viernes, 21 de octubre de 2011

CONTAGIO (Contagion)



Dentro de la industria del séptimo arte, el cineasta norteamericano Steven Soderbergh puede ser considerado un auténtico todoterreno. Realiza, produce, escribe e, incluso en ocasiones, y bajo el seudónimo de Peter Andrews, se atreve como director de fotografía. Referente indiscutible del denominado cine independiente, participa asimismo en destacados proyectos financiados por las grandes productoras hollywoodienses y aúna reconocimientos y galardones tanto por filmes más minoritarios como por sus largometrajes plagados de estrellas que se traducen en enormes éxitos de taquilla. Es tan capaz de rodar una cinta de claros tintes reivindicativos y políticos como otra de puro y simple entretenimiento. En su filmografía coexisten obras maestras como Traffic (ganadora de cuatro Oscar, incluido uno para el propio Soderbergh como mejor director), títulos muy notables como Sexo, mentiras y cintas de video (por la que logró otra nominación a los premios de la Academia de Hollywood y varios reconocimientos en el festival de Cannes) e interesantes producciones como Solaris o Un romance muy peligroso. Y aunque es igualmente responsable de otros proyectos inferiores cualitativamente hablando, ello no empaña su actitud de riesgo y sus patentes intentos de originalidad cuando se enfrenta a nuevas propuestas.
En esta ocasión, y valiéndose de una estética próxima al documental, nos presenta una historia agobiante que recrea la situación de caos que se genera por la propagación de un virus mortal que afecta a la población mundial. Prescindiendo de las reglas narrativas tradicionales propias de la ficción, desarrolla la trama como si de un programa de investigación se tratase. Es un modo de rodar que ya utilizó en Traffic, basado en constantes cambios en el color de las imágenes en función de los ambientes que se pretende recrear, pero que aquí lleva al extremo. Su realismo incontestable recuerda a otros ejemplos similares como United 93 de Paul Greengrass y, por ello, quizá no guste a quienes busquen un mero espectáculo o una muestra de evasión puramente comercial. En Contagio no prima la acción, ni la espectacularidad, ni los efectos especiales. Sin embargo, los sibaritas de la tensión vivida en las salas de proyección hallarán un compendio de calidad y de originalidad. Soderbergh sitúa al espectador frente a una situación caótica en la que los seres humanos, sobrepasados por los acontecimientos, regresan a su visión más primitiva e individualista de la vida. En definitiva, le muestra lo ridícula y endeble que es la sensación de seguridad, comodidad y orden que impregna nuestra sociedad. En ese sentido, se aleja del tradicional “cine de catástrofes” rodado hasta la fecha, puesto que no ofrece el entretenimiento propio de este subgénero. Simplemente, disfruta mostrando al público la escasa distancia que le separa del abismo.
El equipo artístico está formado por intérpretes de primerísima fila que van desde Matt Damon a Marion Cotillard, pasando por Gwyneth Paltrow y Kate Winslet, entre otros. Todos ellos han ganado algún Oscar y están desarrollando en los últimos tiempos unas carreras profesionales auténticamente de lujo.

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