viernes, 3 de marzo de 2023

HILMA



El director sueco Lasse Hallström, aunque presenta una trayectoria un tanto irregular, resulta efectivo y posee notables dosis de sensibilidad y capacidad para filmar hermosas películas. Nominado al Oscar en tres ocasiones, comenzó su andadura profesional rodando los videoclips del grupo musical Abba, para dar posteriormente el salto al panorama cinematográfico internacional con “Mi vida como un perro”, cinta que obtuvo en 1988 el Globo de Oro al mejor film de habla no inglesa. Realizador de largometrajes  tan sobresalientes como “Las normas de la casa de la sidra” y de un puñado de títulos meritorios como “La pesca del salmón en Yemen”, sus trabajos se caracterizan por basarse en historias sentimentales y agradables, entre ellas “Siempre a tu lado (Hachiko)” o “Un viaje de diez metros”. Cuenta con un don para abordar los dramas del modo más adorable posible y de dulcificar la percepción del espectador gracias a amables presentaciones artísticas, por mucho que los temas que trate no dejen de ser serios y espinosos.

Ahora se acaba de estrenar en España a través de la plataforma Filmin su último proyecto, “Hilma”, la biografía de Hilma af Klint, una de las primeras pintoras que se atrevió a realizar arte abstracto y que se convirtió en una importantísima figura de la Historia de Suecia. A diferencia de la de numerosos artistas coetáneos, su producción artística fue incomprendida y olvidada hasta mucho después de su muerte. Falleció en 1944, disponiendo en su testamento que sus cuadros no se expusieran en público hasta veinte años después, convencida de que hasta entonces no se podrían valorar y ni comprender.

Siempre quedará la duda de si esta visión endulzada de Hallström supone un fiel reflejo de tales acontecimientos. Quizá no, pero la narración funciona y agrada, si bien no alcanza los mejores niveles ya demostrados por él. Propuesta afable, aunque algo plana, se ve con complacencia siempre que no se esperen excesivas originalidades ni visiones extremas. Unos tonos pastel, una bella música y una recreación elegante sirven para acomodarse y soportar con facilidad un duro relato que tal vez pudiera haberse elevado a un tono más cruento y realista pero que, entonces, no llevaría el sello de un cineasta que siempre mima al espectador y lo arropa con esmero, convirtiendo en una grata experiencia lo que, en manos de otros, hubiera derivado en una crítica ácida y dolorosa.

Aun así, el tema central se expone con claridad y no es otro que las dificultades para que, por aquel entonces, una mujer pudiera desarrollarse de manera libre y creativa, víctima de los sinsabores de la vida entre los límites de una sociedad puritana. Después de haber visto a estas alturas tantísimos filmes decepcionantes, me ha resultado una delicia asistir a una proyección de duración razonable (menos de dos horas), corte clásico y tratamiento delicado. En el fondo, soy consciente de lo engañoso de la oferta, dado que una artista inadaptada y rebelde no casa con esta mirada casi bucólica, pero en esta ocasión lo permito con gusto.

Dada la extensión temporal que refleja, ha habido que recurrir a dos actrices para encarnar a la protagonista: Tora Hallström (hija del director) en su juventud, y Lena Olin (su esposa) en su madurez. La primera ha intervenido también a las órdenes de su padre en “Un lugar donde refugiarse” y la citada “Siempre a tu lado (Hachiko)”. La segunda, con una filmografía más completa, ha interpretado papeles en “Enemigos, A Love Story” (por la que fue candidata a la estatuilla dorada de Holywood), “Habana”, “Fanny y Alexander”, “La insoportable levedad del ser”, “Chocolat” o “El lector”, entre otras. Ambas llevan a cabo su labor con solvencia.

A cargo de papeles secundarios figuran Lily Cole (“Blancanieves y la leyenda del cazador”) y Jens Hultén (“Misión imposible: Nación secreta”, “Skyfall”).



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