viernes, 13 de septiembre de 2024

BITELCHÚS BITELCHÚS (Beetlejuice Beetlejuice)



Confieso que Tim Burton me cae simpático. Incluso le profeso un venerado respeto como artista, dado que en gran parte de su filmografía refleja un sello personal, original e inconfundible, a prueba de modas, estrategias publicitarias o imposiciones comerciales. No obstante, no se cuenta entre mis realizadores preferidos, si bien me gusta la icónica “Eduardo Manostijeras”, me atrae la rocambolesca “Big Fish”, reconozco su maestría en “Ed Wood” y, sobre todo, soy un rendido admirador de “Pesadilla antes de Navidad” (aunque actúe aquí como creador y productor, no como director). Sin embargo, demasiadas de sus propuestas me resultan excesivamente recargadas, desproporcionadas y con un estilo tan desenfadado que deriva en lo irracional y lo extravagante. Por ello, aunque me puede arrancar alguna risa, conmoverme en determinadas escenas o impactarme con alguna recreación visual, su forma de enfocar en conjunto la narración no acaba de encajar plenamente conmigo. Aun así, mantiene una legión de seguidores y un público fiel, por lo que su mérito como cineasta visionario queda fuera de duda.

Ya han transcurrido nada menos que treinta y seis años desde el estreno de “Bitelchús” (“Beetlejuice”), una locura inconexa que, pese a todo, logró un considerable éxito y un grupo de incondicionales adeptos a este peculiar universo que no atiende a ninguna regla convencional. Se trataba, en buena medida, de un disparate que llamó la atención y  hasta agradó a suficiente número de espectadores como para elevarlo a la categoría de película de culto. Yo asistí atónito y con incrédula expectación a su visionado  en 1988, pero nunca entendí el motivo de semejante generación de entusiastas. Pese a contar con un reparto llamativo (Michael Keaton, Alec Baldwin, Geena Davis o Winona Ryder, entre otros), a mi juicio no pasaba de suponer una propuesta disparatada, para lo bueno y para lo malo.

La pregunta es si ahora, en 2024, se tornaba necesaria una segunda parte y, en mi opinión, la respuesta es no. Lo que los incondicionales del cineasta pretenden encontrar en ella ya lo tienen a su disposición en la estrenada en la década de los ochenta. Más parece una huida hacia delante en busca de una antigua nostalgia. Con la intervención de varios intérpretes que participaron en la obra original, se percibe el deseo de querer vivir de las rentas obtenidas hace más de siete lustros. Sea como fuere, los muy devotos del realizador californiano comprobarán que continúa por la misma senda atolondrada y absurda que tantos aplausos le brinda.

A título personal, sigo percibiendo a Tim Burton como un creador irrepetible de personajes y situaciones incomprensibles, encandilándome con algunas, provocándome estupefacción con otras y preguntándome siempre si su mente de artista contiene algo de lógica. Quién sabe si tal vez sea yo quien manifieste cierta incapacidad para asumir esta clase de largometrajes.

Repiten en el elenco Michael Keaton, Winona Ryder y Catherine O'Hara. El primero, ya con setenta y tres años, recrea de nuevo con desparpajo a tan pintoresco ser. Habitual del cine de este director, ha destacado en “Spotlight”, “Birdman o (La inesperada virtud de la ignorancia)”, “Mis dobles, mi mujer y yo” o “Jackie Brown”. Winona Ryder inició una prometedora carrera profesional, llegando a filmar títulos como “La edad de la inocencia” o la versión de “Mujercitas”, de Gillian Armstrong, pero finalmente no evolucionó como prometía. O'Hara figuró en “The Paper (Detrás de la noticia)” y puso la voz a una de las animaciones de “Pesadilla antes de Navidad”.

Les acompañan Willem Dafoe, eterno y emblemático secundario norteamericano a cargo de una trayectoria realmente destacada (“Arde Mississippi”, “The Florida Project”, “El faro”), Monica Bellucci (“Malena”, “Matrix Reloaded”) y Jenna Ortega (“The Fallout”, “Scream VI”).



domingo, 8 de septiembre de 2024

PALMARÉS DEL FESTIVAL DE CINE DE VENECIA 2024


Sección Oficial

  • León de Oro a la mejor película: La habitación de al lado, de Pedro Almodóvar 
  • León de Plata Gran Premio del Jurado: Vermiglio, de Maura Delpero
  • León de Plata al mejor director: Brady Corbet por The Brutalist
  • Premio Especial del Jurado: April, de Dea Kulumbegashvili
  • Mejor guion: Murilo Hauser y Heitor Lorega por I’m Still Here, de Walter Salles
  • Copa Volpi a la mejor actriz: Nicole Kidman por Babygirl, de Halina Reijn
  • Copa Volpi al mejor actor: Vincent Lindon por The Quiet Son, de Delphine Coulin y Muriel Coulin
  • Premio Marcello Mastroianni al mejor actor joven: Paul Kircher por Leurs enfants après eux, de Ludovic Boukherma y Zoran Boukherma


Orizzonti

  • Premio Orizzonti a la mejor película: The New Year that Never Came, de Bogdan Mureșanu
  • Premio Orizzonti al mejor director: Sarah Friedland por Familiar Touch
  • Premio Especial del Jurado Orizzonti: When of These Days When Hemme Dies, de Murat Fıratoğlu [trailer]
  • Premio Orizzonti a la mejor actriz: Kathleen Chalfant por Familiar Touch, de Sarah Friedland
  • Premio Orizzonti al mejor actor: Francesco Gheghi por Familia, de Francesco Costabile 
  • Premio Orizzonti al mejor guion: Scandar Copti por Happy Holidays
  • Premio Orizzonti al mejor cortometraje: Who Loves the Sun, de Arshia Shakiba


