viernes, 25 de octubre de 2024

LA HABITACIÓN DE AL LADO (The Room Next Door)



Pedro Almodóvar es un cineasta singular. Más allá de su éxito y de su reconocimiento, considero que su principal mérito estriba en haber creado un sello propio, una marca personal con la que impregna sus producciones y que demuestra su implicación y creatividad en todas y cada una de ellas. A partir de ahí podrá gustar más o menos, pero su estilo de narración cinematográfica, de escenificación e, incluso, de expresión de sus intérpretes, resulta muy suya, íntima e intransferible. A mi juicio, tales circunstancias constituyen un gran logro para un artista y conllevan una versatilidad que se refleja tanto en obras cercanas al drama como a la comedia, el género que le ha aupado a la fama. Personalmente, me siento más cercano al Almodóvar de “Hable con ella”, “Julieta” o “Dolor y gloria” que al de “Kika”, “Los amantes pasajeros” o “Entre tinieblas”, títulos que descubren sensibilidades bastante diferentes.

Ahora estrena su primer largometraje en lengua inglesa, en el que conserva buena parte de la esencia de su cine: los colores intensos que lo impregnan todo, los planos cercanos, los encuadres de cámara tan característicos y la utilización especial de la música como elemento para subrayar sus relatos. Nada de ello falta en “La habitación de al lado”, si bien, en mi opinión, ha perdido cierta fluidez narrativa. Existe una notable diferencia entre contar una historia de la que surgen una serie de mensajes y difundir una serie de mensajes recurriendo para ello a una historia. Procede distinguir entre trasladar un argumento y proclamar un discurso, entre transmitir una ficción y ofrecer una parábola. Se percibe artificialidad en algunos diálogos, lo que resta credibilidad a los personajes y a la trama. Este aspecto se evidencia en el metraje, donde se nota por parte del director un mayor deseo de divulgar su disertación que de construir una argumentación para los protagonistas, sin perjuicio de que pueda contener determinada moraleja o enseñanza. No critico en absoluto el ideario que se quiere hacer llegar al espectador, pero sí la manera de llevarlo a cabo, que se me antoja forzada y postiza.

En compensación, figuran otras secuencias especialmente logradas, con partes del guion más sentidas y sensibles, casi poéticas, que desentonan con aquellas más fingidas. Por lo tanto, resultado irregular, pese a que las actuaciones constituyen un contrapeso sumamente efectivo que eleva finalmente la cinta.

Dos mujeres mantuvieron una profunda amistad en su juventud y coincidieron trabajando en una revista, aunque con el tiempo el destino las distanció. Una acabó siendo novelista y la otra, reportera de guerra. Tras una larga etapa sin contactar, vuelven a coincidir con ocasión de una situación muy extrema, en la que ambas perciben de nuevo la conexión y dulzura que las une.

Julianne Moore y Tilda Swinton encabezan el reparto. La primera, Oscar a la mejor actriz por “Siempre Alice” y nominada en otras cuatro ocasiones por “Lejos del cielo”, “Las horas”, “El fin del romance” y “Boogie Nights”, siempre versátil y virtuosa, cuenta con una carrera profesional sinónimo de excelencia, que incluye otros destacados ejemplos como “Secretos de un escándalo”, “Los chicos están bien” o “Magnolia”. Ella, con diferencia, encarna lo mejor de la película. La segunda, estatuilla también a la mejor actriz secundaria por “Michael Clayton”, ha participado en “Tenemos que hablar de Kevin” o “El curioso caso de Benjamin Button”. La química que se establece con Moore ayuda al desarrollo del film.

A cargo de papeles secundarios, les acompañan John Turturro (“Quiz Show”, “Barton Fink”, “El gran Lebowski”), Alessandro Nivola (“La gran estafa americana”), Esther McGregor, hija de Ewan McGregor (“Babygirl”) y Juan Diego Botto (“Éxtasis”, “Martín Hache“).




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