La
lista de intérpretes que han dado el salto a la dirección cinematográfica es
muy larga y dicho tránsito se produce cada vez con mayor frecuencia. Incluso en
no pocos casos se compatibilizan ambas facetas. El joven Jesse Eisenberg debutó
delante de las cámaras en 2002, con apenas dieciocho años, en la cinta “The Emperor's Club”, que protagonizaba Kevin
Kline y que pretendía, aunque sin éxito, seguir la estela de “El club de los
poetas muertos”. Ha trabajado a las órdenes de Noah Baumbach en “Una historia
de Brooklyn” y se ha situado en dos ocasiones bajo la batuta de Woody Allen (“A
Roma con amor” y “Café Society”), logrando una nominación al Oscar al mejor
actor principal por su actuación en el film de David Fincher “La red social”.
Ha intervenido en comedias alocadas (“Bienvenidos a Zombieland”) y también se
ha introducido en el arriesgado mundo de las superproducciones de superhéroes,
interpretando al villano Lex Luthor. Se trata de un notable profesional que en
2022 debutó como realizador de “Cuando termines de salvar el mundo”, con Julianne
Moore al frente del reparto. Aquella propuesta no alcanzó relevancia y ahora
presenta su segundo trabajo, con el que da un notable salto de calidad como
cineasta y como guionista. Junto a su amiga Emma Stone produce “A Real Pain”
(sin traducción al castellano), drama familiar con tintes cómicos y con un halo
de “road movie”, con el que logra entretener y, en ocasiones, sorprender, encandilando
merced a su sencillez y nobleza.
Dos
primos judíos estadounidenses emprenden viaje a Polonia para visitar la casa de
su difunta abuela. Sus diferencias en cuanto a condición y carácter generan
roces entre ellos, de modo que en sus experiencias vitales se van sucediendo
situaciones incómodas, llegando a visitar un campo de concentración como una
atracción más dentro de un tour turístico. El recorrido por las diversas localizaciones
discurre en paralelo a la propia odisea personal de ambos quienes, más allá de
una extraña mezcla de sensaciones de amor y odio, finalmente comprenden que uno
es parte del otro.
El
largometraje se estrenó en 2024 en el Festival de Cine de Sundance, triunfando
en la categoría de guion. A partir de ahí, los premios y reconocimientos se han
ido acumulando. Tanto la National Board of Review como el American Film
Institute lo han incluido entre los diez mejores títulos de la temporada.
Asimismo, optó a cuatro Globos de Oro, dos de ellos para el propio Jesse
Eisenberg, quien finalmente se alzó con el galardón a mejor actor secundario.
Esa
aparente simplicidad esconde un gran enjundia, tanto en los diálogos como en
los personajes, cuyos destacadas intervenciones logran impulsar la historia. Su
breve metraje de apenas hora y media, unido a una trama sumamente creíble, dan
lugar al enganche del público. Ajena a pretensiones de apariencia, destila inteligencia
y creatividad en varias de sus partes, por lo que para mí ha supuesto una
agradable sorpresa.
Además
de Eisenberg (que actúa, dirige, escribe y produce), destaca Kieran Culkin,
conocido sobre todo por ser hermano de Macaulay Culkin, pero que ya brilla de
forma autónoma gracias a su reconocida labor en la serie televisiva “Succession”.
Suena con fuerza para los próximos Oscar, gracias a este brillante papel de excéntrico
primo de espíritu libre que sirve de contrapeso a la otra figura familiar.
Definitivamente, aquel niño huérfano y enfermo que emocionaba en “Las normas de
la casa de la sidra” se ha convertido en un intérprete valiente.
Les
acompañan Jennifer Grey (célebre por “Dirty Dancing”), Daniel Oreskes (“El
secreto de Thomas Crown”) y Liza Sadovy (“Disobedience”).
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