viernes, 14 de enero de 2022

THE TENDER BAR



Hace ya varios años leí la novela “El bar de las grandes esperanzas” y me encantó. Pasó a formar parte de mis libros de referencia y su autor, J. R. Moehringer, se convirtió en un nombre reconocible. Su título original es “The Tender Bar”, se publicó en 2005 y alcanzó un gran éxito de ventas. En ella el autor describe sus recuerdos de infancia y juventud con cercanía y sorprendente ternura, sobre todo porque refleja las numerosas facetas de una realidad familiar desestructurada y repleta de carencias. Supongo que se trata de uno de esos ejemplos del sueño americano por los que una persona de origen humilde, infancia problemática y situación económica precaria termina triunfando pese a todo. Porque J. R. Moehringer ganó el prestigioso premio Pulitzer de Periodismo, escribió para el “The New York Times” y ha continuado cosechando relevantes triunfos editoriales con, por ejemplo, “Open, mi historia”, la biografía del tenista estadounidense Andre Agassi.

El siempre polifacético George Clooney ha decidido dirigir la adaptación cinematográfica, reflejando correctamente esa ternura de la versión literaria, así como la curiosa y atrayente historia que une a su protagonista con la literatura y con el bar de su tío. En esta ocasión también me he dejado atrapar por el modo en que se describen los vacíos del padre ausente, los dramas en el seno del hogar y la compensación de todo ello con lecturas y conversaciones en la barra de un pub. No obstante, se evidencia cierta falta de garra en el ritmo narrativo y en la puesta en escena, que quedan muy lejos de la excelencia de “Los idus de marzo” o de la profundidad de “Buenas noches, y buena suerte”, si bien Clooney consigue aquí remontar el traspié cometido con “Cielo de medianoche”.

Entrelazando momentos de las épocas infantil y juvenil del personaje principal, construye un relato agradable, creíble y honesto que se desarrolla durante un comedido metraje, que apenas supera la hora y media de proyección. Tal vez resulte demasiado edulcorado, pues hasta los momentos más dolorosos en la vida del escritor se reflejan a través de algunas escenas delicadas y con un marcado tono sensible pero, en todo caso, nos sitúa ante una historia interesante, bien contada y con méritos más que suficientes para disfrutar de esos recuerdos que se esfuerzan por resultar afectivos. Puede que ese grado de afabilidad del largometraje lo haga resultar un tanto endeble para parte de los espectadores, habida cuenta que no incluye una trama de gran intensidad ni una recreación potente de la historia de una generación. Supone, sencilla y llanamente, una reconfortante y amable radiografía interior que pretende, con toda la intención, acariciar y nunca golpear.

A cargo de un acertado acompañamiento musical, el film se centra en la importancia de la familia y en la capacidad de madurar de las personas durante ese complicado tránsito de la niñez a la edad adulta, a menudo marcado por circunstancias involuntarias o aleatorias. Esta no es la primera relación de J.R. Moehringer con el cine. En 2007 se estrenó “El último asalto”, cinta dirigida por Rod Lurie y protagonizada por Samuel L. Jackson y Josh Hartnett, basada en un artículo suyo para “Los Angeles Times Magazine” que versaba sobre la figura y la carrera del boxeador profesional Bob Satterfield.

La nominación de Ben Affleck como mejor actor secundario ha sido la única candidatura a los Globos de Oro para “The Tender Bar”. Acreditado como buen director, tal y como lo demuestran “Argo”, “The Town. Ciudad de ladrones” y “Adiós pequeña, adiós”, puede también ser un intérprete notable cuando se le controla con tino. Y, aunque suele tender a la exageración y a la caricaturización de sus personajes, de vez en cuando ofrece una actuación como la que realiza aquí, efectiva y certera. Daniel Ranieri debuta encarnando a Moehringer de niño, mientras que Tye Sheridan (“Mud”,“El contador de cartas”, “Ready Player One”) lo representa de joven. Completan el reparto un envejecido Christopher Lloyd (el mítico Dr. Emmett Brown de “Regreso al futuro”) y Lily Rabe (“Sin reservas”, “Todas las cosas buenas”).



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