León del Futuro – Premio “Luigi de Laurentiis” al mejor primer largometraje: Familiar Touch, de Sarah Friedland


Premio Orizzonti Extra del público Armani Beauty: Shahed (The Witness), de Nader Saeivar 


GdA Director’s Award: Manas de Marianna Brennand 


Premio del público: Taxi mon amour, de Ciro de Caro


Europa Cinemas Label: Alpha, de Jan-Willem van Ewijk


Premio SIAE por talento creativo: Alice Rohrwacher


Premio SIAE a la trayectoria: Federica Di Giacomo 


Semana Internacional de la Crítica

  • Gran Premio de la Semana Internacional de la Crítica: Don’t Cry, Butterfly, de Dương Diệu Linh 
  • Mención especial: No Sleep Till, de Alexandra Simpson
  • Premio Verona Film Club: Don’t Cry, Butterfly, de Dương Diệu Linh
  • Premio Mario Serandrei – Hotel Saturnia a mejor contribución técnica: Homegrown, de Michael Premo
  • Premio del público — The Film Club: Paul & Paulette Take a Bath, de Jethro Massey 
  • Premio Luciano Sovena a la mejor producción independiente: Anywhere Anytime, de Milad Tangshir [trailer]
  • Premio FEDIC al mejor cortometraje: Playing God, de Federico Burani 
  • Premio al mejor cortometraje: Things that My Best Friend Lost, de Marta Innocenti
  • Premio al mejor director de cortometraje: Francesco Manzato por Nero Argento 
  • Premio a la mejor contribución técnica: Marco Talarico por At Least I Will Be 8 294 400 Pixel

 

viernes, 6 de septiembre de 2024

EL CUERVO (The Crow)



Hay quien defiende que la visión de los temas, la percepción de los sentimientos, incluso la forma de pensar de las nuevas generaciones, determina que sea deseable revisar cada cierto plazo películas clásicas o antiguas, con el objetivo de adaptarlas a esa inevitable diferente apreciación de los seres humanos con el paso de las décadas. Si a ello se añade la posible mejora que, en algunos casos, pueda producirse gracias a los avances de la tecnología, numerosas voces argumentan esa necesidad de rodar a futuro versiones de títulos pasados. Mi visión resulta más crítica con estas prácticas cinematográficas. Sin negar que, excepcionalmente, existan poderosas razones para volver a filmar las mismas historias y recurrir a idénticos personajes, mayoritariamente esconden una importante falta de inventiva e imaginación, además del mero deseo de rentabilizar un producto insistiendo en la vía que otrora le condujo al éxito. La lista de segundas variantes que, no sólo no mejoraron, sino que manifiestamente empeoraron sus originales, deviene muy extensa. A modo de ejemplo, no creo que “Psicosis” o “Crimen perfecto” (ambas de 1998) aportaran ningún beneficio a los jóvenes de entonces respecto de las de 1960 y 1954, respectivamente.

Hace ya treinta años, en 1994, se estrenó “El cuervo”, film de culto para numerosos espectadores y maldito para otros, que alcanzó gran repercusión tanto dentro como fuera de la pantalla. Su protagonista, Brandon Lee, hijo del mítico maestro de artes marciales hongkonés Bruce Lee, murió tras ser tiroteado por accidente durante el rodaje. La cinta recaudó más de cincuenta millones de dólares en Estados Unidos y, con el transcurso del tiempo, fue ganando adeptos hasta convertirse en una suerte de muestra icónica y sombría. Ahora llega a las salas de proyección otra adaptación que, a mi juicio, ofrece muy poco e, incluso, empaña y emborrona el recuerdo del largometraje al que supuestamente homenajea.

En absoluto perfecciona la obra de los noventa, ni tampoco se percibe reinvención o proposición que modernice el mensaje, salvo que el aumento exponencial de la violencia sea la forma en la que se pretenda adecuar la trama al público actual. De haberlo, cualquier novedoso logro técnico utilizado durante la filmación pasa desapercibido. En definitiva, el resultado termina siendo terrorífico, pero no porque genere el terror propio del género cinematográfico al que pertenece, sino porque sencillamente resulta insufrible, pasando a engrosar la lista de nuevas versiones innecesarias que naufragan al tratar de revitalizar clásicos que sí conectaron con la audiencia en su momento.

Obviamente, la trama apenas varía: la vida de una pareja transcurre plácidamente hasta que ambos son asesinados y él regresa de entre los muertos para cobrarse una sangrienta venganza.

El responsable de este sacrilegio es Rupert Sanders, director inglés que debutó en 2012 con “Blancanieves y la leyenda del cazador” (cuyo trío de estrellas, Kristen Stewart, Chris Hemsworth y Charlize Theron, obraba como reclamo) y que después logró cierta repercusión con “Ghost in the Shell” (2017), protagonizada por Scarlett Johansson. Sin duda, este reto le ha superado de un modo aplastante.

Integran el reparto Bill Skarsgård, hijo del célebre actor Stellan Skarsgård, vinculado a los largometrajes oscuros como “It”, “It: Capítulo 2” o “John Wick 4”. Le queda mucho camino por recorrer para alcanzar el nivel de su progenitor. Sobre todo, debería cambiar de proyectos y probar con temáticas diferentes y propuestas más arriesgadas. Le acompaña Danny Huston, habitual secundario en filmes tan conocidos como “El jardinero fiel”, “El aviador” o “X-Men orígenes: Lobezno”. Recientemente, le hemos visto en la apuesta de Kevin Costner “Horizon: An American Saga - Capítulo 1”. Junto a ellos intervienen la cantante que se hace denominar “FKA Twigs” y Josette Simon (“Wonder Woman”).