No soy partidario de las nuevas versiones de películas ya rodadas. Por regla general, además de no mejorar las obras originales, demuestran una falta de creatividad que, en mi opinión, es muy criticable. Sin embargo, en este concreto caso, la razón que me impulsó a ver esta producción tiene nombre y apellido, David Fincher, para mí el mejor director cinematográfico surgido en la década de los noventa. Poseedor de la filmografía más original y brillante, sus largometrajes son de obligada visión para los amantes del séptimo arte. La intensidad y la trascendencia de Seven, la brillantez y la creatividad de El club de la lucha, el rigor y la maestría de Zodiac, la sensibilidad y la precisión artística y técnica de El curioso caso de Benjamin Button o el ritmo vertiginoso y la habilidad narrativa de La red social han convertido a este realizador norteamericano en un referente mundial que será considerado con toda seguridad como uno de los grandes de la historia del cine. Y, como era previsible, sus cualidades han bastado para que este remake sea una muestra de buen thriller.
Es evidente que Fincher se mueve con soltura en los terrenos pantanosos de lo sórdido y lo macabro, una virtud que ha puesto de manifiesto en numerosas ocasiones. En sus manos, cualquier relato siniestro, oscuro y violento se transforma en un ejercicio de intriga visualmente atractivo que engancha y entretiene. En ese sentido, aquí obtiene una buena nota en cuanto al objetivo trazado, si bien se perciben ciertos lastres inevitables, como por ejemplo una comprensible disminución en la capacidad de sorprender a los espectadores que ya vieron en 2009 la cinta sueca basada en el mismo libro de Stieg Larsson. Por el contrario, otros -como el excesivo metraje- los considero perfectamente evitables. No obstante, se trata de un meritorio thriller que podrá ser invocado como esa excepción que confirma la regla de que las segundas versiones no suelen dar la talla respecto a las primeras.
A la espera de lo que ocurra el próximo 24 de enero, cuando se hagan públicas las nominaciones a los Oscar de Hollywood, este film cuenta con grandes posibilidades de optar a varias estatuillas, alguna de ellas para el propio David Fincher. De hecho, ya figura como candidato en su categoría a los premios que otorga el gremio de realizadores norteamericanos. La actriz Rooney Mara también ha estado nominada al Globo de Oro por este papel, aunque finalmente el galardón ha recaído en su compañera de profesión Meryl Streep, que borda su recreación de Margaret Thatcher en La dama de hierro.
El próximo proyecto del genial cineasta es, precisamente, otra versión, en este caso la de Veinte mil leguas de viaje submarino, basada en el clásico de Julio Verne. Confío en que esta reincidencia en filmar lo ya filmado no se convierta en una constante a partir de ahora porque, por mucho que la adaptación de Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres haya sido un éxito, ésta no tendría que convertirse en una línea a seguir en el futuro.
2 comentarios:
Esta muy bien el blog, no lo conocía hasta ahora, me pasaré más a menudo a leerlo. Aprovecho para felicitarte el 2012, un saludo!!
Muchas gracias David. Eres muy amable. Para mi será un placer que sigas visitando mi blog. Un saludo y feliz 2012 para ti también.
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