Que la comedia norteamericana no pasa por un buen momento es una realidad innegable. Basta repasar los largometrajes de los últimos años nominados al Globo de Oro a la mejor comedia para percatarse de que algunos terminan por alzarse con la nominación debido a la necesidad de seleccionar a toda costa cinco títulos para completar la plancha. En general, las propuestas cinematográficas financiadas por los grandes estudios resultan superfluas y repetitivas y sus guiones carecen de originalidad e inteligencia. Sin embargo, eventualmente se encuentran pequeños oasis en este tremendo desierto. Sin alcanzar la cota de genialidad de Jason Reitman o de Alexander Payne (las verdaderas esperanzas de la comedia norteamericana moderna), la pareja formada por los directores Glenn Ficarra y John Requa tiende a desmarcarse de la mediocridad que reina en el género. Y no es que sus cintas sean especialmente notables pero, al menos, su tipo de comicidad reviste una mayor calidad. Ya se sabe que, en el país de los ciegos, el tuerto es rey.
En 2009 se estrenaron como realizadores con el film Phillip Morris ¡Te quiero!, de cuyo guión también eran responsables. Se trató de un proyecto llamativo y poco convencional que les sirvió para hacerse un hueco en la industria del séptimo arte. Dos años después presentan Crazy, Stupid Love, destacado éxito de taquilla que lleva recaudados por el momento más de ciento veinte millones de dólares en todo el mundo. Aunque recurren a fórmulas muy utilizadas y exprimen recursos bastante esquilmados, logran sobresalir de la calidad media a la que nos tienen acostumbrados otras comedias. La película cuenta con dos puntos fuertes, que son un guión ágil, a ratos divertido y con chispazos de creatividad y un reparto integrado por actores populares que desempeñan su labor con soltura. Por ello, esta historia de un hombre maduro que, después de divorciarse, se alía con un guaperas que le instruya en materia de trucos para ligar, aunque algo trillada, consigue entretener a los espectadores, sobre todo en la primera parte del metraje. Desgraciadamente, el interés se va diluyendo conforme avanza la proyección y termina pareciéndose demasiado a las comedias más habituales.
Los protagonistas principales son Steve Carell y Ryan Gosling que, aunque no son santos de mi devoción, reconozco que abordan sus papeles con corrección. Julianne Moore (Las horas, Lejos del cielo), Emma Stone (ahora en pantalla con Con derecho a roce y en breves fechas con Criadas y señoras), Marisa Tomei (El luchador, En la habitación) y Kevin Bacon (Algunos hombre buenos, Mystic River) completan el elenco dando vida a otros personajes más secundarios.
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