viernes, 17 de diciembre de 2021

NO MIRES ARRIBA (Don't Look Up)



Al terminar de ver la película “No mires arriba” me surgió la duda de si se trataba de una alocada y cómica exageración o, por el contrario, de un preocupante y reflejo de la actual deriva de esta sociedad tan desnortada e imbuida por la mediocridad. Desde luego, los primeros minutos de proyección me parecieron una mera bobada con cierta gracia, en consonancia con su condición de comedia de tono jocoso e hilarante. Aun así, algunas escenas consiguen con más fortuna que otras un propósito que va más allá de dicho género. Numerosas secuencias presentan una esencia humorística simplona y, a la hora de contar la historia, se hilvanan de una forma torpe. Pero otras aciertan de lleno con su toque sarcástico y ofrecen un entretenimiento muy divertido. En otras palabras, la impresión inicial la acerca a una propuesta chistosa y burda, más propia de un “sketch” televisivo que de un largometraje con contenido.

Sin embargo, a medida que avanza el metraje, resulta patente que los dardos envenenados lanzados desde la pantalla dan en el blanco. Su trasfondo crítico e hiriente sobre el declive de este mundo se torna, en ocasiones, en una certera y realista recreación de las miserias y absurdeces de nuestro tiempo. Sin duda toca infinidad de palos: la mezquindad de los grandes círculos de poder; la infantilización de los medios informativos; la banalización de cualquier asunto de tinte sexual como fórmula para ganar audiencia; la inconsistencia de la mayoría de “estrellas” o personajes célebres acerca de lo que debería ser el mundo cultural; la sencillez con la que se puede manipular y dirigir dócilmente a la masa ciudadana; o la endeblez de los mensajes que se difunden como lemas de nuestro tiempo. Y todo ello aliñado con chistes y burlas fáciles tendentes a una exageración que tal vez no es tanta como parece.

Una estudiante de posgrado de Astronomía y su profesor hacen un descubrimiento asombroso: existe un cometa en la órbita del sistema solar cuya trayectoria anuncia que colisionará con la Tierra. Inicialmente, nadie se toma en serio el hallazgo y el asunto se relega. La Casa Blanca está más preocupada por los escándalos sexuales del nominado por la Presidenta para formar parte del Tribunal Supremo o por ganar las próximas elecciones. Los medio de comunicación, a su vez, abren los informativos con la ruptura de la relación entre dos cantantes. A nadie parece importarle que se aproxime el fin de la vida en el planeta pero, como estrategia electoral, los asesores de la Primera Dama deciden dar prioridad al asunto para relanzar una popularidad en caída libre. Sin embargo, con cada paso dado para evitar el desastre, una sucesión de absurdas paradojas parecen hacer inevitable el trágico desenlace.

El director Adam McKay es especialista en abordar temas relevantes con un cinismo muy acusado. La crisis financiera en “La gran apuesta” (por la que ganó un Oscar al mejor guion adaptado) o la vida del vicepresidente Dick Cheney en “El vicio del poder” suponen dos ejemplos de buen cine destinado a poner el dedo en la llaga. A este cineasta le encanta plasmar escenarios descabellados para mostrar esas miserias que pasamos por alto, como si fuera el niño del cuento “El traje nuevo del emperador”, de Hans Christian Andersen. Él es el que grita que el rey está desnudo cuando todos los demás se empeñan en ver su vestido nuevo y “No mires arriba”, sin alcanzar el nivel de sus anteriores trabajos, no deja de constituir un necesario toque de atención.

El amplio elenco artístico reúne a grandes nombres de la interpretación, todos ellos sobreactuados obedeciendo a ese clima de exageración al que les somete McKay. Leonardo DiCaprio, Jennifer Lawrence, Meryl Streep, Jonah Hill, Mark Rylance, Timothée Chalamet, Ron Perlman o Cate Blanchett engalanan un reparto de altura sobresaliente. Juntos suman ocho Oscars y cuarenta y tres nominaciones a la estatuilla de Hollywood, por lo que referirme a sus méritos profesionales eternizaría esta crítica. Les acompañan también otro estilo de celebridades, como la solista Ariana Grande. Sin realizar unas destacadas actuaciones, contribuyen en su conjunto a este festival de la insensatez cuya conclusión es que la Humanidad quizá merezca extinguirse.



No hay comentarios: