Michelle Pfeiffer nació en California el 29 de abril de 1958. Actriz estadounidense ganadora de un Globo de Oro y nominada al Oscar en tres ocasiones, debutó en el cine en 1980 con la cinta “The Hollywood Knights”. En 1982 estrenó la segunda parte de “Grease” y un año después rodó una de sus películas más populares “El precio del poder”, junto a Al Pacino. De esa época son también “Cuando llega la noche” (1985) y “Lady Halcón” (1985).
Posteriormente participó en “Las brujas de Eastwick” (1987), “Casada con todos” (1988) y “Conexión Tequila” (1988). A finales de los ochenta protagonizó dos de sus largometrajes más importantes: “Las amistades peligrosas” (1988), por la que recibió su primera candidatura a la estatuilla dorada de Hollywood y “Los fabulosos Baker Boys” (1989), que le reportó su Globo de Oro y la segunda opción al Oscar.
Prolongó los éxitos y las buenas interpretaciones en los inicios de la década de los noventa gracias a “La casa Rusia” (1990), “Por encima de todo” (1992) -su tercera candidatura al premio de la Academia- y “La edad de la inocencia” (1993). A dicha etapa corresponden también “Frankie y Johnny” (1991) y “Batman vuelve” (1992). Actuó asimismo en títulos como “Lobo” (1994), “Mentes peligrosas” (1995), “Íntimo y personal” (1996) y “Un día inolvidable” (1996).
Ya en el nuevo milenio la hemos podido ver en “Lo que la verdad esconde” (2000), “Yo soy Sam” (2001), “Stardust (2007)” o “Chéri” (2009).
Otro ejemplo más de la deriva completamente desnortada de la productora Walt Disney Pictures es esta innecesaria e insulsa continuación de “Maléfica”, largometraje de 2014 que ya evidenciaba serias carencias, pero que en las taquillas internacionales superó los setecientos cincuenta millones de dólares de recaudación (“merchandising” aparte, por supuesto). Por tanto, era muy previsible que su secuela -hubiese algo que contar o no- no tardase en llegar a las salas de proyección. Si la inicial se basaba de forma moderna, libre y superficial en el cuento de Charles Perrault “La bella durmiente”, esta segunda carece de apoyo alguno a la hora de cimentar la trama. Me temo que a ello se debe que hayan apostado decididamente por centrarse en los efectos especiales, los decorados y el vestuario, igualmente modernos, libres y superficiales. En cualquier caso, cada plano se adorna con un colorido pomposo, una ambientación desmesurada y unos trucos visuales tan espectaculares como superfluos.
La debilidad del guion y la carencia absoluta de una historia mínimamente construida acarrean que la única baza con la que jugar sea la de la citada espectacularidad visual. Cierto que durante algunos minutos es posible dejarse llevar por su envoltorio llamativo, fantasioso y meramente sensorial. Sin embargo, a poco que avanza el metraje, la vacuidad de la propuesta queda patente. Diríase que se trata de una película para niños (razón por la que el público adulto no conectaría con ella), pero yo mismo me resisto a creer que pueda establecer tal conexión con ninguna generación o grupo social. A lo sumo servirá, o como mero pasatiempo o para dar buena cuenta de una bolsa de palomitas sin moverse de la butaca durante dos horas. Sea como fuere, olvidarán rápidamente una cinta que, más que buena o mala, es insustancial. Más que maléfica, es completamente anodina.
Dirige el noruego Joachim Rønning que, si bien cosechó cierta popularidad y crédito con su nominación al Oscar al mejor film de habla no inglesa por “Kon-Tiki”, se ha especializado después en secuelas y continuaciones tan olvidables como “Piratas del Caribe: La venganza de Salazar” o esta misma “Maléfica: Maestra del mal”. Aun así, reeditará sin duda el éxito de taquilla de su predecesora y a buen seguro se venderán de nuevo sus juguetes con cada menú infantil en los restaurantes de comida rápida. Es innegable que servirá para enriquecer a sus productores y para lanzar líneas de colonias o de ropa inspiradas en los personajes. En esa visión comercial que define al universo Disney se triunfará. Sin embargo, desde el punto de vista cinematográfico, aquí no hay nada que ver.
