion: Christopher Markus, Stephen McFeely (Cómic: Jack Kirby, Jim Starlin)
Música: Alan Silvestri
Fotografía: Trent Opaloch
Reparto: Robert Downey Jr., Chris Evans, Scarlett Johansson, Chris Hemsworth, Chris Pratt, Samuel L. Jackson, Josh Brolin, Elizabeth Olsen, Jeremy Renner, Tom Holland, Benedict Cumberbatch, Chadwick Boseman, Brie Larson, Pom Klementieff, Terry Notary, Dave Bautista, Karen Gillan, Tessa Thompson, Zoe Saldana, Gwyneth Paltrow, Tom Hiddleston, Cobie Smulders, Paul Bettany, Sebastian Stan, Peter Dinklage, Paul Rudd, Benicio del Toro, Jon Favreau, Mark Ruffalo