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viernes, 6 de junio de 2025

LA TRAMA FENICIA (The Phoenician Scheme)



El cineasta Wes Anderson resulta muy reconocible por su obra, pues posee un estilo muy singular y diferenciado de sus colegas. El uso (y, en ocasiones, el abuso) de las tonalidades pastel y la marcada tendencia a la recreación del absurdo como forma de narración son sólo dos de sus principales características. Siempre me han merecido un gran respeto los directores de cine con un sello que les define y que mantienen con firmeza, al margen de si agradan o no a la industria o a un mayor número de espectadores. Anderson integra ese grupo, si bien sus películas no conectan con mis gustos. Aun así, reconozco su integridad como artista, por más que no me motiva lo que cuenta ni cómo lo cuenta.  

Mencionaría “Academia Rushmore” como su largometraje más valorado por mí, al que añadiría “Moonrise Kingdom” y, ya dentro del género de animación, “Fantástico Sr. Fox”. En cualquier caso, los nombro sin demasiado entusiasmo, aunque percibo en ellos una superior corrección en la recreación de los personajes y en las tramas que sustentan el hilo argumental de dichos trabajos. Por supuesto, se trata únicamente de una cuestión de preferencias sobre mi modo de entender la narración cinematográfica. La rebuscada manera en la que el realizador tejano recrea (y, a mi juicio, exagera) la absurdez para alcanzar la comicidad no casa con mi sentido del humor, por lo que asumo sus proyecciones desde una indiferencia que me impide disfrutarlas.

No niego que, aisladamente, alguna de sus escenas me haga gracia y, durante un tiempo, ese uso artificial de los colores me llame la atención. Pero, analizando el conjunto, su parte ilógica e irracional termina por impregnarlo todo y me deja un regusto a propuesta descabellada que no me satisface.  

Frente a un relato tan poco habitual (las aventuras de un rico empresario y su hija monja), intentar acertar en el planteamiento de su sinopsis a través de algunos párrafos carece también de sentido. Baste decir que el tono irónico, más bien satírico, inunda la totalidad de las imágenes, los diálogos y las actuaciones, llevándolos al borde del disparate. No descarto que en el fondo se hallen profundas moralejas, críticas sesudas y problemas de actualidad, pero yo dejé de buscar mensajes subliminales e intenciones ocultas a la media hora, cuando el cúmulo de situaciones surrealistas y exageraciones teatrales ya me habían saturado. Sea como fuere, no dudo de que Anderson disponga de numerosos admiradores que se deleitarán con su fabulaciones y excentricidades.

El equipo artístico puede distribuirse en dos grupos. Por un lado, quienes interpretan a los personajes principales. Por otro, quienes realizan pequeños cameos con el fin de engatusar el público, habida cuenta de que las celebridades abundan. Encabeza el reparto Benicio del Toro, Oscar por su labor en “Traffic”, de Steven Soderbergh y con icónicas actuaciones en títulos como “Sicario”, “21 gramos” o “Sospechosos habituales”. Le acompañan Mia Threapleton (“Un pequeño caos”), Michael Cera (“Juno”), Willem Dafoe (cuya extensa filmografía no procede resumirse en pocas líneas), F. Murray Abraham (estatuilla dorada por “Amadeus”), Tom Hanks (premiado doblemente por la Academia de Hollywood merced a sus papeles en “Forrest Gump” y “Philadelphia”), Jeffrey Wright (“American Fiction”), Scarlett Johansson (“Lost in Traslation”), Bill Murray (habitual de este cineasta) y Benedict Cumberbatch (“Descifrando enigma”, “Doctor Strange”).





viernes, 29 de junio de 2018

SICARIO: EL DÍA DEL SOLDADO (Sicario: Day of the Soldado)

