La
casualidad, el destino o la fatalidad, han hecho que coincida en la misma
semana el estreno del “trailer” de la nueva película de la saga “Los juegos del
hambre”, prevista para 2026, con el de “The Running Man”. Desconozco si
pretende ser una versión masculina del célebre serial protagonizado por Jennifer
Lawrence, pero me ha dado esa impresión. En realidad, la futura “The Hunger
Games: Sunrise on the Reaping” será una precuela, pues se desarrolla varias
décadas antes de los acontecimientos vividos por el personaje de Katniss
Everdeen. Ya sin Lawrence, Elle Fanning se baraja para recoger su testigo.
Comienzo así esta crítica porque, mientras veía “The Running Man” (a su vez,
remake de la cinta de 1987 del mismo título interpretada por Arnold
Schwarzenegger, pero que llegó a las salas de proyección españolas con la
traducción “Perseguido”), no podía evitar pensar que estaba influenciada por el
éxito cosechado con los cinco largometrajes de “Los juegos del hambre”. Y es
que la industria de Hollywood se mueve en un eterno bucle de remakes y reiteraciones
del que no demuestra voluntad alguna de salir.
Su
director, el británico Edgar Wright, responsable de filmes como “Scott Pilgrim
contra el mundo”, “Baby Driver” o “Última noche en el Soho”, ha querido rodar una
cinta crítica y reivindicativa y, al mismo tiempo, desenfadada y
entretenida. Consigue su objetivo a
medias, pero, en todo caso, se debe reconocer su habilidad para pulsar el ritmo
de la narración y ofrecer un espectáculo visual impactante. Tal vez resulte un
tanto vacío y de poca consistencia, pero esa aura de intrascendencia propicia
la sencilla digestión de su contenido. Sea como fuere, el hecho de que se
presente como una nueva versión de la obra de finales de los ochenta me provoca
cierta pereza a la hora de verla.
En un
futuro cercano, “The Running Man” se convertirá en el programa de mayor
audiencia de la televisión. Se trata de una competición mortal donde los
concursantes, conocidos como Runners, tendrán que sobrevivir treinta días
mientras son perseguidos por asesinos profesionales. Se retransmite para un
público sediento de sangre y, con cada jornada superada, la recompensa en
metálico se incrementa. Desesperado por salvar a su hija enferma, un pobre
obrero, convencido por el productor del espacio, participa en el juego como
último recurso. Contra todo pronóstico, su rebeldía y sus ansias de victoria le
convierten en el inesperado favorito de los aficionados y en una amenaza para
todo el sistema, de modo que, a medida que se disparan los índices de
audiencia, también lo hace el peligro.
Ciertamente,
el “Perseguido” de Arnold Schwarzenegger ha envejecido mal y, con el paso de
los años, su visionado desentona. En ese aspecto, el actual proyecto dispone de
mejor producción y realización, circunstancia lógica en atención a la evolución
de la técnica, los efectos especiales y el dinero invertido. A mi juicio, sin
embargo, Wright da un paso atrás en su carrera, siendo más original, arriesgado
y fresco en sus anteriores producciones. Aquí se subraya en exceso el mensaje,
y prevalece un toque exagerado y desproporcionado que me impide interactuar en
mayor medida con las imágenes.
“The
Running Man” se estrenó en la taquilla de los Estados Unidos con un segundo
puesto que supo a poco a sus productores. Con un presupuesto superior a los
cien millones de dólares, los apenas dieciséis que ingresó el fin de semana de
su estreno desinflaron las previsiones iniciales.
Encabeza
el reparto Glen Powell, que ha intervenido en muestras del género de acción
como “Top Gun: Maverick”, en comedias como “Cualquiera menos tú” o, de modo más
secundario, en dramas históricos como “La sociedad literaria y el pastel de
patata” o “Figuras ocultas”. No termina de obtener un papel a la altura de su
potencial, aunque tampoco está fuera de lugar.
Participan
otros rostros muy conocidos, como Josh Brolin (“No es país para viejos”,
“Sicario”), William H. Macy (“Fargo”, “Magnolia”, “Boogie Nights”), Michael
Cera (“Juno”, la ya citada “Scott Pilgrim contra el mundo”) y Emilia Jones
(vista en la sorprendentemente oscarizada “CODA: Los sonidos del silencio”).
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