Clint Eastwood, con ochenta años cumplidos, más de cincuenta interpretando y cuarenta dirigiendo, no solo es uno de los referentes del cine norteamericano actual sino, además, uno de los realizadores que, conforme avanza en edad, mejora notablemente en su calidad como cineasta. Sin duda, firma sus mejores trabajos a partir de las década de los noventa, por aquel entonces ya con muchas películas a sus espaldas. Con cuatro Oscar obtenidos de entre un total de diez nominaciones, es actualmente uno de los directores más respetados y sobresalientes de la industria de Hollywood. Pese a tener fama ganada en su primera etapa como actor de ser un especialista en el cine de acción y en la caracterización de personajes rudos, lo cierto es que ha destacado verdaderamente gracias a otras interpretaciones, de una sensibilidad y dramatismo difíciles de igualar. Sin perdón, Million Dollar Baby, Mystyic River, Los puentes de Madison o Más allá de la vida son algunas muestras de su capacidad para transmitir al espectador experiencias originales, profundas y narradas con gran habilidad.
J. Edgar no está a la altura de sus títulos más destacados pero posee suficientes argumentos para pasar por taquilla y acudir a las salas de proyección. Se trata de una cinta bien realizada, bien ambientada y muy bien interpretada. Sin embargo, no logra mantener el mismo nivel de intriga e intensidad en todas las partes de un metraje quizás excesivo y lo más probable es que, quienes no sean aficionados a las tramas histórico-políticas, no consigan digerir este biopic del primer responsable máximo del F.B.I. No obstante, hay que concluir que sus méritos son muy superiores a sus posibles defectos. Estamos ante una historia interesante, sobre todo para los amantes del análisis de la idiosincrasia de la cultura política y de los personajes que han influido en ella.
Sorprende que no haya recibido ninguna nominación a los premios de la Academia de Hollywood anunciados hace apenas una semana. Existen varias categorías en las que su presencia no hubiera sido una sorpresa y, en mi opinión, hay una en concreto –mejor actor principal- donde su ausencia sí supone, no ya una sorpresa, sino incluso una injusticia. Leonardo Dicaprio está excepcional dando vida a John Edgar Hoover, demostrando nuevamente que aborda a la perfección la recreación de personajes reales. En El aviador encarnó al mítico Howard Hughes. Destacó igualmente en Atrápame si puedes en la piel de otra persona que existió en la vida real – Frank Abagnale Jr.- y se ha anunciado que será Frank Sinatra en el proyecto que sobre el popular artista prepara el incansable Martin Scorsese. De seguir en esta línea, Dicaprio deberá desprenderse de su eterna etiqueta de actor joven y guapo para ser recordado como un gran profesional de la interpretación. Junto al californiano, completan el reparto la actriz Naomi Watts, a quien hemos visto en El velo pintado, Promesas del este o King Kong (en la versión de su compatriota, el australiano Peter Jackson), y la veterana Judi Dench, próximamente en cartel con otro de los largometrajes de esta temporada, Mi semana con Marylin, sobre la célebre actriz de Con faldas y a lo loco y que se estrenará el próximo 24 de febrero.
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