El cine bíblico nunca me ha llamado la atención. El hecho de que “Jesucristo Superstar”, de Norman Jewison, sea mi largometraje favorito del género (gracias, sin duda, a la magnífica banda sonora del compositor Andrew Lloyd Webber) demuestra a las claras que no es un subgénero que despierte mi interés. De hecho, soy de los que defienden que “Los Diez Mandamientos” es un film mediocre y que Cecil B. DeMille quedó desautorizado como cineasta después de dirigirla. En mi opinión, cintas como “La túnica sagrada” o “La historia más grande jamás contada” representan una forma demasiado artificial de rodar películas, sustentada en interpretaciones muy teatralizadas, recreaciones acartonadas y narraciones poco convincentes. Por ello, comencé a ver “Noé” pleno de reparos, con la única esperanza de contar con el estimulante Darren Aronofsky detrás de la cámara.
Y es que, si algo caracteriza a este realizador, es su especialidad en rodar filmes intensos y extraños. Desde su debut con “Pi”, en alusión al símbolo matemático, ha rodado trabajos en los que plasma su particular universo, peculiar, agobiante y poblado por seres que transitan entre el tormento y la extravagancia. Títulos como “Réquiem por un sueño”, “El luchador” y “Cisne negro” (su mejor obra hasta la fecha) integran una filmografía que rebosa energía y brillantez. Pocos directores han rodado viajes interiores como él, desplegando tales dosis de intriga, pasión y locura. Sin embargo, no reconozco a Aronofsky en la mayor parte de las escenas de “Noé”. Me temo que, quizá desbordado por la envergadura de esta millonaria superproducción, ha tratado de recuperar la inversión valiéndose de una extraña mezcla de géneros (aventuras, místico, fantástico y familiar), lo que ha dado como desenlace un producto desnortado y mediatizado en exceso por su repercusión.
Destacan dos aspectos positivos. El primero es su impecable factura técnica. El segundo, un excelente reparto formado por grandes intérpretes, a cuya cabeza se sitúa un imponente Russell Crowe, figura clave de cada uno de sus fotogramas. La abrumadora presencia del actor neozelandés traspasa la pantalla. Desde sus sobresalientes actuaciones en “L.A. Confidential”, “El dilema” o “Gladiator”, Crowe ha ascendido a ese nivel superior en el que su mera participación en una secuencia la dota de mayor calidad. En “Noé”, pese a no dar vida a un personaje con tantas posibilidades para deslumbrar, consigue que de su porte y de la profundidad de su mirada brote toda la intensidad mística sobre la que el realizador pretende construir su historia.
En el apartado negativo, el eclecticismo de la narración termina por desorientar al espectador. Tan pronto ofrece una batalla que recuerda a “El señor de los anillos” como un plano conmovedor, más propio de un ingenuo cuento infantil. Parece como si quisiera rendir homenaje a diversas maneras de entender el Séptimo Arte, desde la grandilocuencia hueca de Jerry Bruckheimer al estilo poético y filosófico de Terrence Malick. Sin embargo, esa mezcolanza deriva en un resultado, cuando menos, confuso.
Participan asimismo en el elenco Jennifer Connelly, Emma Watson, Anthony Hopkins y Nick Nolte. Las estrellas de esta superproducción acumulan tres Oscar de Hollywood y diez nominaciones a la estatuilla dorada y desempeñan una labor correcta, aunque siempre a la sombra del eficaz e indiscutible Russell Crowe.
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Datos del film
Título original: Noah.
Dirección: Darren Aronofsky.
País: USA. Año: 2014. Género: Drama.
Interpretación: Russell Crowe (Noé), Jennifer Connelly (Naameh), Emma Watson (Ila), Logan Lerman (Ham), Anthony Hopkins (Matusalén), Ray Winstone (Tubal Caín).
Guion: Darren Aronofsky y Ari Handel.
Producción: Darren Aronofsky, Amon Milchan, Scott Franklin y Mary Parent.
Fotografía: Matthew Libatique.
Montaje: Andrew Weisblum.
Vestuario: Michael Wilkinson.
1 comentario:
A mi si me gusta mucho este tipo de pelis, lo que pasa es que llevo dos semanas con una tos que me impide ir al cine, me echarían, a ver si la veo en breve. Un beso!
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