viernes, 1 de enero de 2021

CIELO DE MEDIANOCHE (The Midnight Sky)


Siento una especial simpatía por George Clooney, un actor versátil que se amolda con soltura y acierto a la comedia y al drama. Sus actuaciones en títulos como “Syriana”, “Michael Clayton”, “Up in the Air” o “Quemar después de leer” dan sobradas muestras de su capacidad para ganarse a los espectadores, ya sea como pícaro encantador o como tipo de una seriedad férrea. También valoro su faceta de realizador, de cuyos trabajos destaco la magnífica película “Los idus de marzo” y la muy necesaria “Buenas noches, y buena suerte”. No se puede negar que en sus proyectos más dramáticos manifiesta cierta inclinación hacia una lentitud narrativa que roza peligrosamente el precipicio de la apatía. Sin embargo, yo me reconozco muy receptivo a esta clase de filmaciones pausadas, siempre que se aborden con pulso firme y se sostengan sobre historias sólidas y personajes consistentes. Debo ser uno de las pocos aficionados a los que gustó “Solaris”, film de Steven Soderbergh protagonizado por el propio Clooney y que fue tachado de aletargado, conclusión a mi juicio superficial y precipitada.

No obstante, conviene extremar el cuidado a la hora de aplicar a una narración cinematográfica las dosis adecuadas de parsimonia, ya que se corre el riesgo de hibernar el interés y perder al público a causa del aburrimiento. El problema de “Cielo de medianoche” estriba en el desarrollo de sus cuarenta y cinco minutos iniciales, donde el exceso de indolencia hiere casi de muerte a una propuesta, de por sí, muy sugestiva. A pesar de que remonta conforme avanza la proyección, alcanzando un nivel aceptable de ritmo, esa cicatriz previa la lastra irremediablemente y, en el mejor de los casos, permanecerá para siempre en la memoria de cualquier espectador que recuerde la cinta en el futuro.

Un científico solitario que se encuentra en el Ártico ha contribuido con sus investigaciones a localizar un planeta en el que pueda también prosperar la vida humana. Entretanto, la Tierra ha quedado devastada, por lo que trata de avisar de la imposibilidad de su retorno a los miembros de una nave espacial que desconocen la noticia y que han emprendido el camino de regreso tras realizar una misión de comprobación de viabilidad para la vida humana en otra zona del espacio. Llegados a este punto, las comparaciones con “Interstellar” son tan inevitables como odiosas, y sólo cabe afirmar que supera a “Cielo de medianoche” en todos los sentidos. Da la sensación de hallarnos ante una obra menor de su autor, que transita en una nubosidad variable, con nubarrones al inicio y más brillante y soleada hacia el final. Aun así, su mensaje llega con claridad y la mejora a medida que avanza el metraje resulta patente, evidenciando que, por encima de los efectos especiales, las naves espaciales y las recreaciones del universo, se asienta sobre una esencia intimista y sobria.

Rodada en su mayor parte en la isla de La Palma, algunas de las localizaciones que aparecen en pantalla se reconocen con facilidad. Como anécdota, aunque su título original es “The Midnight Sky” y en la plataforma Netflix figura como “Cielo de medianoche”, en el archipiélago canario se publicita a modo de guiño localista como “Cielo de panza de burro”.

El propio Clooney encabeza el reparto, realizando una interpretación creíble y acorde con su personaje. Junto a él intervienen Felicity Jones (“La teoría del todo”, “Rogue One: Una historia de Star Wars”, “Una cuestión de género”), David Oyelowo (“Selma”, “Un reino unido”) y Kyle Chandler (“Super 8”, “Carol”, “La noche más oscura”), debutando además la niña Caoilinn Springall con un singular y lucido primer papel de su carrera.



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