LA JUNGLA 5: UN BUEN DÍA PARA MORIR (A Good Day to Die Hard)

Este año 2013 se celebra el veinticinco aniversario del estreno de “Jungla de cristal”. Aquel ya lejano 1988 me pilló todavía en el instituto y con mi pasión por el cine en pleno crecimiento. Se suele decir que lo que nos marca en la juventud nos acompaña para toda la vida, sean canciones, libros o, por supuesto, películas. Debo reconocer que ver a Bruce Willis interpretando a un policía desubicado que se enfrentaba en solitario a un nutrido grupo de terroristas en el edificio “Nakatomi” me encantó. No sólo me entretuvo sino que, además, me divirtió como ninguna otra muestra del género lo había hecho hasta entonces. De hecho, me impulsó a acudir a visionarla a las salas de proyección más de una vez y, a día de hoy, cuando se repone en televisión, no puedo evitar la tentación de engancharme a algunas de sus escenas. Asimismo, conservo grabados en la memoria varios de los diálogos que entablan sus personajes. Por lo tanto, en mi opinión es uno de los mejores largometrajes de acción que se han rodado jamás y, consecuencia lógica de su éxito de taquilla, lo previsible era que se rodaran más entregas.

Así que cuando su realizador John McTiernan estrenó dos años después “La caza del Octubre Rojo” empecé a considerarlo un cineasta de referencia dentro del género. Sin embargo, con el paso del tiempo tuve que rendirme a la evidencia de que aquellos destellos de brillantez dieron paso a la mediocridad de la copia. El director optó por el camino fácil de la repetición de fórmulas que le aseguraran el éxito en lugar de abundar en la innovación y en la originalidad y con esa opción se perdió tanto él como la saga protagonizada por John McClane. Porque, como era de esperar, la segunda parte fue inferior a la primera y la tercera, inferior a la segunda, de modo que los productores, echando mano por fin del buen criterio, abandonaron el proyecto durante más de una década. 

Pero en 2007, casi por sorpresa, se rodó una cuarta entrega que remontó el pronunciado declive trazado por las anteriores. Y, aun reconociendo que ofrecía dosis de acción bien rodadas, lo que para mí realmente la sostenía era la ilusión de volver a ver a McClane y los buenos recuerdos que de él conservaba. Ahora, con la quinta aventura, la pregunta era cómo lograría la trama sorprender y enganchar a los espectadores. Por desgracia, la respuesta por parte de los productores ha sido recurrir al mero espectáculo visual ante el serio problema de agotamiento de la saga. En otras palabras, la solución apuntada ha sido echarse en brazos de la desproporción: las explosiones, más enormes; los escenarios, más gigantescos; las situaciones, más comprometidas. Para colmo, la hija pequeña del héroe se ha convertido en una joven exuberante pero su padre, cercano a la sesentena, sigue saliendo airoso de las más increíbles calamidades como cuando era un treintañero. ¿Cómo se puede sostener todo eso? Básicamente, por nostalgia. Por el cariño que nos despierta el personaje desde hace un cuarto de siglo y que nos hace ser indulgentes con él. 

Me sucedió lo mismo con el último título de las aventuras de Indiana Jones. Por un lado, mi gran afecto por el personaje permanecía intacto. Pero, por otro, esa voz interior que siempre nos dice la verdad me advertía de que se trataba de un intento algo patético de alargar lo que debía haber concluido hacía tiempo. Está claro que los responsables de la productora de “Jungla de cristal” no escuchan este tipo de mensajes, habida cuenta que acaban de anunciar el rodaje de su sexta parte para los próximos meses.

Trailer en castellano


Trailer en versión original


Datos del film:
Película: La jungla: Un buen día para morir. Título original: A Good Day to Die Hard.
Dirección: John Moore.
País: USA. Año: 2013. Duración: 97 min. Género: Acción.
Interpretación: Bruce Willis (John McClane), Jai Courtney (Jack McClane), Sebastian Koch (Komarov), Rasha Bukvic (Alik), Cole Hauser (Collins), Yuliya Snigir (Irina), Mary Elizabeth Winstead (Lucy McClane).
Guion: Skip Woods.
Producción: Alex Young.
Música: Marco Beltrami.
Fotografía: Jonathan Sela.
Montaje: Dan Zimmerman.
Diseño de producción: Daniel T. Dorrance.
Vestuario: Bojana Nikitovic.