viernes, 11 de febrero de 2022

DRIVE MY CAR



Pocos cineastas han conseguido en un mismo año y con dos películas diferentes triunfar en los principales certámenes cinematográficos y ceremonias de entrega de galardones. Ryûsuke Hamaguchi lo ha logrado. Se alzó primero con el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cine de Berlín de 2021 con “La ruleta de la fortuna y la fantasía”, y después con la Palma de Oro de Cannes con “Drive My Car”. Similar circunstancia le sucedió a Francis Ford Coppola cuando en 1974 cosechó elogios y reconocimientos simultáneos por “El Padrino parte II” y “La conversación”. Lo cierto es que Hamaguchi ha encandilado al mundo entero con una incontestable unanimidad. En la obra universal “El principito” se nos traslada la idea de que sólo se ve bien con el corazón, puesto que lo esencial resulta invisible a los ojos. Y justamente el principal mérito del cineasta japonés radica en hacer plenamente visibles a los ojos esas cuestiones esenciales que no se pueden apreciar a simple vista.

Hay que reconocer que las casi tres horas de metraje se tornan excesivas y que la narración pausada va a contracorriente del ritmo vertiginoso de la mayoría de las películas que llegan a nuestra cartelera. Su visión, por lo tanto, no es sencilla pero, si logra conectar con la historia, sumerge al público en un mar de sensaciones muy reconocibles. Se trata de una perfecta radiografía del alma humana, un profundo drama que disecciona la soledad, la incomunicación o el dolor con maestría y, sobre todo, con una sutileza y una belleza que embriagan.

Basada en un texto del famoso escritor Haruki Murakami, la trama refleja cómo, pese a no ser capaz de recuperarse de un drama personal, un actor y director de teatro acepta encargarse del montaje de "Tío Vania" para un evento en Hiroshima. Allí conoce a Misaki, una joven reservada a la que le han asignado como chófer. A medida que acumulan trayectos, la sinceridad creciente de sus conversaciones obliga a ambos a enfrentarse a sus respectivos pasados.

Cabe calificarse de infinita la relación de distinciones de “Drive My Car”. Dentro de la categoría de película extranjera o de habla no inglesa, ha sido la escogida en los Globos de Oro y los Gotham, y numerosas asociaciones de críticos la han elegido como la mejor cinta de todas las estrenadas en 2021, entre ellas la Asociación de Críticos Los Ángeles y el Círculo de Críticos de Nueva York. También en los BAFTA opta a mejor película extranjera, dirección y guion, mientras que en los Oscar opta en las categorías de Mejor Película, Mejor Película Internacional, Mejor dirección y Mejor guion adaptado. Toda un logro para uno de los largometrajes del año.

Película honesta en la que se percibe la labor creativa de su realizador y donde se exploran situaciones y sentimientos normalmente sobreentendidos u olvidados, posee cierta carga hipnótica y su pareja protagonista interactúa de forma armónica. Quizá no contenga ninguna secuencia especialmente sublime pero, en conjunto, constituye un trabajo completo, sólido y hondo. Uno de esos títulos que, a buen seguro, ganará con cada visionado posterior, habida cuenta que se le irán encontrando nuevos matices y perspectivas. Nos coloca, asimismo, ante un realizador con el que se debe contar en el futuro. Su largometraje “La ruleta de la fortuna y la fantasía” se podrá ver en breve a través de la plataforma Filmin, así como alguno de sus anteriores y celebrados filmes (en concreto, “Happy Hour”).

Dentro del apartado de interpretación, los protagonistas, Hidetoshi Nishijima y Tôko Miura, destacan sobradamente. Desconocidos para el público occidental, llevan a cabo unas correctas actuaciones con las que apuntalan la intensidad del mensaje que se pretende transmitir.




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