viernes, 24 de junio de 2022

SPIDERHEAD



2022 parece ser el año del salto a la popularidad para el director Joseph Kosinski. En menos de un mes se acaba de proyectar en la pantalla grande “Top Gun: Maverick” y ahora presenta en la plataforma Netflix “Spiderhead”. Este cineasta norteamericano posee una corta filmografía, muy marcada por el género de acción. Debutó en 2010 con “TRON: Legacy”, a la que siguieron “Oblivion” en 2013 y “Héroes en el infierno” en 2017, añadiendo en la actualidad los dos citados largometrajes recién estrenados. En todos ellos se evidencia una marcada preocupación técnica y, al tiempo, una cierta dejadez por los personajes. En la película de 1964 “La pícara solterona” (“Sex and the single girl”) se escucha una célebre frase que se ha convertido en la representación del cinismo periodístico: “You wouldn't let the truth stand in the way of a good story, would you?”, que se podría traducir como “no dejes que la verdad te estropee un buen reportaje”. Pues en el mundo del cine se está extendiendo otra similar, en el sentido de que “no hay que dejar que un buen guion estropee una escena”. Los perfiles, el rigor de la trama y la credibilidad de la narración se tornan secundarios respecto a la imagen, el ritmo y la estética.

“Spiderhead” se enmarca dentro de esos “thrillers” donde la sorpresa visual y la extravagancia se consideran suficientes atractivos para encandilar a los espectadores. Y es posible que, efectivamente, sirvan para un entretenimiento insustancial, un pasatiempo puntual hasta no tener otra cosa mejor que hacer. Sin embargo, constituye un experimento cinematográfico bastante vacuo. Pese a presentarse con el envoltorio de cierta erudición filosófica, lo cierto es que su lista de anzuelos es bastante simple. Otra cosa es que resulten efectivos o no.

En un futuro próximo, se ofrece a los presidiarios la oportunidad de someterse a determinados experimentos médicos a cambio de acortar su sentencia condenatoria. Así, en una moderna instalación, algunos presos jóvenes pasan a manos de un visionario científico para experimentar con el control de las emociones.

Más allá del aliciente que entrañan unos actores conocidos, el planteamiento se alza errático y carente de interés. Ejercen como guionistas Rhett Reese y Paul Wernick, responsables de “Deadpool” y “Bienvenidos a Zombieland” y sus respectivas secuelas. Aquí, sin embargo, no se pretende imprimir un marcado tono cómico y tal vez sea ese su mayor error, ya que como drama es un despropósito, como comedia no alcanza el nivel de humor necesario y como film de suspense o acción navega bastante desorientado. Su corta duración, rozando la hora y media, permite verla de un tirón a la espera de ese gran giro que la impulse, pero tal giro nunca llega.

Encabeza el reparto el popular Chris Hemsworth, muy conocido por dar vida a “Thor” tanto en sus propios films como en los del universo de la factoría Marvel. Acumula otras experiencias en cintas estrenadas en Neflix (“Tyler Rake”) y algún intento adicional por desmarcarse de sus facetas de superhéroe o fornido soldado (“En el corazón del mar”, “Blackhat: Amenaza en la red”). No obstante, en este papel de “Spiderhead” no encaja demasiado. Le aguarda en breve un nuevo proyecto de “Thor” y la segunda parte de “Tyler Rake”, trabajos en los que demuestra sentirse más cómodo.

Le acompaña Miles Teller, quien destacó sobremanera en la genial “Whiplash” y que ha participado en otros interesantes títulos como “Juego de armas”. Apuesta habitual de Kosinski (sale también en “Top Gun: Maverick” y “Héroes en el infierno”) cuenta con un porvenir prometedor, si bien debe orientar su carrera con tino.

Junto a ellos participan Charles Parnell (visto asimismo en la secuela de “Top Gun”), Jurnee Smollett (“El gran debate”), Tess Haubrich (“Lobezno: inmortal”), o Nathan Jones (“Mad Max: Furia en la carretera”).



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