Si bien la llegada de secuelas cinematográficas a la gran pantalla era una circunstancia que venía siendo habitual desde hacía muchos años, en este concreto 2011 estamos asistiendo, no ya a un predominio generalizado de este tipo de estrenos sino, en realidad, a un casi monopolio de partes sucesivas en las carteleras. Yo, a título particular, vinculo esta realidad a tres aspectos fundamentales: la falta de originalidad de ideas por parte de los creadores, el predominio en la industria de su vertiente mercantilista sobre la artística y, por último, la manifiesta carencia de capacidad de los productores para arriesgar, lo que les aboca a repetir fórmulas que han funcionado muy bien en taquilla. No obstante, este análisis debe ser matizado cuando se trata de adaptaciones literarias, donde es obvio que no se puede hablar de ausencia de imaginación en los guionistas. Pero, por contra, asistimos a otro fenómeno no menos pintoresco caracterizado por subdividir cada nueva entrega en diversos largometrajes. No solo es el caso de la última aventura de Harry Potter, cuyo séptimo título se ha convertido además en octavo, sino que se repetirá con el próximo estreno de la saga Crepúsculo -en concreto el correspondiente a la novela “Amanecer”- que se traducirá en imágenes por medio de dos cintas que llegarán a las salas de proyección durante el presente y el próximo año.
Dicho esto, y pese a lo criticable que me resulta esta invasión generalizada de secuelas fruto de la resistencia a renunciar a un éxito asegurado, es cierto que, por lo que se refiere a la saga del joven mago, es justo destacar la enorme calidad de una producción en la que, tanto la dirección artística como la banda sonora y los efectos visuales y sonoros brillan de un modo más que evidente. Desde su debut hace una década con un film claramente infantil hasta el punto y final con este último proyecto más juvenil y evolucionado que bordea incluso el género de terror, las ocho entregas han mantenido un nivel alto que, además de arrasar en venta de entradas, les ha hecho merecedoras del beneplácito de la crítica. Por esa razón encabezan el grupo de cintas más taquilleras de todos los tiempos.
Termina por fin la lucha entablada entre Potter y Lord Voldemort y lo hace con el protagonismo de los mismos jóvenes actores que han saltado a la fama gracias a estos papeles y los veteranos y prestigiosos intérpretes que les acompañan, desde Ralph Fiennes a Alan Rickman, pasando por Gary Oldman o Emma Thompson, entre otros muchos. Aunque sea de obligada visión para sus incondicionales, ha llegado la hora de que el séptimo arte descanse de un personaje cuyos títulos a buen seguro merecerá la pena que vuelvan a ser vistos en el futuro.
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