Capítulo aparte merece la actriz Angelina Jolie. Más allá de la primera impresión que generó en sus inicios profesionales allá por los años noventa (cuando, quizá por la novedad, por su belleza o por su marcada propensión a la provocación, llamaba la atención), basta contemplar sus interpretaciones para comprobar sus grandes limitaciones. Salvo contadas excepciones, aborda cualquier actuación, con independencia del personaje al que dé vida, con el mismo rictus facial. Dejando a un lado el discutible Oscar recibido dos décadas atrás por su papel en “Inocencia interrumpida” o de la mención de algún título meritorio, el conjunto de su carrera es una suma de idénticos recursos, gestos, miradas y expresiones, al margen del perfil interpretado o del género al que pertenezca. Por desgracia, “Maléfica: Maestra del mal” tampoco es una excepción. Resulta también tristísimo encontrar a un icono como Michelle Pfeiffer involucrada en este tipo de producciones. A diferencia de Jolie, Pfeiffer sí posee gran variedad de registros y cuenta con una filmografía plagada de excelentes trabajos de imprescindible visión. La Elvira de “El precio del poder” nada tiene que ver con la Madame de Tourvel de “Las amistades peligrosas”, ni con la Susie Diamond de “Los fabulosos Baker Boys” o la Ellen Olenska de “La edad de la inocencia”. ¿Será verdad que, al llegar a cierta edad, no existen propuestas interesantes para las veteranas de Hollywood? Eso no lo sé, pero sí sé que ella no se merecía un proyecto como este. Por su parte, la joven Elle Fanning continúa abriéndose camino con títulos como “Super 8”, de J.J. Abrams, “Mary Shelley”, de Haifaa Al-Mansour o “La seducción”, de Sofia Coppola. Bastante mejor opción que la de “Maléfica” es verla ahora en cartel con “Día de lluvia en Nueva York”, de Woody Allen.
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Datos del filme
Título original: Maleficent: Mistress of Evil
Año: 2019
Duración: 118 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Joachim Rønning
Guion: Linda Woolverton, Micah Fitzerman-Blue, Noah Harpster
Música: Geoff Zanelli
Fotografía: Henry Braham
Reparto: Angelina Jolie, Michelle Pfeiffer, Elle Fanning, Ed Skrein, Chiwetel Ejiofor, Juno Temple, Sam Riley
“La edad de la inocencia” (“The Age of Innocence”) es una adaptación cinematográfica de la novela homónima escrita por Edith Wharton en 1920. Fue dirigida por Martin Scorsese, protagonizada por Daniel Day-Lewis, Michelle Pfeiffer y Winona Ryder, y realizada por Columbia Pictures. Se proyectó por vez primera en el Festival de Cine de Venecia de 1993, por lo que se cumplen ahora 25 años de su estreno mundial.
La película ganó el Oscar al mejor diseño de vestuario y fue nominada en las categorías de mejor actriz de reparto (Winona Ryder), mejor guión adaptado (Jay Cocks y Martin Scorsese), mejor música original (Elmer Bernstein) y mejor dirección artística (Dante Ferretti y Robert J. Franco).
La historia se desarrolla en el Nueva York de 1870. Newland Archer (Daniel Day-Lewis), un caballero de la alta sociedad neoyorquina, está prometido con May Welland (Winona Ryder), una joven de su misma clase social. Pero sus sentimientos cambian cuando conoce a la poco convencional prima de May, la condesa Olenska (Michelle Pfeiffer). Desde el principio defenderá la difícil posición de ésta, cuya separación de un marido autoritario la ha convertido en una especie de proscrita dentro del estamento al que pertenece.
La cinta se alzó con un Globo de Oro a la mejor actriz de reparto para Winona Ryder, optando también a los premios de mejor película dramática, mejor director y mejor actriz protagonista.