viernes, 7 de marzo de 2025

A COMPLETE UNKNOWN




Determinados directores de cine me suscitan una conexión especial. Viendo sus obras surge en mí de forma casi innata e inmediata un vínculo con su forma de contar historias y un engarce directo con las sensaciones y sentimientos que desean transmitir. James Mangold es uno de ellos. La primera cinta suya que visioné fue “Copland”, el más atípico de los filmes de Sylvester Stallone, y me pareció una propuesta interesante. Asimismo, juzgué su versión de “El tren de las 3:10” como muy buena, y considero sus dos aportaciones al Universo “X-Men” (“Lobezno inmortal” y “Logan”) de lo más destacado de la saga. También disfruté mucho con “Le Mans '66”, de modo que cuando supe que iba a estrenar un largometraje sobre la vida de Bob Dylan ya intuí que resultaría de mi agrado. Había degustado con anterioridad su biopic de Johnny Cash “En la cuerda floja”. No obstante, y pese a que mis expectativas eran de por sí elevadas, confieso que salí de la sala de proyección más entusiasmado todavía. 

Personalmente, me parece la mejor película de 2024. Su narración se presenta impecable y las actuaciones, sublimes. Todo en ella fluye con una armonía embriagadora. Se trata de un fantástico viaje a una época pasada, en algunos casos añorada, y que nunca volverá. Pero, fundamentalmente, ofrece la extraordinaria radiografía de una serie de personajes dispares, todos atrayentes a su manera, todos comprensibles y todos adorables, por más que su protagonista se empeñe en ser odioso. Pocos trabajos han reflejado tan bien la dificultad que entraña que dos personas se complementen a la perfección. La recurrente frase entre Bob Dylan y Sylvie Russo (extraída de “La extraña pasajera”, protagonizada por Bette Davis) apenas constituye un ejemplo de los numerosos diálogos excelentes y escenas memorables que reúne. 

Ambientada en la influyente escena musical de Nueva York de principios de los años 60, “A Complete Unknown” (sin traducción en España) cuenta la historia del meteórico ascenso de un jovencísimo cantante de Minnesota, Bob Dylan, desde las salas de conciertos hasta la cumbre de las listas de éxitos. Sus complejas relaciones con otros músicos de la época y con sus propios descubridores y managers culminó en 1965 en el Newport Folk Festival, cuando decidió actuar con una guitarra eléctrica, enfureciendo así a los puristas del folk. 

No sé qué parte es leyenda y qué parte realidad. En una secuencia de “Begin Again”, de John Carney, Keira Knightley y Mark Ruffalo discuten acercan de la autenticidad musical y ella pone como ejemplo a Bob Dylan, mientras que él lo cataloga de producto comercial. No me atrevo a afirmar si el resultado es fidedigno o no. De lo que estoy convencido es de que se alza como creíble, emotivo y emocionante. Obviamente, apreciar la figura de Dylan facilita la labor, dada su presencia constante durante el metraje. Pero, salvada esa premisa, la brillantez de “A Complete Unknown” no deja lugar a dudas. 

Uno de sus mayores logros radica en la actuación coral de un elenco de intérpretes en estado de gracia, encabezado por un sensacional Timothée Chalamet. Actor en permanente progresión, acumula en su filmografía bastantes títulos imprescindibles. Encarna con soltura y eficacia un perfil complejo, asumiendo con éxito tan arduo y enrevesado reto. Por lo que se refiere a Edward Norton, borda su papel y funciona como contrapeso perfecto. Su imprescindible diálogo con Dylan sobre la parábola del balancín se muestra como la metáfora de ambos por excelencia. Por su parte, Monica Barbaro como Joan Baez se encumbra gracias a su más importante desempeño profesional hasta la fecha. Los tres han optado a la estatuilla dorada de Hollywood en su reciente edición, si bien cuesta creer que Elle Fanning no haya corrido la misma suerte, habida cuenta de su adorable recreación.  A ella se deben la mayor parte de nudos en el estómago padecidos por los espectadores. 

El hecho de no haber obtenido ninguno de los ocho Oscars a los que aspiraba en modo alguno desluce el nivel de esta propuesta. En mi opinión, este completo desconocido es una completa maravilla. 



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