Hace ya
varios años escribí, al comentar alguna de las anteriores películas de Spiderman, que Stan Lee es al cómic lo
que William Shakespeare a la literatura: un creador de historias cuyos
personajes, situaciones y tramas trascienden por su universalidad a épocas y a
modas. Ahora, tras ver la segunda parte de “The Amazing Spiderman” me reafirmo
en esa tesis. El “hombre araña” es, sin duda, su obra más completa y lograda y
sólo un análisis sesgado y erróneo la calificaría de mero producto infantil. Es
verdad que sus ilustraciones cumplen con las reglas de la ciencia ficción y
están destinadas mayoritariamente a un público compuesto por niños y jóvenes
pero, en el fondo, los asuntos sobre los que profundiza su autor son más
propios de un drama teatral desgarrador: el concepto de responsabilidad, la
búsqueda de la identidad, el bien, el mal, el destino, la soledad y el amor (o,
más bien, las dificultades del amor). También otros personajes de cómic hacen
mención a estas cuestiones vitales pero la importancia que Lee les otorga y la
intensidad con que las aborda no resisten la comparación. Entre las viñetas y
los diálogos, y entre bromas y golpes, se
esconde todo un tratado de ética y, hasta me atrevería a decir, de filosofía.
De modo que, como ocurre con el magistral escritor británico del siglo XVI, es
adaptado una y otra vez en los medios más diversos (televisivo, teatral o
cinematográfico) y por artistas muy diferentes, a quienes ha atraído
sobremanera. Personalmente, la historia de
Peter Parker me sugestionó desde muy niño y aún a día de hoy, si me topo por
casualidad con sus recreaciones, me sigo quedando prendado de ellas, aunque las
haya visto en infinidad de ocasiones.
Lo que hace verdaderamente diferente
a Spiderman de Batman o de Superman (por citar a dos de los héroes más populares)
es que su vertiente humana posee un protagonismo similar a su “alter ego”
enmascarado y, sobre todo, que presenta un cúmulo de matices, dramas interiores
y laberintos emocionales que lo convierten en un lujo, circunstancia que no se produce
ni con Bruce Wayne ni con Clark Kent, claramente secundarios y mucho más planos
frente a su versión heroica (si bien el realizador Christopher Nolan haya
corregido dicho aspecto en su magnífica trilogía del “hombre murciélago”).
“The Amazing Spiderman 2” gustará a
los amantes del famoso personaje y a los espectadores de las anteriores
producciones de la Columbia Pictures. Ágil, divertida y emotiva, cabe mencionar
como dato negativo que los villanos no están en esta ocasión a la altura del
protagonista, ofreciendo un perfil demasiado caricaturizado. Asimismo, en
algunas de las luchas se abusa de
los efectos especiales y de una coreografía abrumadora en exceso. Al margen de
esa salvedad, los incondicionales del cómic tan sólo tienen que sentarse y
disfrutar.
Marc Webb
dirige también esta segunda parte. Debutó detrás de la cámara con una de las
mejores comedias románticas de los últimos años -la muy recomendable 500 días juntos-, cuyo género se aleja notablemente
del que ahora nos ocupa. Sin embargo, ese salto no se ha notado en lo más
mínimo, lo cual demuestra la versatilidad y la eficacia de un director al que
conviene seguir la pista en el futuro.
El actor Andrew Garfield asume de nuevo el papel central, tras haber
destacado en otros filmes muy relevantes como La red social, Nunca me abandones y Leones por corderos. Como ocurre con Webb, vale la pena grabar su
nombre en la memoria porque, a buen seguro, nos seguirá deleitando con
posteriores interpretaciones.
Trailer en castellano
Trailer en versión original
Datos del film
Película: The amazing Spider-Man 2: El poder de Electro.Trailer en castellano
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Datos del film
Dirección: Marc Webb.
País: USA. Año: 2014. Duración: 142 min. Género: Acción, fantástico.
Interpretación: Andrew Garfield (Peter Parker / Spider-Man), Emma Stone (Gwen Stacy), Jamie Foxx (Max Dillon / Electro), Dane DeHaan (Harry Osborn / Duende Verde), Paul Giamatti (Aleksei Sytsevich / Rhino), Chris Cooper (Norman Osborn), Campbell Scott (Richard Parker), Embeth Davidtz (Mary Parker), Colm Feore (Donald Menken), Sally Field (tía May).
Guión: Alex Kurtzman, Roberto Orci y Jeff Pinkne; basado en los personajes creados por Steve Ditko y Stan Lee.
Producción: Avi Arad y Matt Tolmach.
Música: Hans Zimmer, Pharrell Williams y Johnny Marr.
Fotografía: Daniel Mindel.
Montaje: Pietro Scalia.
Diseño de producción: Mark Friedberg.
Vestuario: Deborah Lynn Scott.
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