“Sicario”, estrenada en 2015, es una gran película. Más allá de sus reconocimientos en premios y festivales (entre ellos, tres nominaciones a los Oscar y otros tres a los BAFTA británicos) se trata de una propuesta sólida, contundente, con una carga visual, una intensidad narrativa y una corrección interpretativa muy destacadas. Con el solvente cineasta Denis Villeneuve en la dirección, se convirtió en una de las propuestas revelación de aquel año y, sin duda, en el film de acción de la temporada. La llegada a las carteleras su segunda parte, “Sicario: El día del soldado” y el elevado listón de su predecesora, unido a algunas bajas importantes dentro el equipo, auguraba cierto declive que, finalmente, no ha resultado en exceso pronunciado, puesto que mantiene gran parte de los méritos de aquella otra cinta estrenada hace tres años. Ahora bien, todo lo destacado de “Sicario: El día del soldado” ha sido heredado de “Sicario” o es, directamente, una copia. Se aprovecha del buen sabor de boca que dejó la anterior entrega y que todavía perdura, de modo que muchos espectadores ya entran en la sala de proyección con una adecuada predisposición. Incluso algunos de sus planos son una reiteración otros vistos ya en su momento, tanto en lo que se refiere a la estética como al ritmo y el encuadre. No tengo muy claro si considerar esta estrategia como un acierto o un error, pero lo cierto es que, gracias a ella, esta nueva propuesta funciona. Es más, cuando se da una vuelta de tuerca es cuando resulta más patente que se trata de una obra a la sombra de otra superior. Es más violenta e incluso más oscura, pero no por ello mejora el trabajo de Villeneuve. 
El italiano Stefano Sollima, responsable de series televisivas tan contundentes como “Gomorra” o “Roma criminal”, corre a cargo de la dirección. Es evidente que conoce las técnicas del thriller y la acción, por lo que el resultado no desentonará ni tampoco decepcionará a los fieles aficionados al género. No obstante, yo sigo prefiriendo el título de 2015. 
El agente de la CIA Matt Graver vuelve a aliarse con Alejandro, un hombre al margen de convencionalismos y que no teme luchar contra los criminales más terribles utilizando las técnicas más efectivas. Eso es justamente lo que necesitan cuando los dos se encuentran luchando contra los cárteles de la droga en la frontera entre México y Estados Unidos y se percatan de peligrosas alianzas entre narcos y terroristas, lo que hará todavía más cruenta y devastadora la pugna entre ambos bandos. 
En esta ocasión se echan de menos el acertado sentido artístico de Villeneuve y el personaje que, interpretado por Emily Blunt, aportaba equilibrio en semejante cóctel de delincuencia extrema. Pese a todo, conserva un grado suficiente de entretenimiento para enganchar, aunque considero que su afán por magnificar la violencia para hacer evolucionar la historia le termina perjudicando, aunque nunca cae en el absurdo ni en la desproporción desmesurada. 
Los actores Josh Brolin y Benicio del Toro llevan sobre sus espaldas el peso del largometraje. El primero mantiene la talla de sus anteriores actuaciones. Sus papeles en “Gangster Squad. Brigada de élite”, “American Gangster” o “No es país para viejos” constituyen bagaje de sobra para construir un sólido perfil. Lo de Benicio del Toro, sin embargo, es punto y aparte. Su habilidad para lanzar esa mirada de loco peligroso al mismo tiempo que una media sonrisa de pícaro irónico desconcierta e hipnotiza al espectador más versado en villanos y héroes. Su Oscar por “Traffic” y sus participaciones en cintas como “21 gramos”, “Sospechosos habituales” y la propia “Sicario” le hacen merecedor de subir al podio de los actores más sugestivos, como hiciera John Malkovich en sus mejores tiempos. Les acompañan en el reparto Catherine Keener (“La intérprete”, “Déjame salir”) y Matthew Modine (“Vidas cruzadas”, “La chaqueta metálica”).

Trailer en castellano


Trailer en versión original


Datos del film

Título original: Sicario: Day of the Soldado
Año: 2018
Duración: 122 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Stefano Sollima
Guion: Taylor Sheridan
Música: Hildur Guðnadóttir
Fotografía: Dariusz Wolski
Reparto: Benicio del Toro, Josh Brolin, Matthew Modine, Catherine Keener